La s¨²bita resurrecci¨®n de Vicente Huidobro
AItazor o El viaje en paraca¨ªdas es, seguramente, la obra cumbre de Vicente Huidobro. El poema, comenzado en franc¨¦s y finalizado en espa?ol, se public¨® en Madrid en 1931. La acogida cr¨ªtica, aunque buena, fue m¨ªnima, y el texto no se reedit¨® en vida de su autor. Durante muchos a?os el admirable libro permaneci¨® en el dominio algo enrarecido de los bibli¨®filos y los especialistas. Ahora no. En estos d¨ªas circulan nada menos que cuatro, ediciones: dos en espa?ol y dos en franc¨¦s. ?A qu¨¦ se debe, pues, la s¨²bita resurecci¨®n de Altazor?Un examen de las ediciones reci¨¦n impresas y de la nueva traducci¨®n al franc¨¦s (Ediciones Champ Libre, Par¨ªs, 1976), preparada por G¨¦rard de Cortanze, poeta transformacionalista, contribuye a aclarar el fen¨®meno. As¨ª lo ha visto Cortanze, quien en su propia poes¨ªa innovadora (Alt¨¦rations, 1973), experimenta con unas t¨¦cnicas que transforman por completo el tradicional discurso po¨¦tico. El poema, por su presentaci¨®n gr¨¢fica, se convierte en espect¨¢culo textual, una suerte de happening literario. El procedimiento es audaz y sencillo a la vez. Aprovech¨¢ndose de las t¨¦cnicas modernas de fotograbado utilizadas para la producci¨®n del libro moderno, dise?a todos los aspectos de la edici¨®n, para as¨ª crear una obra literaria singuIarmente contextualizada. Artista de la palabra en todo sentido, como lo fue Reverdy en su momento, Cortanze ha recreado Altazor, la obra m¨¢s ambiciosa de Huidobro, poema en cuyos siete cantos se presenta algo as¨ª como el reverso de la creaci¨®n del mundo, pasando del orden al caos en la busca de un nuevo lenguaje po¨¦tico. Habr¨¢ quienes reprochen al traductor las libertades que se ha tomado con el texto original, pero como ya dijo Huidobro: ?La poes¨ªa no est¨¢ obligada a ser lo que ciertos se?ores quieren que sea o creen que es, ni lo que ellos ven en ella.? Esta versi¨®n no es un simple traslado al franc¨¦s, sino una recreaci¨®n, una completa transformations -para usar el t¨¦rmino peculiar del poeta traductor-. De esta manera se le presenta al lector de 1976 el Altazor de 1931 totalmente remozado. La transformaci¨®n es impresionante. Ley¨¦ndola, uno llega a tener un aprecio mayor por la singular originalidad del texto de Huidobro. Dada la limitaci¨®n del espacio, solamente podemos reproducir un ejemplo abreviado del procedimiento de Cortanze. Donde Huidobro escribiera Estrella en la boca de diamantes motocicleta -expresi¨®n que habr¨ªa de traducirse literalmente como Etoile bouche de diamants motocyclette, -Cortanze, alterando la imagen y d¨¢ndole ahora sentido gr¨¢fico, la expresa as¨ª:Cada palabra de Altazor es considerada en contexto para as¨ª establecer un verdadero juego textual. Mejor que de este juego o sport, esta nueva versi¨®n completa de Altazor es una nueva lectura del poema. Lectura discutible a veces, pero siempre estimulante.
El libro proporciona todo el material necesario para la revalorizaci¨®n del per¨ªodo m¨¢s productivo de Huidobro. No s¨®lo Altazor, puesto al d¨ªa, sino tambi¨¦n p¨¢ginas tempranas en franc¨¦s del joven poeta creacionista, como los Manifestes de 1925, y muchos poemas gr¨¢ficos aparecidos en las revistas ef¨ªmeras de los movimientos cubista y dada¨ªsta. Reproducidos estos ¨²ltimos en facs¨ªmil. En otra secci¨®n, Traces, se reproducen documentos referentes a la presencia de Huidobro en la vanguardia parisiense. Son en su mayor parte escritos casi inencontrables, rescatados por Cortanze de las bibliotecas y archivos de Francia. Huidobro, que hab¨ªa obtenido sus primeros triunfos en Par¨ªs, vuelve de all¨ª ahora, actualizado.
El reanimado inter¨¦s por el poeta creacionista no s¨®lo en Francia, sino tambi¨¦n en Espa?a e Hispanoam¨¦rica, coincide con la revalorizaci¨®n actual de las vanguardias po¨¦ticas. Relacionado con este fen¨®meno, el despegue ¨²ltimo de AItazor, poema cargado de sentido, es tambi¨¦n el de su autor, el poeta chileno Vicente Huidobro, que tanto hizo para eliminar de la poes¨ªa moderna el lastre ret¨®rico de que no siempre supo descargarse su gran compatriota Pablo Neruda. Y ahora, ayudado por esta transformation's el resucitado Altazor alcanzar¨¢ sin duda nuevos n¨²cleos de lectores.
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