La familia del exiliado espa?ol Carmelo Soria pide una nueva autopsia
Considerable inquietud gener¨® entre los funcionarios que trabajan en los organismos internacionales con sede en la capital chilena la extra?a muerte de Carmelo Soria Espinosa, de cincuenta y cinco a?os, espa?ol nacionalizado chileno, jefe de publicaciones del Centro Latinoamericano de Demograf¨ªa (CELADE).Una lesi¨®n cervical y un traumatismo tor¨¢cico, seg¨²n la primera versi¨®n m¨¦dica, fueron las causas de la muerte de Soria, quien lleg¨® a Chile en 1947 en compa?¨ªa de su familia, afinc¨¢ndose como especialista en artes gr¨¢ficas y posteriormente trabaj¨® en una editorial, la Cruz del Sur, con su hermano Arturo.
Hombre de costumbres bastante r¨ªgidas, seg¨²n sus familiares, tard¨® en llegar a su hogar el mi¨¦rcoles, 14 pasado, lo que motiv¨® la inmediata preocupaci¨®n, m¨¢xime cuando desde CELADE sus compa?eros indicaron que Soria hab¨ªa dicho, al salir, que se iba de inmediato a su casa por cuanto se sent¨ªa mal. Un infructuoso peregrinaje por hospitales y comisar¨ªas policiales se prolong¨® hasta altas horas de ese d¨ªa. S¨®lo concluy¨® el jueves, cuando un ret¨¦n de carabineros inform¨® del hallazgo de un autom¨®viI con placa de Naciones Unidas en el interior del canal El Carmen, que bordea uno de los cerros capitalinos, en el sector poniente.
El Voslkwagen, propiedad de Soria, se hab¨ªa despe?ado unos 200 metros para caer en medio del canal, pero el cuerpo del funcionario internacional no estaba dentro. Un rastreo posterior permiti¨®, al d¨ªa siguiente, descubrir el cad¨¢ver a m¨¢s de 600 metros del veh¨ªculo.
La primera estimaci¨®n policial fue que Soria hab¨ªa muerto a ra¨ªz del accidente, pero el descubrimiento de que las puertas estaban totalmente cerradas introdujo el primer elemento de duda, que se acrecent¨® cuando el informe m¨¦dico indic¨® que Soria hab¨ªa muerto antes de caer al agua.
Laura Soria, una de las hijas del fallecido declar¨®: ?Todas las puertas del auto estaban cerradas y as¨ª permanecieron cuando cay¨® por el cerro. Por las ventanas, cuyos vidrios se quebraron, era imposible que saliera. De haber ca¨ªdo al barranco dentro del auto habr¨ªa quedado atrapado?.
Y a?adi¨®: ?Mi padre jam¨¢s visitaba el sector en que fue encontrado porque ten¨ªa alergia a todo lo verde. Era un hombre de vida austera, que iba solamente del trabajo al hogar?,
?Ten¨ªa permanentemente dolores de cabeza. Esto se recrudeci¨® durante un viaje a Espa?a en abril pasado?, cont¨®.
La ausencia de varios documentos personales, como su chequera, la billetera, el reloj y tambi¨¦n dinero, y el hallazgo de una bufanda ensangrentada a la vera del camino desde donde cay¨® el veh¨ªculo, aument¨® las dudas entre la familia y empez¨® a crecer la impresi¨®n de que se trataba de un asesinato.
Por ¨²ltimo, una serie de llamadas telef¨®nicas an¨®nimas, que hicieron recordar otras de meses atr¨¢s, vinieron a acrecentar tal sensaci¨®n y a introducir otro elemento: ?Eso les pasa por...? (improperios contra izquierdistas).
Soria, despu¨¦s de trabajar en la FAO durante alg¨²n tiempo, desempe?¨® tareas en una de las editoriales intervenidas por el Gobierno de Salvador Allende. Ese trabajo lo abandon¨® a principios de 1973, entonces a CELADE.
La familia ha estado intentando que se realice una segunda autopsia, esta vez con participaci¨®n de m¨¦dicos de las Naciones Unidas, a fin de especificar claramente la forma en que muri¨® Soria. Pero esto no lo hab¨ªan conseguido todav¨ªa.
El jueves pasado, la CEPAL (Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina), el m¨¢ximo organismo de las Naciones Unidas en Santiago, solicit¨® oflicialmente a la Canciller¨ªa chilena, la realizaci¨®n de una exhaustiva pesquisa en torno a la muerte de Soria.
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