Unificaci¨®n socialista e intelectuales socialistas
En la situaci¨®n predemocr¨¢tica, reformista o de graves contradicciones en la que se encuentra el postfranquismo, resulta fundamental que el socialismo espa?ol unifique sus fuerzas y no disperse su potencial revolucionario.No se tratar¨ªa de reducir a una absurda unidad -artificial o impuesta- la pluralidad de opciones pol¨ªticas que el socialismo como teor¨ªa y como praxis encierra. M¨¢s bien se tratar¨ªa de evitar esa proliferaci¨®n de partidos socialistas que ahora nos agobia y desconcierta. Y me refiero a partidos aut¨¦nticamente socialistas, no a partidos de un socialismo aguado o encubridor de opciones burguesas o liberales.
Y pide esto quien, no estando comprometido con ning¨²n partido, observa las incertidumbres que crea esa ca¨®tica variedad de partidos, programas y estrategias socialistas en sus ambientes universitarios, donde una importante cantidad de fuerzas intelectuales se pierden, no se aprovechan o no se comprometen por este motivo.
Ciertamente hay intelectuales universitarios comprometidos con partidos socialistas, a los que admiro porque llegaron -con penas y c¨¢rceles sobre sus espaldas- a encontrar su sitio para una eficaz acci¨®n pol¨ªtica. Pero no debe olvidarse que todav¨ªa existen muchos intelectuales universitarios (hablo as¨ª, pero creo que esta idea puede extenderse tambi¨¦n a los ¨¢mbitos profesionales de titulaci¨®n superior y media, como arquitectos, ingenieros, m¨¦dicos, abogados, etc.), que andan por ah¨ª sueltos, esperando ver claro d¨®nde aterrizar. Son gentes sanas, preparadas, convencidas del socialismo y de la democracia, que han verificado y probado a su modo ese talante y esas convicciones en la lucha universitaria. Habr¨ªa que reconocer, que son tal vez gentes excesivamente cr¨ªticas y autocr¨ªticas, a las que esa variedad de partidos, programas y estrategias les lleva a una actitud de recelos, esperas o indecisiones. Son socialistas independientes de importante preparaci¨®n te¨®rica, cient¨ªfica o t¨¦cnica, que no debieran olvidarse ni desaprovecharse.
Las cosas est¨¢n as¨ª y no est¨¢ el pa¨ªs para que se desaprovechen fuerzas pol¨ªticas de este tipo en favor de una sociedad socialista y democr¨¢tica, m¨¢s a¨²n cuando las fuerzas reaccionarias maniobran mejor y cierran filas en situaciones cr¨ªticas como la presente. Los que nos vemos como socialistas independientes en el ¨¢mbito universitario queremos claridad, unificaci¨®n y coordinaci¨®n de estructuras y de programas, porque sabemos tambi¨¦n que nuestra independencia de partido conduce a una lamentable ineficacia pol¨ªtica.
Ya s¨¦ que a este planteamiento podr¨ªa contestarse que la f¨®rmula ser¨ªa afiliarse y trabajar ya desde dentro de un partido y no dedicarse a sermonear a los partidos socialistas. Eso es, en parte, verdad y lo reconozco, pero esa es tambi¨¦n la cantinela y la autocr¨ªtica que todos los d¨ªas nos hacemos -creo- los socialistas independientes en nuestra soledad apartidista. Pero desde esa cantinela y desde esa autocr¨ªtica, que certifico que existe, hago esta llamada amistosa y bienintencionada a favor de una unificaci¨®n de partidos socialistas que evite la situaci¨®n poco ejemplar y menos atractiva que domina en estos momentos.
A paliar modestamente esta situaci¨®n en lo que se refiere al desaprovechamiento de ese potencial de intelectuales socialistas independientes tal vez ser¨ªa interesante e importante unificar a esos intelectuales del siguiente modo. Se tratar¨ªa de que los partidos socialistas, agrupados o independientemente, fomentaran o crearan en aquellas ciudades con mayor ¨ªndice de poblaci¨®n universitaria o de profesiones liberales unos grupos o centros de estudios socialistas que, sin adscripci¨®n formal de partido, pudieran ser cauce ordenado y efectivo de esos intelectuales al servicio del socialismo. El PSOE est¨¢ intentando algo en Granada en este sentido.
Estos centros o grupos podr¨ªan ser la instancia te¨®rica, cient¨ªfica o t¨¦cnica, a la que podr¨ªan acudir los partidos socialistas en demanda de estudios reposados y de especial alcance cient¨ªfico, t¨¦cnico o pol¨ªtico, que ellos no pueden hacer normalmente agobiados por diez mil cuestiones coyunturales o urgentes, que les resi an tiempo y serenidad para ofrecer alternativas, cr¨ªticas o programas del m¨¢s profundo rigor te¨®rico. Especialmente, estos centros o grupos podr¨ªan dedicarse al estudio de muchas cuestiones que las nuevas circunstancias hist¨®ricas van planteando al socialismo, que naci¨® en ¨¦poca ya lejana y distinta y que nunca pretendi¨® presentarse como sistema te¨®rico-pr¨¢ctico acabado y cerrado.
El socialisrno, pues, no puede perder su eficacia o parte de su eficacia desaprovechando importantes fuerzas poll¨ªticas a causa de un pluripartidismo desconcertante y esterilizador. Ciertamente que no tendr¨ªa sentide hablar a estas alturas de nuestra historia pol¨ªtica de un solo partido socialista. Pero s¨ª cabe que se reduzca al espectro de partidos, programas y estrategias socialistas. Y mientras se trabaja en esta unificaci¨®n, recoger del modo indicado ese potencial que son los intelectuales socialistas independientes.
Queden estas sugerencias como modesto consejo sin ¨¢nimo de cantar las cuarenta a quienes tienen mejores t¨ªtulos para hablar de lo que interesa al socialismo, porque tal vez el ¨²nico t¨ªtulo que tiene el que esto escribe es su convencimiento de que la historia pol¨ªtica de nuestro tiempo ha de escribirse en socialista, pero con un socialismo fuerte, unido y tambi¨¦n inteligente.
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