Homenaje al "vaudeville"
La comedia de Neil Simon The Sunshine Boys cuya versi¨®n cinematogr¨¢fica se nos ofrece ahora bajo el t¨ªtulo de La pareja chiflada fue estrenada con gran ¨¦xito en Broadway hace cuatro a?os. A pesar de tan excelente acogida, su paso al cine ha tardado tres a?os, quiz¨¢s porque su estructura teatral, demasiado evidente, dejaba poco margen para otro tipo de espect¨¢culo o por exigencias de distribuci¨®n a la hora del contrato. En realidad se trata de una situaci¨®n pr¨¢cticamente ¨²nica, mantenida desde principio a fin: la mutua aversi¨®n, m¨¢s aparente que real, entre dos viejos c¨®micos, el uno jubilado ya y el otro a punto de retirarse, a los que el azar y el af¨¢n de dar vida por ¨²ltima vez a uno de sus viejos ¨¦xitos memorables les lleva a formar pareja de nuevo para un programa de televisi¨®n. Los dos caracteres, a la vez enfrentados y afines, aparecen muy bien trazados gracias en gran parte a los dos actores que les sirven: Walter Matthau, h¨¢bilmente envejecido en el gesto, el adem¨¢n y con la ayuda de un h¨¢bil maquillaje capaz de echar a sus espaldas 20 a?os m¨¢s, y George Burn, gran actor del music hall que al cabo de nada menos que 30 a?os, reaparece d¨¢ndose vida a s¨ª mismo, en la opuesta mitad de la pareja.
La pareja chiflada
Basada en la comedia de Neil Simon.Gui¨®n del mismo autor. Producida por Ray Stark. Dirigida por Herbert Ross Int¨¦rpretes: Walter Matthau, George Burns, Richard Benjamin. Comedia. Estados Unidos, 1975. Local de estreno: Cine Amaya
Forma teatral
Neil Simon ha escrito el gui¨®n de su propia comedia sin apartarse apenas de su primitiva forma teatral, en el estilo de esas viejas adaptaciones que consiste en sacar, de cuando en cuando, a sus personajes a la calle, a los jardines, clubs o estudios de TV aprovechando la menor alusi¨®n que ofrezca el di¨¢logo. Herbert Ross lo ha realizado con el m¨ªnimo de inspiraci¨®n posible, pendiente sobre todo de no dejar escapar ni un gesto ni una frase, y as¨ª, chistes, frases y muletillas se suceden de modo interminable, hasta llegar a fatigar a ratos.Esta historia de dos artistas olvidados, el uno iracundo, inconformista; el otro calculador y puntilloso, acaba convirti¨¦ndose en homenaje a un g¨¦nero favorito del p¨²blico americano hace tiempo: el vaudeville, evocado con el distanciamiento que el estilo y la edad de sus protagonistas proporciona y ya sugerido en los t¨ªtulos de cr¨¦dito.
Cuando los dos actores coinciden, tras diversas peripecias en el estudio de grabaci¨®n, con sus viejos trajes, su maquillaje anticuado y sus gestos pat¨¦ticos, para dar vida por ¨²ltima vez a su n¨²mero del doctor, el filme, dentro de su perfil grotesco, adquiere una categor¨ªa humana diferente, paralela al drama, m¨¢s all¨¢ de la comedia. Walter Matthau y George Burn alcanzan, por encima de los gags y chistes habituales, esa emoci¨®n tr¨¢gica donde el paso del tiempo se?ala el declinar irreversible de las cosas, de los sue?os fingidos o reales, donde el arte de la escena alcanza su capacidad m¨¢xima de sugerir y emocionar, de darnos su versi¨®n particular de la vida antes de enmudecer y borrarse hasta la pr¨®xima ocasi¨®n, siempre distinta, incapaz de repetirse, m¨¢s all¨¢ y por encima de las im¨¢genes cinematogr¨¢ficas.
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