"Ser¨ªa lamentable que gabinetes de informaci¨®n extranjeros se equivocasen de pa¨ªs al analizar los problemas de Espa?a"
Durante el viaje rel¨¢mpago que el ex ministro de Asuntos Exteriores, se?or Areilza, realiz¨® el mi¨¦rcoles a Barcelona, concedi¨® una entrevista a Margarita S¨¢enz-D¨ªez, de La Vanguardia Espa?ola, de la que a continuaci¨®n recogemos algunos de los puntos m¨¢s interesantes.
El se?or Areilza comenz¨® refiri¨¦ndose al tr¨¢nsito hacia la dernocracia:?El tr¨¢nsito de una larga situaci¨®n autoritaria a un sistema democr¨¢tico se puede hacer por la v¨ªa revolucionaria, como en Portugal, o por el camino pac¨ªfico evolutivo como intentamos hacerlo en Espa?a ahorrando el costo alt¨ªsimo y negativo de una revoluci¨®n. No es un proceso f¨¢cil ni generalmente, r¨¢pido. Requiere tiempo, paciencia sin l¨ªmites, habilidad y audacia. Pero necesita sobre todo claridad y firmeza en los prop¨®sitos. Hay que saber d¨®nde se va y hay que estar convencido de lo que se quiere lograr. Sin estos dos requisitos, el intento fracasar¨ªa sin remedio. Es necesario definir con precisi¨®n lo que se trata de construir, a ser posible entre todos, y lo que se trata de sustituir, tambi¨¦n entre todos?.
?El franquismo -afirm¨® m¨¢s tarde-, o con m¨¢s propiedad, el sistema de poder de los ¨²ltimos decenios queda todav¨ªa vigente en muchos niveles con la inercia que producen siempre los largos per¨ªodos monol¨ªticos de gobierno de cualquier signo. En primer lugar, est¨¢ vivo en el esp¨ªritu que preside el funcionamiento de numerosas instituciones y piezas maestras del edificio estatal. Se puede afirmar sin embargo que hay un agotamiento completo de ese sistema y de esos m¨¦todos como inadecuados a los problemas actuales, ya que resulta in¨²til esperar de un mecanismo exhausto soluciones positivas, porque es incapaz de darlas, pese a la buena voluntad de muchas personas que lo integran. La gran lecci¨®n que aprendimos en los siete meses de gobierno reformista fue precisamente ¨¦sta, la de la creciente esterilidad de nuestros esfuerzos para modificar esa mentalidad y esa resistencia, en los ¨®rganos m¨¢s calificados y decisivos del proceso del cambio?.
En cuanto al tiempo que queda para conectar con el pueblo, el conde de Motrico declar¨®:
?Se ha perdido un tiempo precioso en el prop¨®sito de vencer -y de convencer- a los que resist¨ªan. Mientras tanto, se ha ido produciendo en la sociedad la inevitable movilizaci¨®n popular que sucede a los decenios apol¨ªticos, sin libertades y con impuesto silencio. Esa puesta en marcha de la colectividad espa?ola hacia un protagonismo activo en todos los ¨®rdenes, es masivo, pac¨ªfico y resuelto. Y crece por d¨ªas y hasta por horas. Pienso que hay poco tiempo que perder en conectar con ese pueblo -que es el nuestro- y que pide cosas concretas, utilizando los cauces legales, que las primeras libertades civiles aprobadas le han ofrecido?.
Pol¨ªtica y econom¨ªa
Sobre la prioridad a las cuestiones econ¨®micas o pol¨ªticas, respondi¨® el se?or Areilza:?Se dice que es imposible simult¨¢near la operaci¨®n pol¨ªtica constituyente con un programa econ¨®mico prioritario que se encare con los grandes problemas que tiene planteados hoy la poblaci¨®n, como son la inflaci¨®n, el coste de la vida, el desempleo, la ausencia de servicios sociales adecuados a la infraestructura urbana, la reactivaci¨®n pendiente, la situaci¨®n angustiosa de las medianas y peque?as empresas, el confuso y peligroso panorama laboral. Pienso sin embargo, que la soluci¨®n pol¨ªtica es condicionante para que se pueda atacar con ¨¦xito la problem¨¢tica econ¨®mica y no al rev¨¦s. En este terreno tambi¨¦n sucede que el modelo econ¨®mico del franquismo est¨¢ totalmente agotado.
En un Compromiso Nacional para la Democracia, al que el se?or Areilza opina que se deber¨ªa llegar, deber¨ªan integrarse ?cuantos est¨¦n sinceramente dispuestos a la implantaci¨®n en Espa?a de un sistema democr¨¢tico de gobierno y de las libertades civiles efectivas consiguientes. Para el logro de ese fin hay que llegar a unas Cortes constituyentes libremente elegidas. Los prop¨®sitos han de ser claros y sencillos y apoyarse en las realidades sociales de Espa?a. El mayor riesgo que podr¨ªa correrse en estos momentos es dar por buenos planteamientos de laboratorio, a base de informes de soci¨®logos for¨¢neos, de ordenadores subrepticios, de servicios informativos, de perfiles sicol¨®gicos, de niveles de intoxicaci¨®n, de modelos eur¨ªsticos de comportamiento, de lavados de cerebro televisivos, y de otra serie de zarandajas por el estilo. Esos m¨¦todos de sabidur¨ªas estad¨ªsticas y prospectivas fueron aplicados en los ¨²ltimos a?os en m¨¢s de un pa¨ªs asi¨¢tico y sudamericano por ciertos manipuladores internacionales con resultados conocidos y catastr¨®ficos que no es preciso recordar aqu¨ª y ahora. Ser¨ªa lamentable que en determinados gabinetes de informaci¨®n extranjeros se equivocaran de pa¨ªs y hasta de continente al analizar los problemas de Espa?a?.
Las nacionalidades
La resoluci¨®n del problema de las nacionalidades y ?las aspiraciones de los diversos pueblos de Espa?a a ser respetados en su identidad hist¨®rica y natural -dice el se?or Areilza m¨¢s abajo- son de primordial importancia. Entiendo que la definitiva soluci¨®n debe buscarse precisamente en un orden constitucional nuevo que sea lo necesariamente flexible para que en ¨¦l tengan cabida los reg¨ªmenes jur¨ªdicos infrasoberanos capaces de servir de estatuto regulador a esas aspiraciones de autonom¨ªa pol¨ªtica y administrativa, dentro de la unidad del Estado espa?ol?.?Por razones de ¨ªndole diversa -contin¨²a sobre el mismo tema-, Catalu?a, el Pa¨ªs Vasco y quiz¨¢s Galicia, se hallan en una situaci¨®n tan evolucionada y con tal grado de conciencia colectiva que habr¨¢ que pensar en tomar sobre esos casos decisiones pol¨ªticas concretas, hasta que la normativa constitucional de car¨¢cter general sea aprobada en Cortes. Pero en cualquier hip¨®tesis, mi firme convicci¨®n es que esa problem¨¢tica s¨®lo tiene salidas racionales y de largo alcance dentro de una Espa?a democr¨¢tica?.
A continuaci¨®n, el conde de Motrico califica de inexactos los comentarios que afirmaban que hab¨ªa sido invitado a entrar en Coordinaci¨®n Democr¨¢tica como independiente.
Encuanto al tema del Concordato, recientemente modificado parcialmente, opina que hay que derogar el acuerdo vigente y sustituirlo por otros parciales. Tambi¨¦n resalt¨® que el se?or Oreja hab¨ªa colaborado desde el principio en la elaboraci¨®n del acuerdo, desde el puesto de subsecretario de Asuntos Exteriores que ocupaba antes de ser ministro del sector.
Por ¨²ltimo, en lo que respecta a los riesgos que podr¨ªa correr la monarqu¨ªa si se abre un proceso constituyente, el se?or Areilza cree ?que el papel hist¨®rico que deber¨ªa corresponder al Rey es devolver al pa¨ªs la soberan¨ªa y convertirse con ello en un monarca constitucional con el apoyo de una gran mayor¨ªa de los espa?oles. El profesor Carlos Ollero me recordaba hace unos d¨ªas las palabras de Balzac al volver Luis XVIII a instalarse en el trono franc¨¦s, sobre los restos del bonapartismo: Ya tenemos Rey. Hagamos ahora una monarqu¨ªa. Y Monarqu¨ªa, somos todos, como dijo, hace siglos, l¨²cidamente, un rey de Arag¨®n.
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