Palabras malsonantes
Leo en la edici¨®n del d¨ªa 20 de julio y en la p¨¢gina 8, estos restallazos: ?hijos de puta y cabrones?. En la p¨¢gina 15, nada menos que seis veces, la mal oliente palabra ?culo?. Y en la 16, el mal sonante vocablo ?co?as?.Y creo que ayer o anteayer, en una carta de Rodrigo Royo, una bofetada al buen gusto: ?cojones?. Y en reciente edici¨®n, con reiteraci¨®n grosera y no po¨¦tica: ?Co?o, co?o, co?o, Dolores a Logro?o?.
?Porqu¨¦ ese l¨¦xico plebeyote y soez - que no aparece en la prensa de Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Alemania Federal, Italia y dem¨¢s pueblos cultos de Occidente en un diario por otra parte bien escrito- y que tanto espacio inteligentemente dedica a las letras y a las artes? ?Es que queremos persistir, con pasadismo triunfalista y franquero, que hasta en ?eso? somos diferentes? ?Qu¨¦ tiene que ver la groser¨ªa con la democracia, y el uso de t¨¦rminos tabernarios con la libertad? ?No radica precisamente la democracia en el respeto ajeno, de que hablara Ju¨¢rez? ?Es, por ejemplo, que ese maestro de la pluma que es Cela, gan¨® algo literariamente con su boutade televisiva cuando hiri¨® los t¨ªmpanos de los espectadores y oyentes al lanzar aquellos ?carajos, co?os y cojones? celtib¨¦rica mentes b¨¢rbaros? No nos quejemos despu¨¦s cuando en el extranjero se diga que ¨¦ste es un pa¨ªs acogedor, simp¨¢tico, hermoso, art¨ªstico, pero mal hablado y blasfemo como ning¨²n otro. Y, tampoco, de que con esas ense?anzas de la prensa escrita, radiada o televisiva -que las insertan, con lo que las respaldan y avalan- est¨¦ surgiendo la generaci¨®n, que de ellas aprende en sus primeros a?os, m¨¢s escatol¨®gica del mundo. ?Hasta cu¨¢ndo ese boom de groser¨ªas a todo gas?
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