La nueva ¨®pera pol¨ªtica en el "Covent Garden"
We come to the river, la nueva ¨®pera de Hans Werner Henze, aparte de sus extraordinarios valores musicales, literarios y pl¨¢sticos, significa tal renovaci¨®n en el campo oper¨ªstico, que nunca celebrar¨¦ bastante la amistosa insistencia que me llev¨® a su estreno. Lo que yo he visto, lo que Londres est¨¢ viendo, se propone alterar y refrescar en grado sumo la imagen tradicional de la ¨®pera y, adem¨¢s, sale m¨¢s que triunfalmente del empe?o.Eso que yo he visto, por lo pron to, es una ¨®pera pol¨ªtica, social, directa y, comprometida. El libro es de Edward Bond -conocid¨ªsimo especialista en el trabajo actualizador de cl¨¢sicos -quien lo define como una suma de ?acciones para m¨²sica?. Estas acciones son de gran complejidad t¨¦cnica, vivo y muy directo trabajo emocional, excelente organizaci¨®n dram¨¢tica y espl¨¦ndido aprovechamiento del medio oper¨ªstico.
Romper¨¦, para clarificar esto, el principio de no contar la historia: Un general victorioso se entera, en el momento de su apoteosis gloriosa, de que va a quedarse ciego a consecuencia de una vieja herida. Esta noticia altera su car¨¢cter anterior y lo convierte en un hombre triste, caritativo y piadoso, que descubre, con pavor, que su ruda pol¨ªtica anterior -torturas y asesinatos- est¨¢ siendo aplicada con fuerza en todo el pa¨ªs. Grita, denunciando la injusticia, y es enviado a un asilo. Se salva de la ceguera. Un grupo revolucionario sue?a con colocar en el poder al general prestigioso. Y el emperador se encarga de que la amenaza se cumpla: unos mercenarios dejan ciego al general.
Triple soluci¨®n
Esta historia se muestra, en el formidable escenario del Covent Garden, sobre un enorme espacio esc¨¦nico dividido en tres ¨¢reas, cada una de las cuales tiene su propia orquesta. En esos espacios se exponen y yuxtaponen batallas, recepciones, fusilamientos, soledades y hasta un impresionante final que re¨²ne, en un coro de esperanza, a todos los muertos de la historia. La triple soluci¨®n, por otra parte, permite una reiterada combinaci¨®n de patetismo, burla, iron¨ªa y crueldad, de extraordinaria cafi dad dram¨¢tica. Por ejemplo: el vals de los oficiales, el diagn¨®stico m¨¦dico y el fusilamiento de un desertor son acciones representadas contempor¨¢neamente.Para que esto pueda suceder era preciso, claro est¨¢, un m¨²sico de gran capacidad t¨¦cnica. Es el caso de Henze. Diez a?os despu¨¦s de The bassarids, Henze consigue el milagro de contrapuntear y balan cear sus tres orquestas, espl¨¦ndidamente dirigidas por David Atherton. El alarde t¨¦cnico y los rico hallazgos musicales confluyen en una vitalidad r¨ªtima, una suave precisi¨®n en solos y coros, una adecuaci¨®n a las distintas temperaturas del texto y, en fin, una riqueza de inspiraci¨®n y talento que har¨¢n de We come to the river un model de esta nueva y deslumbradora v¨ªa oper¨ªstica.
Visualmente, el equilibrio grupal, la caracterizaci¨®n individual la claridad de movimientos -con sesenta personajes desplaz¨¢ndose por el escenario- merecen la admiraci¨®n m¨¢s sincera. As¨ª fue el estreno, donde, como en cualquie lugar del mundo, una minoria resisti¨® la afilada innovaci¨®n y protest¨® algunos atrevimientos musicales. Minor¨ªa que fue arrollada por el entusiasmo y pasi¨®n de la casi totalidad de los espectadores
A pesar de la excelente vocalizaci¨®n de Norman Welsbyse plantea, l¨®gicamente, un problema de comprensi¨®n. Parece aconsejable una lectura previa del texto de Bond para no perder nada del desarrollo. As¨ª se evidenciar¨¢ mejor el sorprendente ajuste logrado por el compositor y el libretista. Este trabajo dar¨¢ mucho que hablar. Es uno de esos espect¨¢culos que permiten confiar en la inagotable capacidad del teatro para renovarse y renovarnos.
Babelia
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