Muchas dificultades para la reaparici¨®n de "Ajoblanco"
El Consejo de Ministros del pasado 4 de junio impuso cuatro meses de suspensi¨®n y una multa de 250.000 pesetas a la revista Ajoblanco y su director.
Lo curioso del caso es que la sanci¨®n no fue comunicada hasta el d¨ªa 23, despu¨¦s de que pasara el peligro de suspensi¨®n de otras ?revistas m¨¢s importantes y con mayores medios?, seg¨²n comunicaron amargamente los responsables de Ajoblanco, en el transcurso de una rueda de prensa que se mont¨®, unos cuantos d¨ªas despu¨¦s, pasada la sorpresa y cuando ya mostraron definitivamente bandera blanca. ?Sorprende que tal decisi¨®n haya tardado diecinueve d¨ªas en ser comunicada, pero teniendo en cuenta la rabieta del bunker ante la prensa democr¨¢tica, el viaje del Rey, el editorial del Washington Post, las repercusiones internacionales ante la posible suspensi¨®n de Cambio 16.... todo queda bastante claro. El bunker presion¨® para cargarse a los peque?os: secuestros, bombas a peque?os libreros, bombas a peque?os establecimientos, y el Gobierno d¨¦bil ante las amenazas del bunker coqueteando con ¨¦l. Nuestro secuestro puede ser uno de los muchos precios por no haberse cargado a Cambio 16, dec¨ªan en una nota informativa distribuida durante la mencionada rueda de prensa. Y a?ad¨ªan: ?Ante esto no pensamos recurrir, hasta que el Estado espa?ol sea un Estado de derecho que garantice las libertades democr¨¢ticas e individuales y se respeten los derechos humanos?.
20.000 ejemplares contraculturales
La realidad es que -haya tenido, o no, que ver en todo esto la amenaza sobre Cambio 16-, la revista Ajoblanco no tiene en su haber las 150.000 pesetas de multa como dep¨®sito previo para el recurso.Ajoblanco naci¨® hace un par de a?os con el dinero que se rascaron del bolsillo cinco ex universitarios catalanes, que pensaron en la necesidad de una revista que ellos mismos definen como ?cultural, libertaria e independiente?. Lo cierto es que, pese a su mala impresi¨®n, a la dificultad de su lectura, a la nula publicidad realizada en torno a ella y a lo arduo de muchos de sus temas, se estaban vendiendo 210.000 ejemplares cada mes. La primera revista contracultural del pa¨ªs ten¨ªa su ¨¦xito. Los principales propagadores y consumidores eran los grupos afines al movimiento freak: gentes que fabrican collares y cinturones - pero lo hacen verdaderamente en serio, como peque?a industria artesanal- y que cultivan la tierra y se dedican a la ganader¨ªa poniendo en marcha explotaciones agr¨ªcolas abandonadas y viejas mas¨ªas que se desmoronan por los campos dif¨ªciles de Tarragona o L¨¦rida. El movimiento en s¨ª es tan interesante que esperamos dedicar a ¨¦l un pr¨®ximo informe. Esta gente, que tiene montada una peque?a oficina de informaci¨®n sobre sus comunidades en el mismo lugar en que se editaba la revista eran los que la sosten¨ªan financieramente, m¨¢s de una vez ha sido voceada por las Ramblas barcelonesas por un grupo de ellos, mal considerados hippies.
Los problemas de AJoblanco comenzaron cuando publicaron, en el mes de marzo, un informe serio y documentado sobre las fallas valencianas, el prop¨®sito de los art¨ªculos - realizados por valencianos - era potenciar las fallas desde una perspectiva popular, vitalista y l¨²dica y -seg¨²n expresaron-, ?criticar el cors¨¦ que desde 1940 ha supuesto la Junta Central Fallera, ¨®rgano del m¨¢s puro sabor bunkeriano, que ha transformado la fiesta primaveral y mediterr¨¢nea en un producto manufacturado y comercializado?.
La reacci¨®n valenciana es de todos conocida: agotados los mil ejemplares de la revista, que se distribu¨ªan en la zona, los diarios locales ?conocidos por su inmovilismo? -siguen diciendo los responsables de Ajoblanco- ?desorbitaron el contenido de los art¨ªculos?.
En fin, se explico que el Avuntamiento de Valencia hab¨ªa denunciado a la revista por supuesto esc¨¢ndalo p¨²blico y hab¨ªa sido formulada una demanda ante el Tribunal de Etica Periodistica.
Lo cierto es que, por lo que parece, Ajoblanco desaparece para siempre. Y es que, incluso para ser contracultural, hacen falta buenos padrinos y alg¨²n dinerete.
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