Por el fin del "apartheid", contra el Gobiemo minoritario blanco de Rodesia y por la independencia de Namibia
Por primera vez en nuestro siglo, el mundo entero parece decidido de verdad a acabar con el predominio blanco en el Africa austral. El sistema de segregaci¨®n racial o apartheid de Africa del Sur, el Gobierno minoritario blanco de Rodesia, y la Namibia anexionada por Sud¨¢frica, tres situaciones que se han consolidado en m¨¢s de un siglo, est¨¢n emplazados a transformarse en plazos relativamente breves.Namibia deber¨¢ ser independiente pr¨®ximamente. La ONU ha fijado para ello de plazo a Sud¨¢frica hasta fin de mes. La reciente entrevista Kissinger-Callaghan en Londres ha permitido a los dos estadistas detallar una estrategia com¨²n. para dar el golpe final al Gobierno minoritario de lan Smith. Los incidentes de Soweto, Alexandra y otras ciudades sat¨¦lites negras de Sud¨¢frica, que hoy amenazan con generalizarse a, todo el pa¨ªs, justifican la insistencia puesta en solicitar la modificaci¨®n del apartheid.
Los cambios introducidos en la situaci¨®n de las ex colonias portuguesas de Angola y Mozambique son el origen de esta premura del presente. Los hombres que apuntan como l¨ªderes de esta nueva regi¨®n han sido claros. Samora Machel, presidente de Mozambique, afirmaba hace un par de meses su determinaci¨®n de apoyar a los movimientos de liberaci¨®n del Africa austral.
La Angola de Agostinho Neto, aunque dividida en cuanto al grado de apoyo, no,est¨¢ menos dispuesta a impulsar la liberaci¨®n de los ¨²ltimos reductos del colonialismo. El problema que se plantea Occidente no es la liberaci¨®n de esos territorios del poder blanco, sino la futura configuraci¨®n de los gobiernos que habr¨¢n de tomar el poder. Es una cuesti¨®n que preocupa tambi¨¦n a los africanos, y a los propios movimientos de liberaci¨®n, en el seno de los cuales han surgidd importantes divisiones y, como en el caso de SWAPO de Namibia, purgas de algunos de sus dirigentes.
Paralelamente, y en previsi¨®n de que los m¨¢s radicales tomen el poder, se ha iniciado una carrera armamentista, estimulada por los clientes respectivos de Estados Unidos y la URSS. Washington, a ra¨ªz de la intervenci¨®n sovi¨¦tico-cubana en Angola, y las perspectivas de que ¨¦sta se prolongue hacia otros horizontes, ha descubierto de pronto su gran inter¨¦s por Africa.
A mediados de a?o, el secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, con motivo de asistir a la CNUCED-4 que tuvo lugar en Nalrobi, visit¨® a una docena de pa¨ªses moderados de Africa. Le sigui¨® el subsecretario para Asuntos Africanos, William Schaufele. Como resultado de estos contactos, Estados Unidos ofreci¨® asistencia militar a Etiop¨ªa, Kenya, Zaire y Zambia.
Estados Unidos: creciente inter¨¦s por ?frica
El primer ministro rodesiano laSmith ha comprendido enseguida los objetivos de Estados Unidos y Gran Breta?a y ayer, en respuesta a las recientes conversaciones Kissinger-Callaghan, indic¨® que ?el simple hecho de constituir un Gobierno de mayor¨ªa en Rodesia impedir¨¢ que los revolucionarios tomen el poder?. ?La guerra civil las divisiones tribales entre mayor¨ªa negra, y el fracciona miento de las guerrillas?, agreg¨®,?llevar¨¢ r¨¢pidamente a los comunistas al poder?. Es, indudable mente, una opini¨®n que no comparten ni Kissinger ni Callaghan que han rechazado todo di¨¢logo con lan Smith.
El presidente del ?South West African People's Organisation?, (SWAPO), Sam Nujoma, que se encuentra actualmente en Tanzania, ha confirmado que unos 40 dirigentes de su organizaci¨®n han sido depurados, entre ellos Andreas Chipenda, acusado de tribalismo. Sam Nujoma les reprocha haber estado dispuestos a participar en conversaciones con el Comit¨¦ Constitucional creado por Sud¨¢frica para reservarse el control de la organizaci¨®n de la futura independencia de Namibia. A estos disidentes, Nujorna les ha prometido el pelot¨®n de fusilamiento ?por traidores?, cuando se obtenga la independencia.
De Tanzania, el l¨ªder del SWAPO sigue hacia Mosc¨², en un viaje que no habr¨¢ de disipar, precisamente, las suspicacias.
En lo que respecta a Sud¨¢frica, la mayor¨ªa de los l¨ªderes del African National Congress (ANC) est¨¢n presos: Nelson Mandela, Walter Sizulu y Garen Mbeki, est¨¢n confinados en la isla Robben, frente a El Cabo. El movimiento fundado por el Premio Nobel, Albert Luthuli, est¨¢ dirigido hoy desde el exterior por Oliver Tambo, apoyado por la URSS. Robert Sobuwke, l¨ªder de una organizaci¨®n rival pro china se encuentra en r¨¦gimen de residencia vigilada, y sus seguidores viven en el extranjero.
Divisi¨®n de criterios en Sud¨¢frica
La cuesti¨®n sudafricana es extremadamente importante para Occidente. Las inversiones totales pasan de los 21.000 millones de d¨®lares. Pero no existe un criterio un¨¢nime en cuanto a las opciones presentes. Numerosas firmas, entre ellas la Anglo American de Harry Oppenheimer, han advertido al Gobierno de Pretoria la urgencia de introducir mejoras en las condiciones de trabajo del africano, mitigar el sistema de bantustanes, y permitir una moderada libertad sindical. Las diferencias salariales (un blanco tiene un ingreso per c¨¢pita de 2.200 d¨®lares, un africano de los centros urbanos 200 y de los bantustantes 45) sugieren la importancia de la actividad sindical.
El ¨²ltimo reducto colonial est¨¢ efectivamente emplazado: la verdadera pugna comenzar¨¢ despu¨¦s de terminar, el contenido del poder y delimitar las alianzas internacionales. En su reciente viaje a Gab¨®n, el presidente franc¨¦s, Valery Giscard d'Estaing, ha esbozado lo que parece una tercera v¨ªa -Africa para los africanos-, para que el continente negro se vea al margen de las pugnas de las dos superpotencias, y que todos los esfuerzos puedan dedicarse al desarrollo econ¨®mico. La respuesta de su interlocutor, el presidente Bongo, uno de los hombres m¨¢s moderados de Africa, no deja lugar a dudas: ?desarrollo econ¨®mico s¨ª, pero dentro de un nuevo orden econ¨®mico internacional?. Sobre este tema, el Tercer Mundo y los pa¨ªses industrializados tambi¨¦n est¨¢n frente a frente.
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