Marx y su biograf¨ªa
Resulta, por lo menos, sorprendente, la lectura del art¨ªculo, aparecido en el peri¨®dico que usted dirige el 29 de julio, titulado ?La confusi¨®n pol¨ªtica? firmado por D. Josep Meli¨¢.No entro en otro tipo de consderaciones, lo cual ser¨ªa posible pues el escrito es especialmente agresivo, m¨¢s que en lo que se refiere a la inexactitud hist¨®rica de las afirmaciones que hace el autor sobre Carlos Marx.
Resumir su calidad moral como un hombre que ?vivi¨® del dinero de su mujer, que adem¨¢s era condesa, y se dedic¨® a asediar a su criada?, s¨ª que demuestra una calidad moral por parte del Sr. Meli¨¢, digamos, extra?a.
En realidad, todo puede ser cuesti¨®n de pura ignorancia. El mismo autor afirma a continuaci¨®n: ?f¨ªjense todo lo que nos queda por aprender?. En efecto. Lo verdaderamente grave es escribir art¨ªculos y realizar afirmaciones como ¨¦sta sin haber aprendido lo suficiente.
Y sin embargo, en nuestro pa¨ªs hay publicadas ya el n¨²mero adecuado de biograf¨ªas de Marx al alcance de cualquiera. La madre de Jenny, su mujer, proced¨ªa de la peque?a nobleza escocesa y lo que aporta en su matrimonio es insignificante. Ludwig Westphalen, el padre, funcionario alem¨¢n, deja, pr¨¢cticamente sin ingresos a la familia a su muerte el 3 de marzo de 1842. Cuando Carlos Marx se casa con Jenny, el 19 de junio de 1843, la dote de ¨¦sta es una bandeja de plata procedente de Escocia y una peque?a cantidad de dinero que no les llega m¨¢s que para la luna de miel en Suiza.
Cuando en 1856 muere la madre de Jenny, ¨¦sta recibe una peque?a herencia de 200 t¨¢leros, que les permite cambiar el peque?o apartamento del Soho por otra casa en Maitlandpark, de alquiler m¨¢s alto. Para poco m¨¢s le lleg¨® la herencia.
La fuente de ingresos de la familia la constitu¨ªa las publicaciones y los art¨ªculos period¨ªsticos de Marx y la ayuda que les proporciona Engels, due?o de una mediana fortuna. La herencia que Marx recibe de su padre, 6.000 francos oro, se la gasta en 1848, ayudando a los obreros belgas en sus luchas.
Por supuesto que todo esto permite a Marx dedicar lo mejor de su tiempo a las dos grandes tareas de su vida: organizar y colaborar en la revoluci¨®n socialista y elaborar un sistema te¨®rico que permitiera a las clases trabajadoras criticar y combatir el modo de producci¨®n burgu¨¦s. Y el esp¨ªritu moral que posibilitaba todo ello, verdaderamente grande, era su amor a la humanidad y, en especial, a las clases menos privilegiadas. Ese era el verdadero talante moral de un hombre que muere a los 64 a?os completamente agotado en el esfuerzo.
Pero evidentemente, nada de esto es importante a los Ojos del se?or Meli¨¢, mucho m¨¢s ocupado en sobrevolar sobre la realidad pol¨ªtica con ?la espada de la cr¨ªtica en la mano?, pontificando sobre la confusi¨®n. Y contribuyendo a ella.
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