Democracia y amnist¨ªa

Se habla, a mi juicio apresuradamente, de una concesi¨®n de amnist¨ªa para los delitos de opini¨®n e intencionalidad pol¨ªtica. Tal vez esto se deba a que esta ha sido el nombre adjudicado por el Gobierno al Decreto-Ley, en un intento m¨¢s de confundir la realidad.La amnist¨ªa, significa no solo la condonaci¨®n de la pe?a, sino tambi¨¦n la conmutaci¨®n de los delitos, y este ¨²ltimo aspecto es el que no est¨¢ nada claro, pues no parece que la cuesti¨®n se encamine por un reconocimiento de todos los partidos pol¨ªticos sin excepci¨®n de ninguna clase, el reconocimiento de todos los derechos y libertades democr¨¢ticas, no solo en la letra de la ley sino en la pr¨¢ctica social. Muchas personas, hoy amnistiadas, pueden volver a la c¨¢rcel debido a su ideas o a su pr¨¢ctica pol¨ªtica, ya milite en un partido o sea independiente.

La democracia formal, sin la ex¨ªstencia de la cual no hay amnist¨ªa real, exige, igualmente, que pueda ser practicada, que esos derechos y deberes de los ciudadanos y las clases sociales est¨¦n garantizados por el Estado. Mucho nos tememos, que en ese estado han primado pr¨¢cticas represivas y concepciones diametralmente opuestas con cualquier actuaci¨®n o idea democr¨¢tica. Si hay personas y estamentos que en el momento en que vean una bandera roja se l¨ªan a tiros, o si no se tiene un verdadero inter¨¦s en tirar de la manta en determinados asuntos sucios, es evidente que la democracia como ejercicio no ser¨¢ posible, ser¨¢ una quimera, que s¨®lo servir¨ªa a determinadas personas o grupos que quieren jugar con ventaja.

La democracia exige que no haya verdades a medias o tapujos, que se sanee la vida nacional, que el Estado est¨¦ sometido al control p¨²blico.