La gratuidad de la ense?anza no debe establecerse de forma generalizada
Los trabajos que viene, realizando la Comisi¨®n para la evaluaci¨®n de la Ley General de Educaci¨®n -en avanzado estado- concluir¨¢n el pr¨®ximo d¨ªa 15 de septiembre. Entre los m¨¢s importantes puntos de trabajo realizados destacan la gratuidad, el profesorado y la administraci¨®n de la ense?anza. La Comisi¨®n que preside el catedr¨¢tico de Derecho del Trabajo y ex ministro, Fernando Su¨¢rez, cuenta con diversas personalidades estrechamente vinculadas a los problemas educativos, tales como el se?or Gonz¨¢lez-Par¨¢mo, quien ha hecho para EL PA?S un avance sobre las deliberaciones.
La gratuidad afecta a millones de ni?os en la Ense?anza General B¨¢sica y en la Formaci¨®n Profesional de primer grado. Hoy, como entonces, criterios contrapuestos perturban una soluci¨®n. Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez-P¨¢ramo -director general de dicha comisi¨®n, que preside el se?or Su¨¢rez- ha hecho para EL PA?S las siguientes declaraciones:-Pienso que la gratuidad es un logro social, pero tengo mis dudas respecto a que lo sea la gratuidad obligatoria respecto a los padres que pueden pagar. La gratuidad -no totalitaria- suele referirse solamente a aquellas familias o chicos que la necesitan o desean. Tanto la persona como la familia, por lo que concierne a la educaci¨®n, tiene la responsabilidad de hacerse a s¨ª misma.
-Los sistemas educativos tienen siempre la misi¨®n de impedir que los talentos se malogren por falta de medios econ¨®micos, as¨ª como proporcionar los medios educativos a los talentos superiores. ?Son salvables ciertas diferencias naturales y sociales por una igualaci¨®n ?mec¨¢nico-econ¨®mica??
-Esas diferencias no son nunca salvables por esa igualaci¨®n -por otra parte injusta- del sistema educativo. Es oportuno no olvidar tampoco el riesgo de la estatalizaci¨®n, impl¨ªcito el planteamiento de la ley en esta. cuesti¨®n, porque si en materia de programas, de profesores, de admisi¨®n de alumnos y de precios, es escaso el margen para la libre iniciativa, puede convertirse a la sociedad, a la que la educaci¨®n debe servir, en un instrumento, m¨¢s que en el destinatario del sistema educativo.
Desigualdad
-?Podr¨ªa producirse tambi¨¦n la desigualdad si la calidad de la ense?anza no fuese adecuada?-Sin duda alguna. Las desigualdades artificiales se ir¨¢n atemporando a medida que la ense?anza gratuita (sea p¨²blica a concertada con el sector privado) alcance los niveles adecuados. Conviene no olvidar tampoco, que cierta competencia y la leal cooperaci¨®n del sector p¨²blico y privado puede producir relevantes servicios al inter¨¦s general.
-Aludi¨® usted a que la situaci¨®n en que la ley se dicta es muy distinta a la situaci¨®n pol¨ªtica que vivimos ahora...
-Quiero, hacer constar previamente, que las opiniones que aqu¨ª estoy vertiendo, pueden coincidir, no coincidir, o coincidir en parte con los juicios finales de la Comisi¨®n de Evaluaci¨®n, por otra parte, opiniones fundadas, pero personales, en respuesta a las preguntas que entiendo formuladas a m¨ª como experto, y no a m¨ª como director general.
Dicho esto, pienso que la ley de Educaci¨®n se dicta en un momento en que se percibe una Europa pol¨ªtica en marcha y una extensi¨®n espectacular del sistema capitalista occidental. Esto engendr¨® la creencia de que tanto la estructura econ¨®mica de nuestro pa¨ªs, como la social y la cultural, iban a acercarse progresivamente al ideal occidental de una educaci¨®n como elemento m¨¢gico de promoci¨®n, de consumo y de status que hay que ?facilitar?. (Se confundi¨® despu¨¦s la facilitaci¨®n de la oportunidad con el resultado f¨¢cil.) Vivimos entonces la llegada a un 7,8 en el incremento del producto nacional bruto. La educaci¨®n -se pensaba entonces- debe responder a los requerimientos adecuativos derivados de la necesidad de proseguir nuestra modernizaci¨®n y prosperidad.
?Se prev¨¦ en 1970 la continuidad del ritmo de desarrollo en un modelo de industrializaci¨®n consumista. Las circunstancias han cambiado y hoy puede apreciarse que no se tuvo suficientemente en cuenta la din¨¢mica de las nuevas generaciones, la concentraci¨®n urbana producida tumultuosamente y desordenada, la nueva actitud de la Iglesia despu¨¦s del Concilio Vaticano, la actitud cr¨ªtica ante el sistema pol¨ªtico de gran parte de intelectuales y estudiantes, y el cambio producido en los sectores del mundo de los negocios y de la econom¨ªa mundial, en una crisis general que nos afecta particularmente y que har¨¢ pensar en una soluci¨®n m¨¢s sensata al tema de la gratuidad.?
?En estos momentos ?se sabe? ya que vamos a hacer una democracia que figura en el programa del segundo Gobierno de la Monarqu¨ªa. El cambio hacia la democracia crea siempre una serie de arduos problemas.
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