Las ataduras
Incluida en un volumen de relatos, Las ataduras, public¨® Carmen Mart¨ªn Gaite, hace alg¨²n tiempo, el que sirve de tema de esta pel¨ªcula, titulado Un alto en el camino. Tal relato era s¨®lo un esbozo, una situaci¨®n, un momento de la vida de un pat¨¦tico personaje provinciano al que, en su versi¨®n cinematogr¨¢fica, debida a la misma autora y Juan Tebar, se le ha dado mayor extensi¨®n y hondura en la historia y en las motivaciones de su an¨¦cdota. En realidad, el t¨ªtulo general del libro dice m¨¢s acerca de la vida de esta Emilia que decide un d¨ªa correr su propia aventura tras la huella de su hermana, que ?parada y fonda?, f¨®rmula que parece sugerir un alto provisional dentro del destino obligado a que parece obligarle su frustrado matrimonio. La actitud de esta Emilia mediatizada, atada, por ambiente, educaci¨®n y econom¨ªa familiares, no viene a resultar de estancamiento sino, por el contrario, de rompimiento frente a todo cuanto en la primera parte de la historia sucede, de liberaci¨®n o intento al menos, de todas esas ataduras aludidas que limitan su vida, tan cerca y a la vez tan lejos de esa ciudad a la que la hermana mayor corre o huye los fines de semana.Se podr¨¢ arg¨¹ir que la vida -en provincias no es ya tal como piensa la protagonista, pero no se trata en el filme de mostrarla tal como es, sino como puede llegar a ser a trav¨¦s de un mundo a la vez complejo y vac¨ªo. As¨ª, el noviazgo blanco, alzado a medias sobre pasi¨®n, tedio y aniversarios; as¨ª las resulta el m¨¢s vivo y eficaz de la tardes de la radio, con sus consultas historia servida en la fotograf¨ªa por amatorias, que cualquiera puede Luis Cuadrado del modo escuchar a¨²n hoy sin salir de Malente habitual en ¨¦l. A ella debe de otros tiempos, con a?adirse con igual categor¨ªa secuela su vago lenguaje, celestinesco y ma musical de Luis Eduardo Aute,marginal, que viene a decirnos en esta pel¨ªcula por encima del c¨®mo la vida cambia a veces s¨®lo en el habitual de nuestro cine, tan apariencia, c¨®mo puede continuar lleno de ataduras como esta Emilia por debajo de actitudes y ropajes. Y su parada y fonda. La vida cambia, las ciudades nos pretendan lo contrario, pero sus ataduras, no tanto. Si para algunos es f¨¢cil relativamente acabar con ellas, para otros, para Emilia y su novio, salir, marchar, lo que hoy se llama liberarse, supone romper con una actitud moral aprendida, practicada sin demasiada convicci¨®n pero actitud al fin, agravada por la falta de dinero. Por dinero, por inercia, por af¨¢n maternal, por no dejarse ahogar por completo en el tedio, el destino de Emilia se aleja. Cuando quiere volver a atraparlo, cuando al fin se decide a aceptarlo, el destino, que, como se sabe,nunca vuelve sobre sus pasos, le llevar¨¢ ante esa parada y fonda, prueba definitiva que se supone acabar¨¢ por transformarla. Emilia, para bien o para mal, no volver¨¢ a ser la misma ya, a partir de la vuelta a su ciudad con la que el filme termina y donde, a la vez, su vida empieza y contin¨²a.
Emilia
. parada y fonda.Argumento: Carmen Mart¨ªn Gaite. Gui¨®n: Carmen Mart¨ªn Gaite y Juan Tebar. Fotograf¨ªa: Luis Cuadrado. M¨²sica: Luis Eduardo Aute. Int¨¦rpretes: Ana Bel¨¦n, Francisco Rabal, Mar¨ªa Luisa San Jos¨¦, Juan Diego y Georges Mansart. Direcci¨®n: Angelino Fons. Comedia. Espa?a, 1975. Local de estreno: Cine Amaya.
El reparto, que encabeza Ana Bel¨¦n, lo domina, sin embargo, con su presencia y sus ausencias, Mar¨ªa Luisa San Jos¨¦, por su talento espont¨¢neo y porque su personaje
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