Giscard y Chirac reunidos: se mantiene el clima de crisis
Crisis de confianza, abandono, dejar hacer: he aqu¨ª las tres expresiones en las que, ayer, parec¨ªan coincidir algunos l¨ªderes de la oposici¨®n y de la mayor¨ªa gubernamental para analizar estos momentos de pre-crisis gubernamental, en el mismo momento en que el presidente de la Rep¨²blica lleg¨® a Par¨ªs, despu¨¦s de sus vacaciones en Africa, y pocos segundos antes de que realizara su primer acto pol¨ªtico: invitar a comer al primer ministro, Chirac.Despu¨¦s de este ¨¢gape, del que, seguramente, Chirac sali¨® confirmado en su puesto o dimitido -nadie se atreve a¨²n a emitir pron¨®sticos serios-, el primer ministro se manifest¨® inmutable, sin pronunciar palabra. A los observadores s¨®lo les cupo la posibilidad de estudiar sus gestos. Y cada cual lo hizo seg¨²n sus convicciones. Hasta el d¨ªa 25, fecha del primer Consejo de Ministros, despu¨¦s de las vacaciones, la interrogaci¨®n seguir¨¢ en pie.
Los dos hombres comieron solos, sin testigos, y los dos est¨¢n en el secreto de su destino. Los observadores sobre la cuesti¨®n del cambio de primer ministro, resaltaban algunos comentarios, como el del secretario general de la UDR, partido gaullista, el se?or Guena. Aludiendo a tal eventualidad reflexion¨®: ?Estamos en la mayor¨ªa, detr¨¢s del presidente. Y naturalmente, pueden producirse cierto n¨²mero de acontecimientos fundamentales, graves, que nos obliguen a interrogarnos. En tal caso, la UDR se determinar¨¢ libremente?. Tal observaci¨®n no hace m¨¢s que confirmar a quienes reducen todo el problema a su expresi¨®n m¨¢s primitiva y m¨¢s simple: Giscard, desde que empez¨® el septenato es prisionero de la UDR, cuya fuerza, en la Asamblea Nacional, no corresponde a su representatividad en el pa¨ªs.
Para el l¨ªder de los socialistas, Michel Rocard, en quien algunos ven, llegado el momento, al sustituto de Mitterrand, ?lo ¨²nico que cambiar¨¢ algo, en la situaci¨®n actual, es la dimisi¨®n de Chirac?. En el mismo sentido parec¨ªa abundar, anoche, el se?or Debr¨¦, un ?hist¨®rico? del gaullismo: ?Si continuarnos en la v¨ªa actual, perderemos todo?.
Hasta aqu¨ª, uno de los dos problemas que esperan soluci¨®n urgente por parte del presidente de la Rep¨²blica: el de la clarificaci¨®n pol¨ªtica. El otro, no menos grave, el del saneamiento econ¨®mico, depender¨¢, en parte, del consenso que consiga ante la opini¨®n p¨²blica al dar respuesta al primero. Ayer, como anteayer, el primer ministro y Fotircade, el ministro de Finanzas, se han reunido con el mismo objetivo: elaborar un plan anti-inflaci¨®n, que, como ya se ha anunelado, estar¨ªa basado en un ?frenazo? importante de los salarios y de los precios. Desde principios de a?o, los salarios, en el sector privado, aumentan a un ritmo del 16 por 100 y, en el p¨²blico, del 13. Seg¨²n algunas indiscreciones, las intenciones oficiales apuntar¨ªan a rebajarlos hasta el 10 por 100. Per, esto, si los sindicatos no pasan de la guerra fr¨ªa a la ?guerra abierta?.
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