En la muerte de Lezama Lima
Todos, en los momentos m¨¢s esperanzadores de nuestra existencia hemos so?ado. a menudo, con lo que quisi¨¦ramos que fuese nuestro vivir. Despu¨¦s, conforme pasa la vida y va qued¨¢ndose sin tiempo para cumplir sus ideales, empezamos a dejar de tener ese sue?o. A veces -cada vez menos- recordamos que all¨¢ en la adolescencia nos so?¨¢bamos distintos.Pero si, por el azar del destino. llegamos a ver en la realidad lo que un d¨ªa hemos so?ado, esa visi¨®n nos impide ya olvidarnos de su sue?o precursor.
Yo, como todos, so?¨¦ tambi¨¦n mi ideal: vida pac¨ªfica, cuya fecundidad creativa dignifica y (la sentido a un ocio conciliador. Y tuve la inmensa suerte de que, cuando empezaba a dejar de tener ese sue?o, el destino me hizo poder ver en la realidad lo que yo hab¨ªa so?ado. Me hizo conocer a Jos¨¦ Lezama Lima, hijo del coronel Lezama, del Ej¨¦rcito cubano, y de do?a Rosa Lima, extraordinaria mujer, que a fuerza de intuici¨®n, de respeto y de cari?o supo forjar a tino de los pocos grandes escritores de nuestro tiempo.
Lezama cre¨® lo ¨²nico que al hombre lees dado crear: Lenguaje. Y en eso particip¨® del Verbo Divino.
Su obra no dice como jam¨¢s se ha dicho, su obra dice mucho que jam¨¢s se hab¨ªa dicho. Y para ello ha necesitado de un lenguaje nuevo, arraigado, sin embargo a las ra¨ªces m¨¢s cl¨¢sicas.
Su vida si no hubiese sido por el resplandor de su obra, habr¨ªa quedado olvidada entre aquellas sombr¨ªas que describe Baroja. Pero, al haber sido iluminada por la chispa del genio, ha adquirido una belleza tan dulce que se confunde con la vida de los Santos m¨¢s heroicos.
No s¨¦ c¨®mo fue su muerte. S¨®lo he sabido que muri¨® el nueve de agosto, y que el quince de mayo ¨²ltimo me escribi¨® una carta por la que no pod¨ªa adivinar si ¨¦l la sospechaba tan cerca Aunque quiz¨¢s la Muerte ten¨ªa tanta intimidad con ¨¦l, que apareci¨® sin llamar.
S¨ª, el nueve de agosto de 1976 perdimos todos la posibilidad de que Jos¨¦ Lezama Lima siguiese d¨¢ndonos su obra. Perdimos a uno de los pocos hombres que pose¨ªa en castellano los secretos de una profunda cultura, y sab¨ªa transmitidos.
Poeta de sorprendente cromatismo verbal, complet¨® su poes¨ªa con la alucinante prosa de ?Paradiso?. Obra total. dec¨ªa ¨¦l. En ella hab¨ªa escrito todo lo que pod¨ªa escribir.
Empez¨® a escribir Infierno, pero sab¨ªa muy bien que era labor imposible. Y la Muerte, que siempre tiene raz¨®n, ha venido a confirmarlo.
Cubanos como ¨¦l redimen a Cuba, a la Cuba de siempre. Guardi¨¢n de la Isla, con alma de capit¨¢n, no la abandon¨® jam¨¢s. Y aunque todos en su nave decidieron olvidarle, con la arrogancia de un Grande y la dignidad de un Sabio, supo quedarse en su puesto y merecer el respeto de sus propios enemigos.
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