Antes y despu¨¦s de la amnist¨ªa
Ya est¨¢ en la calle el decreto de indulto con t¨ªtulo de amnist¨ªa. El que se encabece un texto legal con una expresi¨®n que era delito hace tres semanas, es una victoria democr¨¢tica. Ahora, para que la amnist¨ªa sea realidad, falta que sea total, es decir, que abarque a los vascos, a los militares dem¨®cratas y a que haya una amnist¨ªa laboral, que se supriman los tribunales especiales y, sobre todo, que la administraci¨®n de justicia sea ¨²nica e independiente, con una sumisi¨®n de la polic¨ªa gubernativa a la acci¨®n de la misma.La l¨²gubre sinfon¨ªa de explosiones que sigui¨® a la declaraci¨®n del Gobierno Su¨¢rez, y que se ha repetido despu¨¦s en circunstancias a¨²n menos claras, viene a a?adir importancia a este objetivo. En efecto, estos extra?os y precisos atentados han sido seguidos de sensacionales revelaciones de la Direcci¨®n General de Seguridad, que vienen a a?adirse a las ya aparecidas tras el atentado a Carrero, a los hechos de la calle del Correo, a los hechos del 1? de octubre... y a otros tantos sumarios que se han acumulado sin resoluci¨®n. De ellos s¨®lo quedan fotos de los presuntos autores, en su casi totalidad desmentidas o no confirmadas, sin que se llegue a saber lo ocurrido en estos casos.
Sin embargo, conocemos los resultados del manejo de la estrategia de la tensi¨®n: la creaci¨®n de una situaci¨®n pol¨ªtica electrizada. de tensi¨®n y violencia, buscando la desmovilizaci¨®n y la paralizaci¨®n de la oposici¨®n democr¨¢tica y la legitimaci¨®n por el miedo.
El p¨¦ndulo infernal
En la historia reciente, la que no nos gusta recordar, hemos vivido varias veces situaciones de este tipo. En la medida en que la sociedad espa?ola se ha ido recuperando del trauma de la guerra civil y ha mostrado su vitalidad y su fuerza. sus profundas aspiraciones democr¨¢ticas, el proceso se ha ido repitiendo de manera pendular y cada vez con menor lapso de tiempo. A partir de los movimientos huelgu¨ªsticos y estudiantiles de 1956. que marcan la aparici¨®n en escena de las generaciones que no hab¨ªan participado de modo activo en la guerra civil, se produce la primera apertura, la econ¨®mica, en 1959. En el plano pol¨ªtico, fue la pol¨ªtica de liberalizaci¨®n, con la ley de prensa. Su fin fueron la cadena de estados de excepci¨®n que, de medidas provinciales, pasaron a extenderse a todo el territorio del Estado, como medio de contener la presi¨®n democr¨¢tica, concretada en manifestaciones y huelgas pac¨ªficas. El punto culminante de esta situaci¨®n fue el proceso de Burgos, en diciembre de 1970. Tras un nuevo relanzamiento del asociacionismo, llegamos a diciembre de 1973, seguido del ?esp¨ªritu del 12 de febrero?. El desenlace de esta etapa fue el dram¨¢tico verano de 1975, con el decreto-ley antiterrorista y las cinco ejecuciones de septiembre. Oscilaciones pendulares que, surgidas de la esperanza de una ruptura pac¨ªfica con el r¨¦gimen autocr¨¢tico, han puesto repetidamente de relieve la ineficacia del poder y la necesidad por parte de ¨¦ste, para mantenerse, de recurrir a respuestas desproporcionadas.
La estrategia de la tensi¨®n ha sido. pues, una constante. Primero, justificando la permanente suspensi¨®n de las garant¨ªas constitucionales, acompa?ado de una constante dramatizaci¨®n para justificar la represi¨®n, asimilando oposici¨®n y subversi¨®n. Pol¨ªtica de nacionalismo a ultranza, que no ha obstado para que se vendan sectores clave del aparato industrial del pa¨ªs y a que se produzcan graves hipotecas de la soberan¨ªa nacional.
Frente a esta estrategia, la opci¨®n de la oposici¨®n ha sido clara: hacer de la lucha pac¨ªfica y democr¨¢tica una l¨ªnea b¨¢sica y constante, respondiendo a una profunda aspiraci¨®n de reconciliaci¨®n y de b¨²squeda de tina convivencia civil y democr¨¢tica. Frente a la dramatizaci¨®n y la provocaci¨®n elevadas a la categor¨ªa de razones de Estado, manejadas y con un control total de los medios de difusi¨®n, la lucha por la democracia ha impuesto sus principios. Hoy, el Gobierno y el poder tienen que pronunciarse sobre las propuestas de la oposici¨®n: amnist¨ªa, libertades, elecciones... No se puede volver ya al chivo expiatorio de la subversi¨®n y la anti-Espa?a.
Sin embargo. para los grupos de presi¨®n y de poder cuya supervivencia depende de modo directo de la pervivencia de la actual estructura pol¨ªtica, e incluso para una estrategia internacional de mantenimiento del actual ?status quo?, s¨ª tiene inter¨¦s provocar una situaci¨®n de inseguridad y de vuelta al pasado, de inestabilidad social y de clima de guerra civil. Se trata de frenar todo proceso democr¨¢tico, tratando de reavivar, por otros medios, la desconfianza en un sistema pol¨ªtico contra el que tanto se ha denostado.
Una negociaci¨®n p¨²blica y responsable
Por primera vez, se busca superar la dial¨¦ctica violencia-represi¨®n. El Gobierno se ha emplazado a ello. Hasta el momento, con declaraciones de intenci¨®n, que han sido respondidas de un modo claro por la oposici¨®n. El fallido intento reformista, de dividir y digerir, con el obligado paso por la ventanilla como certificaci¨®n de libertad vigilada, ha fracasado.
La ¨²nica v¨ªa abierta ahora es la negociaci¨®n con garant¨ªas p¨²blicas. Una fundamental es el mantenimiento del orden p¨²blico, que es cosa muy distinta de la administraci¨®n discrecional e irresponsable
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del ejercicio de los derechos ciudadanos elementales. Con sus limitados medios. partiendo de organizaciones clandestinas, la orzanizaci¨®n y el desarrollo de las manifestaciones p¨²blicas en los ¨²ltimos meses han demostrado cumplidamente el grado de disciplina Y autocontrol popular. en una experiencia que ha sido la primera participaci¨®n en la vida p¨²blica para cientos de miles de ciudadanos. No cabe decir lo mismo de los desproporcionados medios empleados en la disuasi¨®n y en la represi¨®n.
No hay igualdad ante la ley
Y un punto esencial de la democracia y del orden. la igualdad ante la Ley no se cumple. Mientras que se exhibe una total dureza hacia las manifestaciones no autorizadas, hay hechos que quedan en la m¨¢s completa impunidad. Para que no sea as¨ª. el asesinato de Santurce, los Montejurra, forman parte de una cadena de hechos que deben ser descubiertos y aclarados. El medio b¨¢sico para ello es disponer de, una justicia independiente, cuyo papel es esencial en el esclarecimiento de estos casos, como ha puesto de relieve la investigaci¨®n sobre las explosiones de la Banca de l'Agricultura en ltalia. La independencia de la justicia, la supresi¨®n de las jurisdicciones especiales v el sometimiento de la polic¨ªa gubernati,va a la autoridad judicial son elementos b¨¢sicos para la seguridad jur¨ªdica que es el fundamento de una sociedad democr¨¢tica.
Las provocaciones no van a faltar, porque hay grupos de poder que no est¨¢n dispuestos a aceptar una sociedad democr¨¢tica. Las acciones de choque que creen un clima de intranquilidad pueden acelerar la deterioraci¨®n de una dif¨ªcil situaci¨®n econ¨®mica y social. buscando la inhibici¨®n de la oposici¨®n y el miedo general. La respuesta no ha de venir por las sensacionales revelaciones que no acaban concret¨¢ndose en nada real sino el establecimiento de la igualdad de los ciudadanos ante la Iey con la sumisi¨®n de tantos casos misteriosos ante una justicia democr¨¢tica e independiente del poder ejecutivo.
El Gobierno como primer responsable del orden p¨²blico, debiera ser el primer interesado en que haya claridad en este terreno para hacer realidad sus buenos deseos.
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