Validez actual de la novela testimonial
La reciente reedici¨®n de En la hoguera, novela de Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos, publicada originalmente en 1957, vuelve a plantear el viejo problema de la vigencia de las f¨®rmulas est¨¦ticas m¨¢s all¨¢ de la ¨¦poca concreta en que demostraron su eficacia. De alguna forma esta obra se inscribe en el clima moral y est¨¦tico que fuera bautizado despu¨¦s como novela social o novela testimonial. En los a?os cincuenta, y dentro de los estrechos m¨¢rgenes cr¨ªticos que permit¨ªa el sistema, una serie de autores comienza una gran aventura sellada de antemano por el signo del fracaso: llevar a las p¨¢ginas de sus libros una visi¨®n cr¨ªtica de[ momento hist¨®rico presente.Hoy, casi a veinte a?os del intento, se puede comprender con m¨¢s serenidad la inoperancia de una actitud desesperada que buscaba ofrecer un revulsivo cr¨ªtico, aunque fuera en sordina, reacci¨®n contra un estado de cosas inm¨®vil al que no se ve¨ªa salida, como tampoco se la vemos hoy, aunque se hayan ampliado, en apariencia, los m¨¢rgenes de tolerancia ante la critica y la disidencia.
En la hoguera,
de Jes¨²s Fern¨¢ndez Santos Madrid. Edit. Novelas y Cuentos, 1976.
En la hoguera participa, de alg¨²n modo, de este clima moral y est¨¦tico, aunque se separe netamente de los excesos provocados por la que alg¨²n cr¨ªtico bautiz¨®, acertadamente, como generaci¨®n de la berza. Por un lado encontramos el retrato de la vida en un pueblo espa?ol, de sus habitantes y del ambiente cotidiano, sobre el que pesa, como una losa inamovible, el espectro cercano de la guerra civil. Miguel, el protagonista, conduce el relato de forma callada, sin imponer en exceso su presencia, casi como una figura m¨¢s en el coro colectivo que puebla la novela, llenando de un fuerte calor humano los acontecimientos menudos que forman la trama. El t¨ªtulo dram¨¢tico esconde una realidad sencilla y austera, continuamente a punto de estallar. El verdadero tema de la obra es la aspiraci¨®n desesperada de los personajes por escapar del entorno que les oprime y esclaviza.
Hundimiento
Las connotaciones sociales y pol¨ªticas se hunden en el conjunto con un voluntario deseo de pasar a un segundo plano lo que no pertenezca directamente al mundo de los hombres y mujeres retratados por el libro. Todo lo que se superpone al puro retrato humano obedece a una necesidad est¨¦tica fundamental, y el car¨¢cter social y pol¨ªtico de la novela es inseparable de la vida inmediata de los seres humanos seleccionados.En la hoguera encontramos un texto literario aut¨®nomo, de una incre¨ªble elegancia poem¨¢tica sin estridencias. La tensi¨®n originada entre las necesidades estructurales del relato y las presiones inconscientes de un momento hist¨®rico testimonial y ejemplarizador se resuelven de una manera incre¨ªblemente arm¨®nica, de tal manera que, aqu¨ª y ahora, cuando los ecos del movimiento se han apagado, como tambi¨¦n las pol¨¦micas que los cuestionaban, permanece la validez de una obra cuyo fundamento est¨¢ en ella misma, y no en relaciones ajenas a lo puramente literario. La literatura como actividad est¨¢tica est¨¢ ligada a las circanstancias generales del momento en que se realiza, pero la inspiraci¨®n del escritor deber¨ªa saber esquivar los riesgos derivados de la servidumbre hacia la moda para remontarse a un estado mas general e independiente del tiempo concreto.
Fern¨¢ndez Santos es un autor vivo, en continua evoluci¨®n. Su estilo ha cambiado desde Los bravos hasta ahora, en una l¨ªnea ininterrumpida de superaci¨®n que presenta inflexiones tan valiosas como Las catedrales o El libro de las memorias de las cosas en los que la presencia callada de lo fant¨¢stico de las dimensiones ocultas de la vida en derredor, se mezcla sin estridencias con un deseo muy claro de captar la realidad tangible e inmediata. En la obra ahora reeditada, y gracias a sus creaciones posteriores, encontramos ya el preludio de esta futura transformaci¨®n. Por encima de las peripecias concretas se puede advertir una irrupci¨®n fugitiva de otra realidad, la de los sue?os y refugios imposibles de unos personales apegados a sus pulsiones y turbulencias interiores. El estilo de Fern¨¢ndez Santos es, enga?osamente, simple y directo, pero una segunda mirada descubre un habil¨ªsimo sentido de la composici¨®n, una estructura itinerante y f¨¦rrea a la vez que traslada a un discurso amplio y l¨ªrico, con un impecable sentido de la elipsis, la enfermedad general de un per¨ªodo, simb¨®licamente centrada en el malestar de Miguel y su miedo a la muerte, su impresionante apego a la vida, como un eco individual de la aspiraci¨®n testaruda de sobrevivir de todo un pueblo.
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