Octavo aniversario de la invasi¨®n de Checoslovaquia
Si se tienen en cuenta los avances electorales del eurocomunismo italiano y el papel casi protag¨®nico que intentan representar los partidos comunistas franc¨¦s y espa?ol, todos ellos hoy exultantes de heterodoxia y de ?humanismo democr¨¢tico?, no cabe duda de que el octavo aniversario de la invasi¨®n de Checoslovaquia, cumplido el pasado d¨ªa 21, constituye, probablemente, la ?conmemoraci¨®n, m¨¢s significativa de la aplicaci¨®n pr¨¢ctica de la ?doctrina Breznev?, de entre todas las que se han hecho hasta ahora. La entrada de las tropas sovi¨¦ticas en Checoslovaquia en la noche del 21 de agosto de 1968, junto con los de otros cuatro pa¨ªses del Pacto de Varsovia, marc¨® el fin del primer comunismo con rostro humano? ensayado en Europa. Desde entonces, los seguidores del se?or Dubcek siguen en la c¨¢rcel, y en el presidium los ?duros?, con el se?or Vasil Bilak, ide¨®logo del partido, a la cabeza, aventajan, no a los ?liberales? de la famosa primavera, sino simplemente a los menos duros -como el se?or Hussak-, en la proporci¨®n de seis a cuatro.Mientras tanto, el humor ortodoxo de los te¨®logos marxista-leninistas de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, como el del se?or Suslov, que parece ser tino de les m¨¢s tenaces malhumores pol¨ªticos contempor¨¢neos, ha marcado, adem¨¢s de la vida doctrinaria y econ¨®mica del pais, la actitud del Estado ante la expresi¨®n cultural y artistica, un terreno, en el que hasta hace poco las autoridades mostraban una manga relativamente m¨¢s ancha que, por ejemplo, las de Bulgaria o las de la propia URSS. El 6 de julio, luego de un proceso a puertas cerradas, tres j¨®venes obreros fueron condenados a penas de hasta dos a?os y medio de prisi¨®n por haber organizado un club juvenil de m¨²sica pop. Al parecer, los poemas y las canciones que all¨ª se interpretaban conten¨ªan, seg¨²n el fiscal, tantas ?malas palabras? que conformaban una ?acci¨®n moralmente nociva? para el r¨¦gimen. El paralelismo con las cargas de la polic¨ªa sovi¨¦tica contra las exposiciones de pintura abstracta de Mosc¨² resulta evidente. El pasodoble y el vals vien¨¦s responden mejor, aparentemente, a los designios del comit¨¦ central checoslovaco.
Entre las naciones socialistas en las que seguramente no ha pasado inadvertido este nuevo aniversario de los sucesos de Praga tiene que encontrarse, por fuerza, Yugoslavia. Hace tiempo ya que los dirigentes de Belgrado -y tambi¨¦n los de la CEE-, temen que el se?or Breznev vuelva a recordar su doctrina cuando el mariscal Tito desaparezca, y as¨ª se lo habr¨ªan reiterado recientemente al se?or Pajetta, del bur¨® pol¨ªtico del PCI. El propio partido italiano ha previsto esa posibilidad, y ese ser¨ªa uno de los motivos, entre otros muchos, de sus deseos de que Italia no se aleje demasiado de la OTAN. Si bien el se?or Breznev habr¨ªa sugerido en junio que en el caso yugoslavo no habr¨¢ doctrina, lo cierto es que la situaci¨®n estrat¨¦gica de Yugoslavia es, objetivamente, un objetivo apetecible, y hasta necesario si se piensa en t¨¦rminos de control del Mediterr¨¢neo central, y puede, aunque no exista ese prop¨®sito, transformarse en ?vital? si en Belgrado alg¨²n d¨ªa se rompe, en favor de los ?liberales? o proocidentales, el delicado equilibrio que hasta hoy ha sabido mantener el viejo mariscal.
En cuanto a los dem¨¢s pa¨ªses de la ¨®rbita sovi¨¦tica, el 21 de agosto ser¨¢ siempre, por as¨ª decir, un recuerdo vivo, y una advertencia.
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