"?S¨®plale, Palomo!

De los anunciados toros de Sorando no se lidi¨® ninguno o si acaso uno que hubo de ser el tercero, el cual no ten¨ªa divisa, ni hierro, ni nada, y era imposible saber si proced¨ªa de Cembrano, o de Higuero, o de Sorando o de qu¨¦ pastelera madre. Si nos atenemos a las informaciones de la empresa, recibidas por tel¨¦fono en la ma?ana de la corrida, ser¨ªa de Tietar, pero esa misma empresa nos dijo el lunes que no hab¨ªan cambiado nada del cartel, qu¨¦ va, hombre de Dios, los toros tampoco, y resulta que, seg¨²n supimos despu¨¦s, los cambiaron todos menos uno.Y as¨ª est¨¢n las cosas en Alcal¨¢. Saltan a la arena los toros y no son toros. Unos animaluchos para darles de capones son. Encima salen sin divisa; los hierros, ya se sabe, a veces est¨¢n bien marcados a fuego y se distinguen, como ocurri¨® con un toro de Ti¨¦tar y dos de Higuero, y otras son un garabato, o no hay hierre "o si lo hubo, desapareci¨®como en el caso del tercer toro dicho. Podr¨ªa uno guiarse por las banderillas, cuyos papelines est¨¢ niand ando den, los colores de la di,visa, pero tampoco, porque las de Alcal¨¢ son variopintas y desde luego ayer sus colores no correspond¨ªan a las ganader¨ªas mencionadas de Tietar y dos de Higuero-. De manera c[ue se hace dif¨ªcil distinguir de qu¨¦ ganader¨ªas son los espec¨ªmenes que salen al ruedo y hay que pi-oceder a veces por eliminaci¨®n-Por ejemplo, se elimina Miura, Tulio, conde la Corte, etc¨¦tera, y nos quedamos con lo de Ti¨¦tar y lo de Higuero.Y ?premio, acert¨® el caballero!

Aunque al cabo, qu¨¦ m¨¢s da. Si muletazo de mando porque aterrizan tambi¨¦n, lo mismo importa que sean de Ti¨¦tar, que de Higuero, que de Sorando, que de su pastelera madre. Y a¨²n si los matadores tuviesen el arte ya que est¨¢ uno ah¨ª y ha echado la tarde a feria (qu¨¦ gracia, feria), ni contemplaciones ca¨ªdo ese torillo e incluso el cuarto y quinto, que eran m¨¢s aparentes. Los que no se habr¨ªan ca¨ªdo ni a soplidos, ni a huracanes, ni a hachazos, son los pitones, porque no los vimos. Lo de Ti¨¦tar, lo de Higuero y lo de su pastelera madre no ten¨ªa pitones de exquisiteces hasta llegar¨ªa a suponer un regalo para la acendrada afici¨®n. Pero los de ayer fueron incapaces de tal cosa. Los de ayer nos ofrecieron un muestreo de vulgaridades en cadena, cientos de pases Palomo, otros tantos Herrera pero con m¨¢s barullo, algunos menos, Currillo a quien -subr¨¢yese como merece- tenemos apuntados un derechazo hondo y dos ver¨®nicas toreras.

?Para qu¨¦ el an¨¢lisis de si actuaciones y condiciones de las reses que empezaban por no ser toros? Cuando la primera estaba moribunda, por efecto de la estocada, se -Oy¨® una: gran voz: ?S¨®plale, Palomo! ?. S¨ª, con un soplido se hubiera ca¨ªdo ese torillo e incluso el cuarto y quinto, que eran m¨¢s aparentes. Los que no se habr¨ªan ca¨ªdo ni a soplidos, ni a huracanes, ni a hachazos, son los pitones, porque no los vimos. Lo de Ti¨¦tar, lo de Higuero y lo de su pastelera madre no ten¨ªa pitones.

Presid¨ªa la autoridad competente: ya.