Denuncian en Gran Breta?a el asesinato, tortura o detenci¨®n de cincuenta mil nativos de Namibia (sudoeste africano)
El primer ministro de Sud¨¢frica y el secretario de Estado norteamericano se reunir¨¢n en Zurich el pr¨®ximo fin de semana para hablar de Rodesia y de Namibia, se anunci¨® ayer en Pretoria. Es la segunda entrevista que sostienen Vorster y Kissinger. La primera tuvo lugar en junio en Baviera, Alemania.
Como aquella vez, ambos pol¨ªticos se re¨²nen rodeados de un ambiente de gran tensi¨®n, cuyo centro est¨¢ en la propia Rep¨²blica Sudafricana. A pesar de que Kissinger le reiterar¨¢ a Vorster la oposici¨®n norteamericana a la pol¨ªtica de apartheid, que es la que causa los incidentes que vienen teniendo lugar en las ciudadelas negras, ambos estadistas concentrar¨¢n sus conversaciones en la posibilidad de que Vorster medie para resolver la explosiva situaci¨®n rodesiana. Asimismo, Kissinger intentar¨¢ servir de int¨¦rprete de los deseos de la ONU, que quiere que las tropas de Sud¨¢frica se retiren de Namibia cuanto antes para que aquella organizaci¨®n internacional cumpla su prop¨®sito de preparar la independencia de aquel territorio del que Vorster no se quiere marchar.En cuanto a Rodesia, Kissinger est¨¢ convencido, como sus colegas brit¨¢nicos, de que si lan Smith no acepta una f¨®rmula de paz con los l¨ªderes negros, en aquel pa¨ªs habr¨¢ una guerra civil muy pronto. Lo que temen ambos poderes occidentales es que esa contienda le d¨¦ pie a cubanos y rusos a intervenir y precipitar un enfrentamiento de mayores dimensiones que implicar¨ªa a todo el continente y, acaso, a los propios Estados Unidos. Al parecer, Vorster es el ¨²nico pol¨ªtico del mundo capaz de explicarle esta teor¨ªa a lan Smith.
Por lo que se refiere a Namibia, la posici¨®n de Vorster se ha complicado en las ¨²ltimas cuarenta y ocho horas. La pasada semana, su ministro de Defensa hab¨ªa declarado que si las tropas sudafricanas se retiraban de Namibia, como quiere la ONU, habr¨ªa all¨ª un conflicto sangriento de enormes dimensiones porque ese territorio ser¨ªa ocupado por fuerzas for¨¢neas, contrarias a Sud¨¢frica.
El mismo representante gubernamental explic¨®, en unas declaraciones que nosotros escuchamos en Londres, que el pueblo de Namibia apoyaba la presencia de las fuerzas armadas sudafricanas ?porque est¨¢n all¨ª para proteger a los habitantes de ese territorio ?.
Sin embargo, ayer se public¨® en Gran Breta?a el informe de un ex recluta que estuvo con el ej¨¦rcito sudafricano en Namibia. El recluta, Bill Anderson, que era cocinero, dice que en los primeros meses de este verano las tropas del r¨¦gimen de Vorster organizaron una operaci¨®n, la Operaci¨®n Cobra, mediante la cual ?limpiaron? de naturales de Namibia una amplia zona fronteriza con Angola. El objetivo de la limpieza era el de crear all¨ª una zona militarizada similar a las que los norteamericanos crearon en Vietnam.
Al crear la zona militarizada, las tropas sudafricanas pod¨ªan dominar toda la frontera y ten¨ªan licencia para matar no solo a los guerrilleros procedentes de Angola que la traspasaran, sino tambi¨¦n a los civiles que transitaran por ella.
El sistema para erradicar a los habitantes del lugar era muy peculiar. Los que se resist¨ªan a abandonar sus tierras eran detenidos e interrogados. Los que hu¨ªan ante la presencia militar pod¨ªan morir en el acto.
Los interrogatorios se hac¨ªan aplicando torturas de todos los tipos, desde simulacros de ahogo por inmersi¨®n hasta las m¨¢s horripilantes descargas el¨¦ctricas sobre partes vitales del cuerpo humano. Muchos de los detenidos murieron en el curso de ese feroz tratamiento. Algunos de los soldados torturadores comet¨ªan luego abusos sexuales con los cad¨¢veres, de los que arrancaban partes como trofeos macabros.
Otro m¨¦todo mucho m¨¢s expeditivo para erradicar a la poblaci¨®n era el del fusilamiento. Los que corr¨ªan ante los soldados porque no quer¨ªan ser detenidos ni quer¨ªan marcharse de sus tierras eran ejecutados.
Usando ambos sistemas, las tropas sudafricanas aclararon aldeas fronterizas ocupadas por unos 50.000 habitantes de Namibia, que es un territorio sudafricano que la ONU te¨®ricamente deb¨ªa administrar. Vorster se resiste a dejarlo y mantiene all¨ª a sus tropas, que seg¨²n su Gobierno est¨¢n para defender a Namibia de incursiones extranjeras. El documento dado a conocer ayer en Inglaterra se?ala que las agresiones contra el pueblo de Namibia no parecen venir precisamente del exterior.
En la anterior cumbre Vorster-Kissinger, el tema que ensombreci¨® la reuni¨®n fue el de la matanza de Soweto. La sombra no ha cesado, aunque Namibia haya pasado de pronto al primer plano de la actualidad. Con respecto a Soweto ayer se publicaron las ¨²ltimas estad¨ªsticas: durante el reciente fin de semana murieron seis negros en el curso de los disturbios ya permanentes en esa ciudadela. Esa cifra coloca en 41 el n¨²mero de v¨ªctimas de la ¨²ltima semana. Diecis¨¦is, todos negros, han muerto como consecuencia de la acci¨®n de la polic¨ªa.
Este ambiente, que empalidece incluso la situaci¨®n rodesiana, va a hacer muy dif¨ªcil que la entrevista entre Kissinger y Vorster se celebre dentro de un clima de entendimiento. El apartheid, la acci¨®n de la polic¨ªa de Vorster en las ciudadelas negras y las recientes revelaciones sobre Namibia son en esta ocasi¨®n argumentos demasiado poderosos como para que el secretario de Estado USA los pase por alto y se concentre en lo que en principio iba a ser el objetivo de la conversaci¨®n de Zurich.
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