El pueblo saharaui, ante su nueva etapa
Nunca, desde que en su I Congreso del 10 de mayo de 1973, que proclamara la creaci¨®n del Frente Popular para la Liberaci¨®n de Saguia el Harnra y R¨ªo de Oro (F. Polisario), la situaci¨®n de este Frente, y del pueblo saharaui, ha sido m¨¢s precaria que en la actualidad. Aquel I Congreso de 1973 fue seguido diez d¨ªas despu¨¦s por el inicio de la lucha armada contra la dominaci¨®n colonial espa?ola.Un a?o m¨¢s tarde, en su II Congreso de fines de agosto de 1974, el F. Polisario, con su ?programa de acci¨®n nacional? se planteaba la creaci¨®n en el Sahara Occidental de un ?r¨¦gimen republicano, nacionalista y popular?, que ?garantizase las libertades individuales, nacionalizase los recursos naturales, y movilizase a las masas por la reconstrucci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs?.
La orientaci¨®n pol¨ªtica del F. Polisario, que se ve¨ªa ya constituido en Gobierno saharaui, era clara. En el terreno internacional su adhesi¨®n a la coexistencia pac¨ªfica y su manifiesta vocaci¨®n tercermundinta y anticolonialista, le inscrib¨ªa definitivamente como parte del movimiento ele liberaci¨®n nacional mundial.
Desde aquel II Congreso a este III, Espa?a se ha retirado del Sahara y se desentiende totalmente del problema saharaui; el impulsor inicial del F. Polisario, Mustaf¨¢ el Uali, ha muerto en una acci¨®n armada contra Mauritania, el 70 por 100 de la poblaci¨®n saharaui, unas 100.000 personas, han sido expulsadas de su tierra y est¨¢n amenazadas de exterminio ya sea por las enfermedades y epidemias, o por los ataques armados de sus enemigos. El Ej¨¦rcito marroqu¨ª al norte y el mauritano al sur se reparten el territorio que- el Acuerdo Tripartito de Madrid les ofreci¨® graciosamente.
Frente a esta situaci¨®n desfavorable, ?c¨®mo ha reaccionado el F. Polisario? En primer lugar, con su permanente hostigamiento ha obligado a las fuerzas armadas marroqu¨ªes a concentrarse en las ciudades habitadas, y fund¨¢mentalmente en los centros de importancia econ¨®mica, como es el tri¨¢ngulo fosfatero de El Aai¨²n, Bucraay Smara.
La consolidaci¨®n de determinadas zonas liberadas, aunque econ¨®micamente insignificantes y geogr¨¢ficamente m¨ªnimas, permite a los polisarlos reivindicar ante instancias internacionales el ejercicio de una soberan¨ªa nacional, por muy limitada y coartada que esta se vea por el momento, soberania que asumela Rep¨²blica Arabe Saharaui y Democr¨¢tica (RASD), proclamada el mismo d¨ªa 28 de febrero de este a?o, coincidiendo con la retirada de las tropas espa?olas.
El permanente sabotaje de la correa transportadora de f¨®sfatos de Bu-Craa a El Aai¨²n, que con sus 98 kil¨®metros de longitud resulta pr¨¢cticamente indefinible, impide la explotaci¨®n del f¨®sfato, objetivo prioritario de los marroqu¨ªes y compa?¨ªas asociadas.
Desde el punto de vista jur¨ªdico e internacional, la resoluci¨®n 1514 de la ONU de 1960 sobre la concesi¨®n de la independencia a los pa¨ªses y pueblos colonizados, proporciona el instrumento b¨¢sico y general para las reivindicaciones independentistas. La 3292 de diciembre de 1974 confirmada por la 3458 un a?o m¨¢s tarde invita a la potencia administrante, Espa?a, a orp-anizar un refer¨¦ndum en el que el pueblo saharaui pueda expresar libremente su derecho inalienable a la autodeterminaci¨®n.
El dictarrien del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, que establece que ?en el momento de la colonizaci¨®n, el Sahara Occidental estaba habitado por poblaciones que, aunque n¨®madas, estaban social y pol¨ªticamente organizadas en tribus bajo la autoridad (le un jefe?, y a?ad¨ªa que Marruecos no pod¨ªa ?pretender haber ejercido efectivamente ninguna autoiridad sobre el territorio?, rechaza las tesis hist¨®ricas sobre las cuales basa Marruecos su reivindicaci¨®n anexionista.
Diez pa¨ªses han reconocido al Gobierno de la RASD (Argelia, Libia, Burundi, Benin, Angola, Mozambique, Guinea Bissau, Cabo Verde, Madagascar, y Tanzania) y es posible que otros varios pa¨ªses socialistas, entre ellos Cuba, que ya prometi¨® a trav¨¦s de Fidel Castro ayuda a El Uali, la reconoIcer¨ªan cuando el panorama se haya aclarado un poco m¨¢s.
La Conferencia de Pa¨ªses no Alineados, y la Organizaci¨®n de la Unidad Africana (OUA), que no podr¨ªan dejar de apoyar el principio a la autodeterminaci¨®n de los pueblos sin negarse a s¨ª mismas en cierta medida, parecen inclinarse por el reconocimiento de la RASD, aunque prevalece su deseo de no tomar partido en la confrontaci¨®n que internacionalmente enfrenta a Argelia con Marruecos y Mauritania.
Nada de esto, sin embargo, es suficiente para cambiar una situaci¨®n ?de facto? que existe en el Sahara Occidental. No se puede echar del territorio al Ej¨¦rcito marroqu¨ª a fuerza de comunicados y declaraciones solidarias, ni la ONU cuenta con el aparato coercitivo necesario para imponer sus resoluciones.
En la etapa presente, los polisarios no parecen estar a¨²n en condiciones de modificar por s¨ª mismos las limitantes militares del problema. Quiz¨¢s por eso un funcionario argelino nos dec¨ªa medio confidencialmente que al parecer s¨®lo tres alternativas son posibles: que se d¨¦ un golpe de Estado de origen militar en Marruecos, que se produzca un cambio de Gobierno en Mauritania, o que Argelia y Marruecos entren en guerra, opci¨®n ,esta ¨²ltima poco probable, dado el inter¨¦s de los dos paises en no verse llevados a una confrontaci¨®n directa.
La solidaridad de la ?Izquierda? marroqu¨ª con Hassan II, la indudable popularidad que ¨¦ste ha ganado con la exacerbaci¨®n del nacionalismo, precisamente sobre la base del problema saharaui a partir de 1970, es un factor sicol¨®gico al que el Frente Polisario tiene que responder sin esquematismos ni anatemas.
La izquierda marroqu¨ª
Para probar que los marroqu¨ªes apoyan la causa del pueblo saharaui, las p¨¢ginas de los diarios argelinos y los folletos del Frentre Polisario, est¨¢n llenos de documentaci¨®n sobre dos movimientos marroqu¨ªes: uno de ¨ªndole militar, el ? 16 de Octubre?, y otro pol¨ªtico, la organizaci¨®n ?lla al Aman?.
El primer movimiento procede originariamente del 16 de octubre de 1972, cuando el entonces ministro de defensa marroqu¨ª, coronel Outkir, fue muerto en un despacho del palacio real despu¨¦s de haber confesado, seg¨²n la versi¨®n oficial, su participaci¨®n en el ¨²ltimo complot militar contra el rey.
Parec¨ªa evidente entonces que exist¨ªa un cierto descontento entre los militares contra Hassan II motivado en gran medida por la intervenci¨®n de los ?civiles? del Gobierno en la represi¨®n de los militares que el a?o anterior asaltaron el palacio de verano del soberano en Skirat.
Aunque la culpabilidad de Oufkir en aquellos hechos est¨¢ a¨²n por demostrar, en cualquier caso,-tanto ¨¦l como los golpistas, representaban a una derecha militar que pretend¨ªa encauzar la orientaci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica del pa¨ªs, por v¨ªas tal vez menos corrompidas, pero indudablemente m¨¢s autoritarias y nada progresistas.
El otro movimiento pol¨ªtico, es una escisi¨®n del Partido Comunista Marroqu¨ª, ya minoritario el mismo, y que se agrup¨® originalmente en torno a la revista ?Souffles?, antes de pasar a una acci¨®n m¨¢s radical contra la monarqu¨ªa. Se trata este ¨²ltimo de un grupo indudablemente mucho m¨¢s consciente que el reum¨¢tico partido de Afi Yat¨¢. Aunque minoritario, tuvo una gran capacidad de movilizaci¨®n en la universidad. Sus militantes han pagado con la muerte o la prisi¨®n la sinceridad de sus prop¨®sitos, pero tambi¨¦n su desconexi¨®n popular.
-En cuanto a la ?izquierda? marroqu¨ª, sus actuaciones, se nos dec¨ªa en Argelia, han estado motivadas por el temor de verse siempre en la oposici¨®n. El PC marroqu¨ª, del cual, y a pesar de ser minoritario, han surgido la mayor¨ªa de los otros grupos, hab¨ªa intentado a principios de la d¨¦cada del 70 su ?gran golpe?. El doctor Hadi Messuak, m¨¦dico personal del rey y personalidad relevante del PC, hab¨ªa pactado al parecer con Hassan II su legalizaci¨®n a cambio de que ¨¦ste abandonase su Inspiraci¨®n marxista y se quedase en un nacionalismo puro y simple. Esta negociaci¨®n no fue totalmente aceptada por Ali Yata, jefe del grupo, y el doctor Messuak se separ¨® de ¨¦l. Eso no ha impedido sin embargo que el PC se convierta en realidad en un partido nacionalista. A pesar de la evidente diferencia que hay entre ?lla al Aman? y el PC marroqu¨ª, que hasta -ha suprimido la palabra comunista de su denominaci¨®n para llamarse Partido de la Liberaci¨®n y el Socialismo, los polisarios le-Jan a la oposici¨®n marroqu¨ª que les apoya a ellos mucha m¨¢s iniportancia de la que realmente tiene. Esta actitud parece repetirse con respecto a la izquierda espa?ola. Se sobrevaloran grupos que no tienen ninguna trascendencia en Espa?a, y sedescuida por ejemplo a Coordinaci¨®n Democr¨¢tica en su conjunto. Esta situaci¨®n parece que comienza a remediarse con la participaci¨®n de una delegaci¨®n de seis partidos miembros de Coordinaci¨®n Democr¨¢tica en el III Congreso, y los contactos que ¨¦stos han tenido con los polisarios.
Pr¨®ximo art¨ªculo:
?La izquierda espa?ola, frente a la descolonizaci¨®n?.
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