Los derechos humanos
?Este libro podr¨ªa llevar como subt¨ªtulo el de Los derechos humanos prohibidos, no tanto por su contenido como por las circunstancias en que se ha originado?. As¨ª comienza el pr¨®logo del libro donde se recopila la reelaboraci¨®n de cinco conferencias de las cuales llegaron a celebrarse tres, aunque dos fueron ?desautorizadas posteriormente?, otra, desautorizada pocas horas antes de su comienzo y la ¨²ltima que pudo celebrarse y no lo fue por motivos de solidaridad. Tuvieron o pudieron tener el marco de la Universidad de Oviedo durante el curso pasado y hab¨ªan sido organizadas por los departamentos de Actividades Culturales, Derecho Internacional y Filosof¨ªa del Derecho de la Facultad de Derecho ovetense. Las circunstancias a que se refiere el texto del principio vienen reflejadas agudamente en el pr¨®logo del libro y calificadas de ?experiencia alarmante?. El autor de estas l¨ªneas fue testigo de una de estas experiencias y con un sano escepticismo y buena voluntad las calificar¨ªa de pintorescas. Circunstancias solamente recuperables por la importancia y el inter¨¦s de las diferentes colaboraciones que este libro nos presenta. Un a?o despu¨¦s nos encontramos esperanzados, pues el tema de los derechos humanos ha saltado a la opini¨®n p¨²blica; de ello dan prueba continuamente los medios de comunicaci¨®n, las intervenciones de miembros de la oposici¨®n y, hecho totalmente novedoso, destacados miembros del actual Gobierno hablan de la protecci¨®n y garant¨ªa de los derechos humanos y libertades p¨²blicas, intentando una reforma de nuestro ordenamiento jur¨ªdico que lo englobe.Sem¨¢ntica
Pol¨ªtica y Derechos Humanos,
de Manuel Atienza, Gregorio Peces-Barba, El¨ªas D¨ªaz, J. Carlos Fern¨¢ndez Rozas y Julio Gonz¨¢lez Campos. Valencia. Fernando Torres. Editor. Serie Interdisciplinar. 1976.
La primera aportaci¨®n del libro se debe a Manuel Atienza, y lleva por t¨ªtulo Derechos naturales o derechos humanos: un problema sem¨¢ntico. Se trata en primer lugar de una aproximaci¨®n ling¨¹¨ªstica, sem¨¢ntica, sobre el t¨¦rmino a emplear y que mejor pueda reflejar una realidad y en segundo lugar de las condiciones que permiten o no la existencia de esa realidad que son los derechos humanos. Por lo que se refiere al primer tema la cuesti¨®n est¨¢ entre derechos humanos o derechos naturales. El t¨¦rmino derechos naturales, como su supuesta g¨¦nesis el derecho natural, es lo suficientemente ambiguo como para indicar muchas cosas y al mismo tiempo nada. El ¨²nico fundamento filos¨®fico o cient¨ªfico de los derechos humanos es el fundamento hist¨®rico; por ello pretender hablar de una su puesta naturaleza humana inmutable y universal y de ella deducir derechos para los individuos es ya desde su origen falacioso. La aportaci¨®n de M. Atienza es importante, pues generalmente se suele hacer m¨¢s hincapi¨¦ en los planteamientos pol¨ªticos y jur¨ªdicos de los derechos humanos, relegando a un segundo lugar los problemas m¨¢s doctrinales; de su fundamentaci¨®n, que hoy d¨ªa s¨®lo es posible teniendo en cuenta los resultados de las ciencias humanas.
Le sigue el art¨ªculo El Socialismo y la Libertad de Gregorio Peces-Barba, que ya cuenta en su haber con una importante obra sobre el tema. Parte del supuesto de que la democracia solamente es posible con una conjunci¨®n entre socialismo y libertad. El uso de las libertades iguales para todos es imposible en una situaci¨®n de desigualdad social, al mismo tiempo que el socialismo no puede imponerse dictatorialmente y s¨®lo es posible su englobamiento en una sociedad justa, si asume las positivas aportaciones de la tradici¨®n democr¨¢tico-liberal. Desde esta perspectiva analiza las tres grandes corrientes hist¨®ricas donde se plantea el terna de la relaci¨®n socialismo-libertad. A). La liberal ortodoxa (Tocqueville, J. Rivero). B). La posici¨®n socialista autoritaria (el tema de la dictadura del proletariado, Lenin) y, finalmente, la posici¨®n socialista democr¨¢tica o ?intento de construir la sociedad socialista en una tradici¨®n de libertad heredada del liberalismo, pero que, como veremos, se transforma muy profundamente aunque no se destruya en la sociedad socialista?, transformaci¨®n que conlleva tanto la p¨¦rdida del sentido de clases originario en la ideolog¨ªa de los derechos humanos consagrados por las revoluciones burguesas (que ya critic¨® C. Marx en La cuesti¨®n jud¨ªa), como la asunci¨®n en el programa de una sociedad socialista del reconocimiento y garant¨ªa de las libertades.
El¨ªas D¨ªaz en Socialismo democr¨¢tico y derechos humanos plantea los temas ya tratados en su importante obra Estado de Derecho y sociedad democr¨¢tica. El reconocimiento y garant¨ªa de los derechos humanos es el ¨²nico criterio posible y a la vez necesario de la legitimidad del poder pol¨ªtico.
Pero este marco de derechos humanos, de todos los hombres, ?es compatible con una sociedad de estructura capitalista? La contestaci¨®n es tajante ?no basta con la democracia jur¨ªdico-pol¨ªtica; hace falta una democracia econ¨®mico-social. Sin ¨¦sta, incluso aqu¨¦lla se resiente. Los derechos econ¨®mico-sociales (cuyo planteamiento debemos a las corrientes socialistas) deben ir parejos a los derechos pol¨ªticos y culturales. Las dos siguientes intervenciones tienen por modelo el derecho internacional?.
Internacional
De ellas, la primera, La protecci¨®n internacional de los derechos humanos y su proyecci¨®n en el orden jur¨ªdico interno, de J. Carlos Fern¨¢ndez Rozas, se refiere al derecho internacional elaborado en el seno de las Naciones Unidas en materia de protecci¨®n de derechos humanos y a su influencia tanto en el orden internacional (de la competencia de los Estados) como al orden interno de cada Estado. Aunque a nivel de la protecci¨®n de los derechos humanos, a nivel internacional, existe una evidente diferencia entre los principios proclamados y la pr¨¢ctica estatal cotidiana, los pasos dados son importantes.
La segunda y ¨²ltima del libro Derechos humanos y situaciones coloniales, de Julio D. Gonz¨¢lez Campos, parte de la estrecha relaci¨®n existente, como viene verificado por los hechos hist¨®ricos que Gonz¨¢lez Campos cita entre el ?pensamiento anticolonialista europeo? y ?el respeto de derechos y libertades fundamentales de la persona humana?.
En definitiva, y a modo de conclusi¨®n tras la lectura del libro, el reconocimiento y protecci¨®n de los derechos humanos s¨®lo es posible en un marco democr¨¢tico que englobe al individuo y sus derechos m¨¢s personales (to¨ªerancia, libertad de expresi¨®n, etc.), como ser aut¨®nomo (autonom¨ªa que es la base de su dignidad en el sentido kantiano), al individuo como ciudadano (Rouseau) a trav¨¦s de sus derechos c¨ªvico-pol¨ªticos (soberan¨ªa popular, sufragio universal, libertad de reuni¨®n y asociaci¨®n...), al individuo emancipado de las barreras de explotaci¨®n socioecon¨®mica (Marx) y creador de su propio marco cultural. La democracia ya est¨¢ inventada y su raz¨®n de ser est¨¢ simplemente en su ejercicio. Debe ser conquistada por los individuos y reconocida y garantizada por el Estado, jam¨¢s otorgada, pues nadie tiene su monopolio y perder¨ªa entonces su raz¨®n de ser. El tema es pol¨ªtico, pero no solamente, pues abarca tanto a la filosof¨ªa de su fundamentaci¨®n te¨®rica y de su praxis hist¨®rica como a la ¨¦tica y al mundo del derecho. Esperemos que su ejercicio, hasta ahora negado, conlleve el estudio desde estos planteamientos.
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