Ejercicios intelectuales
Una brillante trama de novela polic¨ªaca sirve al novelista italiano Leonardo Sciascia (Racalmuto, Sicilia, 1921) para ofrecernos un panorama cr¨ªtico de la clase dirigente de Italia, una parcial reflexi¨®n sobre el poder y el papel de la Iglesia y, sobre todo, unos ejercicios intelectuales llenos de sugerencias.El marco de este cuadro es una casa de ejercicios, antigua ermita del converso Zafer, englobada ahora dentro de un hotel confortable y feo (??Qu¨¦ puede hacerse hoy con los arquitectos??). Un pintor de fama y esp¨ªritu esc¨¦ptico llega all¨ª casualmente y, atra¨ªdo por la curiosidad, consigue permiso del sacerdote que regenta el hotel -don Gaetano- para quedarse unos d¨ªas. Es don Gaetano la figura m¨¢s atractiva de este relato, corto y jugoso. Sacerdote inteligente y culto (hace suyo el verso de Mallarm¨¦ J'ai lu tous les livres), ir¨®nico, equ¨ªvoco (gusta llevar unas gafas como las que en un ¨®leo ofrece el diablo tentador al ermita?o Zafer), malo seg¨²n propia confesi¨®n (?el triunfo de la Iglesia en el transcurso de los siglos se debe m¨¢s a los curas malos que a los buenos?). Este paisano de Maquiavelo que vivencia en s¨ª mismo el sentido historicista que la Iglesia asumi¨® del juda¨ªsmo, sigue el consejo ignaciano y el lema que titula la novela: todo modo vale para hallar y buscar la voluntad divina...
Todo modo,
de Leonardo Sciascia. Barcelona. Editorial Noguer. 1976. 150 p¨¢ginas.
Y todo vale tambi¨¦n para las obras de la Iglesia, para ayudar a su mano ejecutiva (y limosnera) que es don Gaetano. Y a sus hospitales y a sus escuelas... Y a sus hoteles. En ellos puede exprimir a aquel ?racimo de jerarqu¨ªas?, que puntualmente acude cada ¨²ltimo domingo de julio a la primera tanda de ejercicios, la m¨¢s importante y de m¨¢s selecta clientela espiritual. Sesiones tranquilas, oreadas por el atomillado aire serrano, donde se reza, se medita, se intercambian influencias, se anudan negocios y se practica con calma el sutil chalaneo del poder. Algunos tambi¨¦n practican el amor. El viejo sacerdote propicia con liberalidad renacentista los devaneos de sus hu¨¦spedes, permitiendo que las amantes vivan en el hotel.
Rosario colectivo
Todas las noches hay un rosario colectivo. Sciascia (metido como narrador dentro del pintor, que asombrado contempla la escena con el anticlerical cocinero) describe la secuencia con mano maestra. Un cuadr¨¢ngulo de orantes, agrupados alrededor de la figura rectora de don Gaetano, bate a golpes de sonoras letan¨ªas la explanada situada frente a la fachada principal del hotel. La segunda noche un disparo quiebra el sonsonete rosariero y deshace la compacta geometr¨ªa de penitentes. Uno de ellos ha sido asesinado. Otro morir¨¢ al d¨ªa siguiente, despe?ado desde la azotea. Al final, morir¨¢ el propio don Gaetano. Pera este final no es el final. Nada se clara. Ni nada se aclarar¨¢, como a la larga nada se aclara en los cr¨ªmenes de la mafia siciliana, y aqu¨ª parece que el escritor que ha novelado los tejemanejes de la organizaci¨®n de su pa¨ªs (El d¨ªa de la lechuza y A cada uno lo suyo, las dos llevadas al cine, proyectadas en Espa?a y la ¨²ltima pasada no hace mucho tiempo por RTVE) quiere mostrarnos otra mafia de m¨¢s alto bordo, pero de iguales m¨¦todos. Elite de mafiosos que negocian entre ellos el reparto del erario (bot¨ªn comunal) y que llegado el caso acabar¨¢n mat¨¢ndose entre s¨ª, como lobos por un despojo sangriento. El juez que investiga el caso considera que cometen ?delitos de malversaci¨®n, peculado, corrupci¨®n y todos los que los legisladores han previsto y definido en relaci¨®n con la administraci¨®n de fondos p¨²blicos?. Y canasta de v¨ªboras los llamar¨¢ su pastor de verano, hombre que acepta el mal como prueba de la existencia de Dios y que ve la Iglesia como otra almad¨ªa de la Medusa...Libro, repetimos, lleno de inter¨¦s y sugerencias. Libro que se lee de un tir¨®n, embebidos en el atractivo espect¨¢culo de la esgrima dial¨¦ctica entre don Gaetano y el pintor, hecha de amagos, insinuaciones, donde las cosas se dicen y no se dicen a la vez, donde pesimismo y optimismo, finalismo y medios, se mezclan y caminan de la mano...
Babelia
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