"Moises y Aar¨®n" o el talento dram¨¢tico de Arnold Sch?nberg
Actualmente se ofrece al aficionado hispano la primera oportunidad clara para adentrarse en el conocimiento y goce de una de las composiciones m¨¢s importantes de nuestro siglo: Moses und Aaron, ¨®pera de Sch?nberg que constituye uno de los pilares fundamentales del teatro l¨ªrico contempor¨¢neo. Tal oportunidad es la publicaci¨®n discogr¨¢fica de la versi¨®n dirigida por Michael Gielen y protagonizada vocalmente por G. Reichy L. Devos, ¨¢lbum extraordinario, aunque con un lunar: la irritante carencia de traducci¨®n castellana del libreto.
Irritante, s¨ª, porque el libreto de Mois¨¦s y Aar¨®n, debido al propio Sch?nberg, es de importancia capital a la hora de penetrar en los significados de la ¨®pera. Su importancia va m¨¢s all¨¢ de lo habitual porque Sch?nberg, si bien ten¨ªa perfilado el texto desde 1928, no fue d¨¢ndole cuerpo definitivo hasta componer la m¨²sica (entre 1930 y 1932), de manera que ambos elementos est¨¦ticos puede afirmarse que nacieron conjuntamente. No eran ya uno funci¨®n del otro -norma en el bel canto-, ni siquiera elementos interrelacionados entre s¨ª hasta constituir un todo inseparable -tal como en los dramas wagnerianos-; en Mois¨¦s y Aar¨®n palabra y m¨²sica son una misma cosa. La sintaxis, la sem¨¢ntica, la fon¨¦tica incluso, tienden su lazo hacia los sonidos en uno de los trabajos de planteamientos conceptuales m¨¢s complejos que cabe encontrar en la historia de la ¨®pera. Por fortuna, este conceptualismo est¨¢ genialmente obviado por Sch?nberg en la realizaci¨®n pr¨¢ctica de su obra. Es verdad que son inagotables los frentes de estudio que plantea: an¨¢lisis t¨¦cnico musical, an¨¢lisis dram¨¢tico del libreto, estudio del mismo como reflejo de sentimientos y caracteres del pueblo jud¨ªo, como par¨¢bola pol¨ªtica, enfoque literario-musical de la obra como autobiograf¨ªa, reducci¨®n de la misma a un planteamiento dial¨¦ctico riguroso, posibles entronques y diferencias con las l¨ªneas est¨¦ticas de la ¨®pera, del oratorio, de la cantata... Es verdad toda esto, dec¨ªamos, pero no lo es menos que Mois¨¦s y Aar¨®n se remonta,sobre sus propios significados y ofrece su faz de m¨²sica universal, claramente estructurada y dotada de una garra expresiva que envuelve al oyente desde los primeros compases. En consecuencia, sobre cualquier teor¨ªa, habr¨¢ que buscar en la audici¨®n atenta y entregada, en el seguimiento activo de m¨²sica y texto, esa especie de comuni¨®n art¨ªstica que Mois¨¦s y Aar¨®n -como toda obra, verdaderamente grande- propone.
Pueblo jud¨ªo
En su libreto, Sch?nberg modifica y ampl¨ªa (en definitiva, recrea) los textos b¨ªblicos en que se basa. Los hechos que se suceden en la escena aparecen en los cap¨ªtulos 3, 4, 7 y 32 del Exodo. La comparaci¨®n entre las fuentes y el resultado final del libreto muestran la voluntad sch?nbergiaha. de elevar la voz al m¨¢ximo para cantar los caracteres de raza, de pueblo elegido, que ostenta el pueblo jud¨ªo al cual pertenec¨ªa. Tras un per¨ªodo juvenil de incredulidad, Sch?nberg abrazar¨ªa a los veinticuatro a?os la religi¨®n protestante. Mucho tiempo despu¨¦s, en demostraci¨®n de sincera solidaridad con su pueblo durante las persecuciones nazis, retornar¨ªa a la religi¨®n jud¨ªa: ocurri¨® esto en Par¨ªs, julio de 1933. Kol Nidre (1938) y El superviviente de Varsovia (1947) son dos muestras posteriores (y no aisladas) de su sincera identificaci¨®n con la tragedia vivida por sus gentes. Si Kol Nidre se apega documentalmente a la tradici¨®n judaica y El superviviente evoca desgarradamente un hecho concreto, por su parte Mois¨¦s y Aar¨®n supone la universalizaci¨®n de ideas y creencias, hasta el punto de que cualquier intento de interpretar en un sentido religioso, ideol¨®gico o pol¨ªtico esta obra deviene inmediatamente en una paralizaci¨®n que en nada la beneficia.Texto y m¨²sica -insistimos en la necesidad de aunarlos- invitan a pensar en Mois¨¦s como obra m¨¢s pr¨®xima al g¨¦nero del oratorio que a la ¨®pera tradicional. La raz¨®n es clara: en primera instancia se observa falta de acci¨®n, de dinamismo esc¨¦nico. Se manejan, ante todo, palabras e ideas, y los escasos hechos que en la escena discurren, a ellas sirven y no al habitual curso teatral de exposici¨®n, nudo y desenlace. Sin embargo, Mois¨¦s y Aar¨®n es m¨²sica teatral. Una m¨ªnima familiaridad con la obra nos mostrar¨¢ el inmenso potencial dram¨¢tico (en el sentido de teatral) que posee. Dramatismo, teatralidad que Sch?nberg tuvo el genial acierto de transmitir por medios puramente compositivos o, lo que es lo mismo, sin utilizar para su m¨²sica elementos teatrales dados. No; palabra, m¨²sica, acci¨®n, han nacido como desde la nada; Sch?nberg ha instaurado un nuevo concepto de teatro musical; sus innovaciones son tan hondas que Mois¨¦s y Aar¨®n tiene que figurar necesariamente en una relaci¨®n que agrupe los cinco o seis t¨ªtulos m¨¢s decisivamente nuevos que haya dado la ¨®pera desde Orfeo.
Dodecafon¨ªa
S mi ir m¨¢s lejos en la, cronolog¨ªa, el Mois¨¦s sch?nbergiano es obra de trascendencia est¨¦tica mayor que la -en cambio- m¨¢s afamada Wozzeck, compuesta por Alban Berg en 1925. Berg parte de una obra teatral dada, por cierto de fuerza dram¨¢tica impresionante-, utiliza formas heredadas de la tradici¨®n cl¨¢sico-rom¨¢ntica; por fin, emplea una t¨¦cnica compositiva preestablecida -el dodecafonismo- No puede extra?arnos el enojo de Sch?nberg ante el producto resultante: sin duda, bull¨ªa en su mente la posibilidad de utilizar su M¨¦todo Dodecaf¨®nico en aras de un teatro musical radicalmente nuevo. De otro modo, Sch?nberg no pod¨ªa conformarse con que su amado disc¨ªpulo y su m¨¦todo tan dolorosamente alumbrado se aliaran para dar solamente una obra maestra. Aspiraba a que sus doctrinas musicales impulsaran hacia el futuro un g¨¦nero tradicional, y no que se adecuaran formalmente a ¨¦l. Y Sch?nberg tuvo la dicha de poder demostrar que no aspiraba a nada ut¨®pico: su ¨®pera incompleta Mois¨¦s y Aar¨®n es la prueba de lo que teatralmente puede dar de s¨ª una serie de doce sonidos (?s¨®lo una serie!) manejada con el rigor del analista, el talento del artista y la emoci¨®n del hombre sensible. Es m¨¢s, parece como si Sch?nberg hubiera aguar dado pacientemente a dominar su propio lenguaje para aplicarlo con 9 el m¨¢ximo provecho a una idea firmemente enraizada en su pensamiento, porque, en efecto, su cat¨¢logo es rico en composiciones dram¨¢ticas que no hacen sino apuntar hacia algo, hacia una realidad que no se concretar¨¢ hasta Mois¨¦s.
Babelia
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