¡°Yo soy Batm¨¢n¡±
El periodista salvadore?o Juan Mart¨ªnez d?Aubuisson relata c¨®mo operan las patrullas ciudadanas que se organizan en Espa?a contra carteristas y migrantes en esta cr¨®nica realizada para el proyecto Cuenta Centroam¨¦rica
¡°Yo soy Batman¡±, dice con una mueca dram¨¢tica y vuelca un expreso en su boca. Se acerca la hora de mayor afluencia en el metro, as¨ª que se pone de pie ¡ªsu equipo lo acompa?a¡ª y entra por la boca del metro a las entra?as de la ciudad. Son cuatro en esta misi¨®n y buscan atrapar a la mayor cantidad de malandros posibles. Se llaman a s¨ª mismos patrulla ciudadana y, seg¨²n me dicen, son la fuerza que se interpone entre el oscuro mundo de las mafias trasnacionales de carteristas y los honrados habitantes de Barcelona.
El fen¨®meno del carterismo y los hurtos en las grandes ciudades espa?olas es tan antiguo como el metro y ha sido asociado de forma intr¨ªnseca a ciertas minor¨ªas. Durante los a?os ochenta y noventa se apuntaba a poblaciones gitanas como los principales sospechosos de despojar de sus billeteras a los hombres y de escudri?ar en los bolsos de las se?oras. En la ¨²ltima d¨¦cada el fen¨®meno se asocia, cada vez m¨¢s, a la poblaci¨®n migrante, esos espa?oles de segunda, los que llegan.
Este fen¨®meno, pero sobre todo esta narrativa, ha generado un movimiento social inesperado, sobre todo para un pa¨ªs de la Uni¨®n Europea; en el tercer mundo es nuestro pan diario. Se trata de la creaci¨®n de grupos de autodefensa civil, vengadores sociales, vigilantes o incluso Lobos Solitarios, como se autodenomina este d¨ªa, en Madrid, uno de ellos.
Se trata de personas de las m¨¢s variadas denominaciones; el grupo donde conoc¨ª a Batman, por poner un ejemplo, opera en Barcelona y es de lo m¨¢s variopinto. Fue fundado por una colombiana, Iliana, hace m¨¢s de 5 a?os. Cansada de la impunidad de hurtos y otros cr¨ªmenes menores, ella decidi¨® intervenir. En redes sociales organiz¨® un grupo con espa?oles, estadounidenses y escoceses ¡ªcomo Batman¡ª y salieron a patrullar, armados de gas pimienta, gadgets no letales y sus tel¨¦fonos. Se dedican a perseguir carteristas ¡ªo a quienes identifican como tales¡ª, a acosarlos y a tomarles videos que suben a la red.
A principios de abril acompa?¨¦ a este equipo en una de sus misiones. Se dividieron de dos en dos, pues han desarrollado un complejo sistema de se?ales para comunicarse ente vagones. Pronto posaron sus ojos en un grupo de muchachos latinos, se hicieron se?as y les rodearon discretamente. O eso cre¨ªan. Los chicos los vieron, fruncieron el se?o extra?ados y bajaron en la siguiente parada.
Paseamos por varias estaciones antes de llegar a Barcelona Sants. Ah¨ª, el estadounidense del equipo e Iliana siguen a un grupo de asi¨¢ticos. ¡°Los chinos son la principal presa de estos asquerosos¡± me dijo Iliana. La idea era coger a los atracadores con las manos en la masa. Pero lo ¨²nico que consiguieron fue espantar al grupo de orientales, quienes apretaron sus mochilas y caminaron hacia el fondo del anden. Al final de la tarde aceptaron que no hubo suerte, que no pudieron mostrarme como cazaban a los desalmados carteristas, pero, para mi sorpresa, tambi¨¦n dijeron que hab¨ªan salvado de ser atracados a por lo menos cuatro personas. Y que eso les llenaba de satisfacci¨®n. No me pareci¨® presenciar tal cosa, pero entend¨ª que el grupo quiz¨¢ ten¨ªa otros objetivos, aparte de defender la ciudad¡
La narrativa anti migrante de varios grupos de derecha espa?ola, con cajas de resonancia en las redes sociales, plantean un panorama apocal¨ªptico, donde manadas de migrantes est¨¢n tomando el metro y las calles de las grandes ciudades por asalto. Esta narrativa ha sido tan eficiente que, seg¨²n el ¨²ltimo informe del SIS, para los espa?oles la migraci¨®n es el problema n¨²mero 1, superando al desempleo, la baja tasa de natalidad y la crisis inmobiliaria. La alarma generalizada ha afectado tanto que en tres meses el tema de la inmigraci¨®n pas¨® del noveno puesto al primero.
¡°La gran mayor¨ªa de delincuentes con los que lidio y he lidiado son extranjeros¡±, me dice Dakota, justiciero social solitario que, seg¨²n me cuenta, prefiere pelear contra el crimen en soledad. Dakota es su nombre clave y su marca es un patinete el¨¦ctrico, que monta para perseguir a los malhechores por el metro y las calles madrile?as. Se define como un lobo solitario y lo que lo inspira en su lucha es el haber crecido cerca del crimen, en comunidades latinas. Dice que conoce el mal de cerca, pero que tom¨® la decisi¨®n de no unirse a ¨¦l, sino combatirlo. Dakota me explica que los carteristas son, en realidad, parte de mafias transnacionales, dirigidas desde fuera de Espa?a. Por eso son muy peligrosos y por eso esta vida, por la que ha optado, le pone en riesgo cada noche: ¡°trabajo de noche porque es a la hora donde ocurre los m¨¢s peligroso y donde operan m¨¢s las mafias¡±.
Dakota me muestra un video de una de sus capturas. En este se le ve persiguiendo a dos mujeres mientras grita: ¡°carteristas, fuera de Madrid¡±. Las moja con un disparador de agua. Las mujeres se voltean e intentan espantarlo a empujones, pero Dakota retrocede mientras esgrime, con la actitud del avenger m¨¢s adelantado: ¡°?creen que pueden contra mi rueda el¨¦ctrica?¡±. Con Dakota hago un ejercicio cl¨¢sico para perfilar a un personaje. Se trata de un juego, le digo: yo mencionare dirigentes pol¨ªticos y t¨² me dir¨¢s cuales te gustan y cuales no. A media din¨¢mica me corta y me dice que no cree en pol¨ªticos, que todos mienten, que solo hay uno que le agrada: se llama Abascal.
Iliana, el escoces que se present¨® como Batman y Dakota creen que los migrantes son un riesgo para Espa?a y que son los culpables de la enorme crisis de seguridad que est¨¢ padeciendo el pa¨ªs. Y creen que de no hacer algo todo estar¨¢ perdido en un futuro pr¨®ximo.
Los datos, esas cosas fr¨ªas que suelen aguar la fiesta de los buenos relatos, muestran una cosa diferente. Si bien las cifras de entrada de migrantes ilegales se han incrementado con respecto al a?o pasado, no hay datos que relacionen esto con una subida en los ¨ªndices criminales. De hecho, los robos en el metro, en Catalunya y en Madrid, vienen disminuyendo desde 2018.
El mundo se llena una vez m¨¢s con l¨®gicas peligrosas; las poblaciones quieren medidas y pol¨ªticos fuertes. Los grandes procesos migratorios son cada vez m¨¢s masivos y hacen traslapes poblacionales por todos los continentes. Las din¨¢micas violentas generan la idea en las sociedades de que la violencia es algo a democratizar, es decir, que es algo de todos, algo que, de sentirnos en riesgo, podemos utilizar. En Rep¨²blica Dominicana presencie, este a?o, c¨®mo grupos armados secuestran migrantes haitianos por la noche y c¨®mo les meten en jaulas, para vomitarlos de regreso en su pa¨ªs moribundo. Lo hacen porque creen que est¨¢n invadiendo su pa¨ªs con el fin de conquistarles: eso han dicho los pol¨ªticos. En el sur de M¨¦xico, hace una d¨¦cada, document¨¦ c¨®mo grupos organizaros lincharon migrantes centroamericanos a ra¨ªz del bulo de que llegaban ah¨ª con el objetivo de violar ni?as mexicanas.
En El Salvador conoc¨ª a los exterminio, grupos parapoliciales que asesinaban pandilleros, junto a cualquiera que les pareciera uno, porque cre¨ªan que esa era la forma de salvar a la patria. En Espa?a, a esos ¡°otros peligrosos¡±, se les lanza agua y se les persigue en patinete¡ por el momento.
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