El 11 de septiembre y el derecho de conquista
Los pueblos suelen celebrar su fiesta nacional en la fecha en que alcanzaron su independencia o iniciaron el camino hacia su libertad. Los catalanes conmemoran el 11 de septiembre porque fue en ese d¨ªa, en el a?o 1714, cuando se destruy¨® la posibilidad de una Catalu?a libre dentro de una Espa?a unida. Aquel 11 de septiembre de 1714, despu¨¦s de un largo asedio que hab¨ªa empezado en julio del a?o anterior, el idioma franc¨¦s, y la camarilla francesa de los funcionarios que acompa?aban al duque de Berwick, sirvieron para redactar el documento en el que se perdonaba la vida a los catalanes supervivientes: ?SE el duque de Berwick quiere tener de todas formas la bondad de no usar hacia ellos el ¨²ltimo rigor de la guerra. Y, puesto que quiere conservar, en lugar de destruirlos, a los s¨²bditos de SMC ha juzgado conveniente conceder por gracia la vida a todos los habitantes de Barcelona?.
Tres d¨ªas despu¨¦s, aquel ej¨¦rcito de ocupaci¨®n disolv¨ªa el Consell de Cent, la Generatitat y el Brac Militar.
Han pasado m¨¢s de doscientos cincuenta a?os. Es verdad. Pero no creo, que exista ninguna ley que determine cual es la cantidad de a?os que se necesita para que prescriban las injusticias. Los catalanes, desde luego, no han olvidado aquel 11 de septiembre ni quieren admitir que su libertad les fuera arrebatada por la fuerza y en virtud del derecho de conquista. Si hay alguien para el que mantener una reivindicaci¨®n durante dos siglos y medio constituya un anacronismo existen muchos m¨¢s para los cu¨¢les supone un ejemplo de fidelidad poco com¨²n.
?Es que si el franquismo hubiera durado doscientos cincuenta a?os por la sola raz¨®n del transcurso del tiempo habr¨ªan dejado de tener valor las aspiraciones democr¨¢ticas tan duramente mantenidas durante estos cuarenta a?os de penumbra? Quienes no entienden el problema catal¨¢n, pero creen en la posibilidad de una Espa?a democr¨¢tica deber¨ªan reflexionar acerca del da?o particular que Catalu?a sufri¨® con la instauraci¨®n de la dictadura. En 1932, en efecto, los catalanes hab¨ªan logrado a trav¨¦s de las urnas y del di¨¢logo que se borraran las consecuencias del derecho de conquista. Pocos a?os despu¨¦s, y de nuevo por la fuerza de las armas, la autonom¨ªa catalana era derribada. No s¨®lo se hac¨ªa imposible la libertad de los hombres. Ca¨ªa simult¨¢neamente su sentido de la dignidad nacional como miembros de un pueblo libre y unido por su propia voluntad a los dem¨¢s pueblos de Espa?a.
Los que hablan gratuita e insidiosamente de separatismo deber¨ªan considerar que antes del 11 de septiembre de 1714 Catalu?a se sent¨ªa parte integrante, esencial, de una Espa?a federalizada. Que en 1808, cuando Napole¨®n ofreci¨® la independencia a los catalanes, ¨¦stos la rechazaron porque su prop¨®sito no, era, ni es hoy en d¨ªa, la separaci¨®n de Espa?a, sino su reconstrucci¨®n racional, y digna. Y que, finalmente, cuando en la 11 Rep¨²blica fue posible conciliar la unidad con la autonom¨ªa, Catalu?a fue un pueblo enteramente fiel a su sentido hisp¨¢nico y a su compromiso solidario con todas las tierras ib¨¦ricas.
No se trata, por consiguiente, de que Catalu?a no quiera ser Espa?a. Acaso lo que no quiere es ser ?de? Espa?a, si se entiende ese ?de? como genitivo de propiedad. Una Catalu?a unida a Espa?a por la fuerza de las bayonetas de quienes no la juzgan capaz ele querer libremente la uni¨®n es algo que no s¨®lo repugna a la dignidad, sino que descalifica todas las proclamas de comprensi¨®n y afecto que se formulan tan pr¨®diga como irresponsable mente. Pero seamos consecuentes. De la misma manera que para salir del franquismo no basta con la democracia otorgada, para borrar el derecho de conquista no es suficiente con una descentralizaci¨®n igualmente ?octroy¨¦?. Y lo digo en franc¨¦s porque fue tambi¨¦n en franc¨¦s, y desde una concepci¨®n francesa del Estado, como, se destruyeron las libertades catalanas.
Quienes confunden el derecho de autodeterminaci¨®n con el separatismo no hacen otra cosa que resucitar fantasmas. La autodeterminaci¨®n no puede ser, en el caso de Catalu?a, sino una v¨ªa jur¨ªdica para transformar por una decisi¨®n c¨ªvica, libre, de pacto fundacional de un nuevo sentido de Espa?a. Podr¨¢ gustar o no que ello ocurra. Creo que es l¨ªcito tener opiniones discrepantes en cualquier materia pol¨ªtica. Pero respetemos los hechos y no queramos deformarlos.
Porque el sentido ¨²ltimo de la ?diada? nacional del 11 de septiembre no equivale a la destrucci¨®n de Espa?a, sino a su reconstrucci¨®n genuina. No s¨®lo no es separatismo, sino que es un acto de exaltado nacionalismo y de repudio de los patrones franceses que se usaron para destruir nuestra tradici¨®n. Debe ser dif¨ªcil de entender porque son muchas d¨¦cadas tratando de que se vea claro y siguen estando vigentes muchos prejuicios. Ser¨¢ cuesti¨®n, de insistir. Al fin y al cabo todos los a?os tienen su 11 de septiembre.
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