Joaqu¨ªn Zamacois, te¨®rico y artista de la m¨²sica
A comienzos de siglo, tras un per¨ªodo de larga decadencia, la m¨²sica espa?ola cobra un fuerte impulso. Felipe Pedrell (1841-1922) es el padre de la nueva m¨²sica. El nacionalismo musical, que bebe en las fuentes de lo popular, da sus primeros frutos universales. Poco a poco se va recreando, extrapolando m¨¢s, con mayor o menor acierto, el pluriforme acervo folkl¨®rico hispano.Hace unos d¨ªas desped¨ªamos a Jos¨¦ Moreno Gans, uno de los representantes del que podr¨ªa llamarse segundo nacionalismo espa?ol, si menos incisivo, m¨¢s extenso y sutil que el de los Alb¨¦niz y Granados.
Hoy, la m¨²sica espa?ola se duele con la p¨¦rdida de otro ilustre maestro, vencido por los trabajos y los d¨ªas: Joaqu¨ªn Zamacois Soler.
Hijo de padres espa?oles,, naci¨® Zamacois en Santiago de Chile en diciembre de 1894. Fue su padre, tambi¨¦n compositor, quien le inici¨® en la m¨²sica. Muy ni?o se traslad¨® a Barcelona, donde estudi¨® en el Conservatorio del Liceo, piano con Costa Noguera y armon¨ªa y contrapunto con S¨¢nchez Gavanach. En la Escuela Municipal de M¨²sica ampli¨® conocimientos de armon¨ªa con el maestro Antonio Nicolau.
En el a?o 1912 hab¨ªa terminado sus estudios, iniciando algunas giras por Espa?a como concertista de piano, pero en 1914, cuando no hab¨ªa cumplido veinte a?os, fue nombrado profesor del Conservatorio del Liceo, menester que decidir¨ªa su vocaci¨®n docente. A partir de entonces se consagra a la ense?anza y a la composici¨®n.
En este ¨²ltimo campo produce una serie de piezas de la m¨¢s variada ¨ªndole formal, que le valen el reconocimiento de los medios oficiales durante los tres fecundos lustros para nuestra m¨²sica inmediatamente anteriores a la guerra civil.
Del 1918 es su sonata para viol¨ªn y piano, que ¨¦l estren¨® con Toldr¨¢. De 1920 el poema Los ojos verdes y de 1922 el cuarteto en re mayor. Su poema sinf¨®nico La siega (1929) le procura el premio Nacional de M¨²sica.
Poco antes de la guerra compone su Suite poem¨¢tica, cuyo Plenilunio constituye un fragmento extraordinariamente evocador. Todav¨ªa en 1939 crea Zamacois dos de sus obras m¨¢s significativas: la suite pian¨ªstica Aguafuertes y el Scherzo humor¨ªstico.
Ha practicado con profusi¨®n el ?lied? y la canci¨®n coral, como en su maragalliano Himno Ib¨¦rico.
Tambi¨¦n contribuy¨® Zamacois al repertorio tradicional catal¨¢n con Marguerid¨® y A pl¨º sol, sardana sinf¨®nica.
Cultiv¨® igualmente el teatro musical de signo zarzuel¨ªstico. Se recuerdan su Margariti?a (Barcelona 1925), El Aguil¨®n (Bilbao, 1928) y El caballero y el mar, esta ¨²ltima con el concurso literario de Torrado y Adame.
Escuela
El a?o 1940 dej¨® Zamacois su c¨¢tedra del Liceo para incorporarse a la Escuela Municipal de M¨²sica de Barcelona, que gracias a sus esfuerzos fue reconocida Conservatorio Superior. Dirigi¨® este centro a partir de 1945 hasta su jubilaci¨®n, casi veinte a?os m¨¢s tarde.Desbordada su producci¨®n, de clara factura conservadora y absolutamente tonal, por los movimientos de vanguardia, refugi¨®se Zamacois en una labor docente de indudable m¨¦rito.
La obra te¨®rica de Zamacois es amplia y mantiene su vigencia did¨¢ctica a trav¨¦s de unas publicaciones de plena actualidad. Entre sus libros, un Tratado de Armon¨ªa (tres vol¨²menes, 1945), Teor¨ªa de la M¨²sica (1949), Curso de formas musicales, Temas de Est¨¦tica e Historia de la M¨²sica, etc¨¦tera, siempre en una l¨ªnea tradicional, aunque no por ello cerrados a las nuevas ideas.
Zamacois era acad¨¦mico correspondiente de la Real de Bellas Artes de Madrid y estaba condecorado con la Orden de Alfonso X ?El Sabio?.
Muchas de sus obras musicales obtuvieron premios en la ¨¦poca de su creaci¨®n. Ahora yacen olvidadas. No sabemos hasta que punto la producci¨®n de este artista pueda perdurar. Tal vez el paso del tiempo y la necesidad de revisar viejos valores d¨¦ una mayor difusi¨®n y popularidad a la m¨²sica de Zamacois. En cualquier caso, como artista, cumpli¨® dignamente una funci¨®n hist¨®rica. Eso hay que reconoc¨¦rselo ya.
Babelia
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