Herv¨¦ Tullet: ¡°Mi infancia fue un desierto. Solo recuerdo aburrirme. Pero hay que aburrirse para tener ideas¡±
Los libros infantiles del artista franc¨¦s son una experiencia para el lector y un ¨¦xito de ventas mundial. Con manchas y sin historia, requieren complicidad y creatividad. ¡°Mi ¨²nico mensaje es descubre jugando¡±, dice
Melena blanca, vaqueros llenos de pintura, gafas ¡°a la Le Corbusier¡±. ¡°Soy divertido, pero no simp¨¢tico, me gusta la distancia que crean¡±, dice Herv¨¦ Tullet (Avranches, 66 a?os), artista, rockstar de la literatura infantil y un tipo encantador.
Sus libros, vendidos por millones en todo el mundo, son una experiencia. En Colores, ?Oh!, La danza de las manos, ?Jugamos? o el ic¨®nico Un libro (cuatro a?os en la lista de los m¨¢s vendidos de The New York Times, en Espa?a todos editados por K¨®kinos) no hay personajes ni historia, solo manchas e interpelaci¨®n (toca el c¨ªrculo amarillo, sopla, mueve la mano, di ?oh!). Con Tullet, la magia ocurre al pasar la p¨¢gina.
Este fin de semana ha recalado en el festival Abrapalabra de La Casa Encendida de Madrid, donde las entradas para interactuar con ¨¦l se esfumaron en una hora y donde su obra permanecer¨¢ varias semanas. Sus talleres son un jolgorio de ruidos guturales, movimiento y creatividad. Conecta enseguida con su p¨²blico. Y eso que no recuerda nada de cuando era ni?o. ¡°Mi infancia es un desierto, no entend¨ªa nada, era como si no existiera, solo recuerdo que me aburr¨ªa¡±, dice. Para rellenar los huecos, el a?o que viene publicar¨¢ una ¡°biograf¨ªa creativa¡± ¡ª¡±un constructo, una explicaci¨®n quiz¨¢s¡±¡ª en la que elabora c¨®mo convirti¨® ¡°ese aburrimiento en una filosof¨ªa¡±. ¡°Hay que aburrirse para tener ideas¡±, dice.
Pregunta. ?C¨®mo eran sus padres?
Respuesta. Gente muy agradable. Muy normados. Mi padre ten¨ªa un ultramarinos, mi madre le ayudaba... Ella estaba muy traumatizada por la guerra, siempre tuvo las bombas en la cabeza. Y eso llevo a cierto silencio, una falta de comunicaci¨®n... Quiz¨¢s por ello lo primero que yo intent¨¦ hacer con mis hijos fue darles recuerdos.
P. ?Desarroll¨® con ellos su conexi¨®n con la infancia?
R. S¨ª, mis hijos fueron un descubrimiento enorme. Me sorprendi¨® lo cerca que me sent¨ªa de ellos. Disfrut¨¦ mucho a los tres de peque?os. Empec¨¦ a hacer libros infantiles cuando naci¨® el primero, Leo, que ahora es mi manager.
P. De aquel primer libro, Comment Papa a rencontr¨¦ Maman (C¨®mo conoci¨® Pap¨¢ a Mam¨¢, 1994), ha dicho que ya conten¨ªa todo.
R. La narraci¨®n ocurre a trav¨¦s de los agujeros troquelados. Las ideas existen entre las p¨¢ginas, en ese proceso de pasar la p¨¢gina. Tambi¨¦n hab¨ªa provocaci¨®n, sexo y violencia, por lo que no resultaba t¨ªpicamente infantil, otro rasgo de mi obra. Y ya aparec¨ªan los puntos y la voz que interpela al lector para que interact¨²e. Adem¨¢s, es un hecho, est¨¢ muy mal dibujado. No saber dibujar me ha hecho m¨¢s creativo porque tuve que encontrar mi propia soluci¨®n para transmitir ideas evitando el dibujo, sin elefantes, ni princesas... Fue una suerte, cada vez me hice m¨¢s preciso y cree un vocabulario propio de puntos, l¨ªneas, manchas, arrugas o agujeros con el que consigo expresar mis ideas. En realidad, siempre haces el mismo libro. En ese sentido mi biblia es No confundas [Premio de la feria del libro infantil de Bolonia 1999, inaugur¨® el de los opuestos, luego imitado hasta la saciedad].
P. Adem¨¢s de 80 libros, publica juegos, hace talleres, exposiciones, performances. ?Usted qu¨¦ es?
R. Voy descubri¨¦ndolo mientras hago cosas. Fui publicista, ilustrador, autor de libros infantiles, ahora digo que soy un artista, pero tal vez soy tambi¨¦n un actor, porque estoy haciendo teatro...
P. ?Qu¨¦ opina de la etiqueta ¡®literatura infantil¡¯?
R. La encuentro estrecha. No busco las estanter¨ªas marcadas ¡°libros para ni?os¡± cuando voy a una librer¨ªa. Estoy m¨¢s interesado en el di¨¢logo entre adultos y ni?os. Estoy m¨¢s interesado en m¨ª mismo. Eso es lo que me gu¨ªa. Pero la mirada de los ni?os es fascinante, lo acepta todo y ofrece una manera maravillosa de empujar tus l¨ªmites.
R. ?Hay un artista en cada ni?o?
P. No. Pero creo que muchos artistas roban el esp¨ªritu infantil. Sobre todo en el siglo XX: Mir¨®, Calder, que me encantan, eh. Dubuffet incluso coleccionaba dibujos infantiles.
P. Su estilo tambi¨¦n es infantil.
R. S¨ª, pero es un poco distinto, yo no robo, yo doy. En los talleres regalo espacio, m¨²sica, color... Doy instrucciones, pero los ni?os puedan empujar sus propios l¨ªmites y pasarlo bien.
P. Su inter¨¦s por el arte surgi¨® con los surrealistas.
R. Ahora me interesan menos, pero de adolescente me abrieron la mente. El surrealismo fue una explosi¨®n enorme de creatividad. Me descubri¨® una libertad y una energ¨ªa que desconoc¨ªa.
P. ?Por ello quiso estudiar Artes Pl¨¢sticas?
R. Yo nunca, ni aun hoy, he querido hacer nada. Simplemente sigo la l¨ªnea. Todo me llega por casualidad. No hago planes. No pienso. Solo sigo la l¨ªnea. No s¨¦ d¨®nde me lleva, intento dirigirla un poco, pero poco. Siempre he sido as¨ª.
P. ?Y cu¨¢l es el sitio m¨¢s loco d¨®nde le ha llevado la l¨ªnea?
R. En una entrevista de radio dije que mi trabajo era teatral. Me llamaron para ofrecerme un teatro y acab¨¦ haciendo, el a?o pasado en Par¨ªs, un espect¨¢culo de luces, m¨²sica, movimiento e improvisaci¨®n. En Nueva York me propusieron hacer un mural en un colegio y acab¨¦ en un andamio a 30 metros muerto de miedo.
P. ?Qu¨¦ tipo de arte le interesa ahora?
R. De todo tipo, por ejemplo, la danza me encanta. El libro La danza de las manos se me ocurri¨® en una exposici¨®n del MoMa cuando viv¨ªa en Nueva York sobre el grupo experimental de los sesenta Judson Dance Theater.
P. ?Alg¨²n consejo para visitar un museo con un ni?o?
R. En general, cuando trates con un ni?o, s¨¦ t¨² mismo. Expr¨¦sate como un adulto. Di cosas como ¡°no lo s¨¦¡± o ¡°me aburro¡±. A veces con mis hijos le¨ªa libros malos y los le¨ªa mal adrede solo para decir ¡°?qu¨¦ horror!¡±.
P. ?Y qu¨¦ disfrutaba ley¨¦ndoles?
R. Muchos cl¨¢sicos franceses, Philippe Corentin, libros de humor, poes¨ªa... leer con ellos fue un verdadero placer.
P. ?Qu¨¦ aprendi¨® como director de arte de publicidad en los a?os ochenta?
R. Descubr¨ª las ideas. Fue una ¨¦poca maravillosa para la publicidad. Todo el mundo buscaba las ideas m¨¢s locas. Pero era un trabajo duro, muy competitivo. Empezaban los ordenadores y no me vi envejeciendo all¨ª. Luego estaba tan acostumbrado a trabajar para un cliente que me cost¨® varios a?os encontrar la confianza para trabajar para m¨ª mismo.
P. ?Cu¨¢l es la clave de su ¨¦xito?
R. Soy generoso. Trabajo para m¨ª mismo, pero tambi¨¦n transmito mucho. Me ocupo mucho de la gente, en redes sociales, en las exposiciones, en los talleres... Y estoy en contacto con los educadores, siento que trabajo para los maestros y los bibliotecarios no para las librer¨ªas. Ellos son quienes de verdad conocen los libros infantiles, los padres no tienen tiempo o no les importa si un libro es reciente. Con maestros y bibliotecarios puedes construir una relaci¨®n. ?Y siempre necesitan libros nuevos! Evito las ferias literarias, no firmo aut¨®grafos. Lo que busco es generar experiencias.
P. Trabaja estrechamente con el director creativo y el editor, ?c¨®mo es su proceso?
R. Siempre he tenido una relaci¨®n muy cercana, grandes amistades con estas figuras. Son como traductores. Yo tengo una idea en mente pero no estoy seguro de si se entiende. Es a¨²n nueva, rara, muy fr¨¢gil. La desarrollo y estructuro en un cuaderno, que es ya un espacio p¨²blico, abierto a mi editora, mi director de arte (con quien trabajo desde mi primer libro) y mi hijo Leo. Si la pillan, la idea ya no es tan fr¨¢gil. Y entre todos buscamos la mejor manera de convertirla en algo comunicable. Un texto que atrape al lector desde el principio y le explique c¨®mo llegar al final, pero a su manera, porque mis libros requieren mucha creatividad por parte del lector. Para leerme, tienes que jugar conmigo, jugar con tu hijo. Requieren complicidad.
P. Algo que hace que sus libros sean muy universales es que no tienen moraleja.
R. Es lo que menos me gustaba de los libros para ni?os cuando empec¨¦. No s¨¦ si ahora siguen igual, pero eran mensajes tan ?o?os: el mundo es maravilloso, s¨¦ bueno, los arco iris...
P. Aunque no lo expresen, sus libros s¨ª tienen un mensaje de fondo.
R. Claro que lo tienen. Mi ¨²nico mensaje es: descubre jugando.
P. Ahora los ni?os descubren el mundo por las pantallas.
R. Ya. Me derrumb¨¦ cuando Trump gan¨®. Es terrible la ignorancia actual y esa ignorancia se legitima a trav¨¦s de las pantallas. Y por una buena raz¨®n: la cultura se volvi¨® inaccesible y existe este canal donde rebelarse, donde decir ¡°que os jodan¡±. La gente no tiene esperanza, ni sabe nada, ni quiere saber. Y cuando nada importa, triunfa el ¡°fuck you¡±. Al mismo tiempo, para m¨ª, las redes sociales son fant¨¢sticas, recibo toneladas de mensajes buenos. Interact¨²o con mis seguidores, con palabras, dibujos, proyectos. Es una comunidad con vida propia, porque no soy ning¨²n gur¨². Pero es emocionante poner a tanta gente en contacto a trav¨¦s de mi trabajo. Porque juego mucho y no tengo un mensaje claro, pero es un trabajo serio, lo que cuento es importante.
Babelia
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