Lo espa?ol, en el festival de Lucerna
Sensibilidad e inteligencia. Estos conceptos han presidido las conmemoraciones lucernenses de Falla y Casals. Porque los directores de la manifestaci¨®n no se han limitado a programar conciertos y obras dedicados a nuestros dos grandes m¨²sicos sino que, a partir de ellos, han hecho del Festival una aureola en tomo a lo espa?ol.
El m¨²sico de Vendrell ha sido evocado en los salones del Ayuntamiento a trav¨¦s de una exposici¨®n de documentos, fotograf¨ªas, carteles, ediciones y aut¨®grafos, instalada con buen gusto, orden y claridad. En tal ambiente, fue evocada la figura de don Pablo en sus diversos aspectos -el instrumentista, el compositor, el dem¨®crata, el hombre-, a trav¨¦s de la palabra testimonial de un grupo de personalidades que han entrado ya en la biograf¨ªa de Casals: Alexander Seiler, Rudolf von Toben, Paul Tortelier, Marta Casals-lstomin, Mieczyslaw Horszowski y Joachim R¨®ntgen.Desde el punto de vista musical, el hilo conductor de los homenajes al violoncellista espa?ol ha sido la interpretaci¨®n de las suites de Bach, a cargo de Paul Tortelier, MikIos Perenyi, Markus Nyikos, Klaus Hetz, Esther Nyffenegger y Markus Stoker. Junto a Bach, partituras de Couperin, Haendel, Kodaly, Honegger, Strawinsky, Reger y Mainardi, trazaban un c¨ªrculo de aproximaci¨®n no s¨®lo a la personalidad de Casals sino tambi¨¦n a la de Manuel de Falla.
Una contribuci¨®n excepcional: Alberto Ginastera, el compositor argentino residente en Suiza, estren¨® sus Glosas sobre temas de Pablo Casals, para orquesta de cuerda y in lontano. Los diversos movimientos, titulados en catal¨¢n anuncian, por s¨ª mismos, la intenci¨®n del autor: Introducci¨®, en la que aparece una alabanza a la Virgen de Mohtserrat; Cant, que no es otro que el Dells Ocells, inmortalizado por Casals y envuelto por Ginastera en una atm¨®sfera nocturnal; Sardanes, procesi¨®n fantasmag¨®rica de diversos aires sardan¨ªsticos, finamente evocados y estilizados; Conclusi¨® delirant: todo se carga de luces y colores en un contraste tan fuerte como el de la bandera de Catalu?a, sangre y oro dice Ginastera, que acaba en el estallido de un final delirante basado de nuevo en la sardana. La obra, encargo del Festival Casals de Puerto Rico, se ha escuchado en Europa por vez primera, en Lucerna, dirigida por Paul Sacher al Collegium Musicum.
Son¨® de nuevo El cant dels ocells en el violoncello de Pierre Fournier y con acompa?amiento del Festival Strings Lucerne, durante el programa especial conmemorativo, dirigido por Matthias Bamert con intervenci¨®n del citado violoncellista, Fournier y el pianista Horszowski.
Como el m¨¢s bello homenaje a Casals y Falla ha de entenderse la presencia de la Escolan¨ªa y Capilla
de M¨²sica de Montserrat para interpretar bajo la direcci¨®n de Ireneu Segarra y con la colaboraci¨®n instrumental del Collegium Aureum, las V¨ªsperas de Claudio Monteverdi. Desde ellas puede comprenderse, con meridiana claridad, parte de los objetivos buscados por don Manuel en Atl¨¢ntida
El Festival se inici¨® y se clausur¨® con m¨²sica de Falla. La Fanfare a Arb¨®s y la segunda suite de El sombrero de tres picos figuraban en el programa inaugural de la Orquesta de los Festivales Suizos, dirigido por Crist¨®bal Halffier, quien incluy¨® tambi¨¦n su Requiem por la libertad imaginada. Aqu¨ª comenzaron las distintas presencias que dieron largas dimensiones a la conmemoraci¨®n Falla. Pues al lado de las obras de don Manuel son¨® la m¨²sica espa?ola de diversos estilos y ¨¦pocas o partituras de inspiraci¨®n espa?ola escritas por autores extranjeros.
En la misma sesi¨®n que centr¨® el Concerto, dirigida por Rudolf Paunigartner, lo alem¨¢n rend¨ªa culto a Espa?a a trav¨¦s del Quijote de Telemann, en tanto lo italiano se aproximaba, desde las Noches de Madrid, del cuasi-espa?ol, Luigi Bocherini.
En otro de los conciertos de la Orquesta de los Festivales, aparecieron dos grandes amigos de Falla: Alb¨¦niz, a qui¨¦n dedicara las cuatro piezas espa?olas, y Arb¨®s, destinatario de la Fanfare, fundidos en la versi¨®n sinf¨®nica de Iberia. Con la Rapsodia Espa?ola, de Ravel, programada por Karajan, y la Filarm¨®nica de Berl¨ªn, y la Sinfon¨ªa Espa?ola, de Lal¨®, tocada por Szeryng, la Orquesta de Radio Colonia y Jochum, las devociones francesas de don Manuel quedaron m¨¢s completamente reflejadas.
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