"Realizo continuos esfuerzos por unir al arte con la vida"
-?A qu¨¦ se debe esta ruptura con su exilio en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana?-Yo no he regresado a Espa?a, he venido. No soy un exiliado pol¨ªtico que desea instalarse de nuevo en su naci¨®n de origen. He querido venir a Espa?a, no regresar. Ten¨ªa inter¨¦s por volver a vivir unos meses en este pa¨ªs. No pod¨ªa venir a tomar el sol y el motivo fue la Bienal de Venecia y mi exposici¨®n y conferencia en las fiestas sexenales de Morella, gracias a la colaboraci¨®n de galer¨ªa Canem de Castell¨®n.
-?La obtenci¨®n de su pasaporte ha resultado problem¨¢tica?
-Mi venida a Espa?a se debe a las gestiones que realiz¨® Jos¨¦ Mario Armero, presidente de Europa-Press, ¨ªntimo colaborador de Fraga. Ciertamente esto va a sorprender a m¨¢s de uno. Un buen d¨ªa este periodista solicit¨® visitarme en mi casa de Berl¨ªn ofreci¨¦ndome el regreso a Espa?a. Le dije que no era un exiliado pol¨ªtico, que viv¨ªa en Berl¨ªn porque quer¨ªa.
Comprendi¨® r¨¢pidamente entonces las condiciones que deb¨ªan rodear a nuestra conversaci¨®n. Gracias a su gesti¨®n me consigui¨® un visado de tres meses. Dada mi nacionalidad mexicana si hubiese empleado los tr¨¢mites normales habr¨ªa empleado varios meses en obtener el visado. Con la gesti¨®n e influencias de Jos¨¦ Mar¨ªa Armero lo consegu¨ª en veinticuatro horas. Desde entonces todo consisti¨® en dar un objetivo a mi visita a Espa?a. En pocas semanas me llovieron las propuestas.
-Se considera trascendental su actuaci¨®n para defender el patrimonio del Museo del Prado en la guerra civil.
-Ocupaba el puesto de la direcci¨®n general de Bellas Artes. Tuvimos que destituir al director del museo S¨¢nchez Cant¨®n porque sin su firma los cuadros no pod¨ªan salir. No cre¨ªa que pudiese ser bombardeado, tal como pensaron muchos otros. Nosotros est¨¢bamos convencidos de que las tropas nacionales quer¨ªan intimidar a Madrid y que no iban a distinguir en la violencia a emplear. El museo su fri¨® los efectos de varias bombas. Y luego nos llaman la barbarie roja. Las t¨¦cnicas que empleamos para la protecci¨®n y defensa del patrimonio art¨ªstico fueron posterior mente imitadas por pa¨ªses como Francia, Italia, Alemania, que entrar¨ªan en el conflicto b¨¦lico Pocos a?os despu¨¦s. Siempre me he preguntado por qu¨¦ no se destruyeron las im¨¢genes que exist¨ªan en los museos y sin embargo, las que se encontraban en las iglesias fueron quemadas. La gente ve¨ªa en ellas santos, no obras de arte, lo que era un testimonio de la cultura que les hab¨ªan inculcado.
-?Por qu¨¦ rehuye que se le identifique como el cartelista espa?ol m¨¢s famoso mundialmente?
-Soy un artista y como artista soy un artesano. Todo lo dem¨¢s son aspiraciones de grandeza. Mi vida art¨ªstica no tiene l¨ªmites. El arte o es vida o no es nada. En la obra de arte, por encima de sus formas y contenidos, est¨¢ la funci¨®n social que cumple. Por esto siempre odi¨¦ los museos y parques zool¨®gicos. Son cementerios que sacan a los cuadros y a los animales de su medio natural.
-?Entonces, c¨®mo define el arte?
-El arte es todo lo que no es naturaleza, es cualquier actividad del hombre, es artilugio, es artesan¨ªa. Por el contrario, el naturalismo es por su propia esencia antiart¨ªstico. Si pensamos en la funci¨®n que cumpl¨ªa la plaza de la Se?or¨ªa de Florencia, hoy contemplada como pieza de museo, constitu¨ªa un lugar de concentraci¨®n c¨ªvica. Sus moradores no ten¨ªan necesidad de comprender art¨ªsticamente sus, obras. Las obras eran parte de su vida.
-Pero no puede ignorarse que para el espectador contempor¨¢neo cumpla otra funci¨®n.
-Es cierto que las obras art¨ªsticas provocan vivencias que son distintas seg¨²n el receptor. Para unos, una madonna es una mujer guapa, para otros un objeto er¨®tico, para otros una virgen. El artista construye la mitad de la obra de arte. La otra mitad la hace la gente. Nunca acabas por comprender el arte, como nunca acabas de conocer a una mujer por muchos hijos que hayas tenido con ella.
El secuestro de Venecia
-?Satisfecho de su estancia en la Bienal de Venecia?-Participar en la Bienal me ha costado 19.000 marcos que creo nadie me va a devolver. All¨ª se encuentra toda mi obra ¨²ltima. Puedo decir, en cierto modo, que mi obra est¨¢ all¨ª secuestrada. He vivido experiencias realmente contradictorias que no he llegado a entender. Unos me dec¨ªan cosas. Otros ven¨ªan cont¨¢ndote una versi¨®n distinta, y all¨ª estaba yo como figura principal del entramado, reci¨¦n llegado de fuera, y con la conciencia de estar siendo manipulado por el mercado del arte. Nunca he vendido una obra m¨ªa. Todo lo m¨¢s la regalo. Ha sido importante para dar a conocer mi ¨²ltima producci¨®n. Todo el mundo me pregunta por mi obra como cartelista cuando la considero marginal dentro de mis actividades. Soy muralista, hago did¨¢ctica art¨ªstica, realizo continuos esfuerzos por unir al arte con la vida y sobre esto nadie me pregunta.
-?Qu¨¦ le ha supuesto la experiencia en Morella?
-Las fiestas sexenales morellanas son una experiencia que llega a ser surrealista. Merecen una filmaci¨®n de Bu?uel. Las calles est¨¢n decoradas con papeles trabajados durante todo el a?o. Cada barrio hace su decoraci¨®n al estilo g¨®tico, egipcio, churrigueresco. Lo que all¨ª vi rebasaba las fronteras del mal gusto, lo que le convert¨ªa en un fen¨®meno de inter¨¦s art¨ªstico. Mis conferencias, como la exposici¨®n de dos murales me han permitido encontrar una juventud que no es el pu?ado de cacahuetes que ¨¦ramos en mi ¨¦poca. Al final de una conferencia las autoridades y la Guardia Civil me felicitaron no s¨¦ si porque de aquel local no salimos todos en manifestaci¨®n o porque hab¨ªan entendido las cosas que dije.
-?Qu¨¦ contenido ha dado a la introducci¨®n que prepara para la edici¨®n facs¨ªmil alemana de la revista de su ¨¦poca Nova Cultura?
-Estos d¨ªas estoy escribiendo su cuarta versi¨®n. Las vivencias que estoy teniendo en Espa?a me han exigido a cambiar y replantearme su sentido. No hablo de pr¨®logo, ni de introducci¨®n, sino de notas al margen porque creo que no puedo pontificar sobre algo que yo hice muy de cerca y que necesita la cr¨ªtica de los dem¨¢s. El final es como dec¨ªamos ayer.. Tiene una gran actualidad el contenido de esta re vista que yo fund¨¦. Esto lo he refrendado con mis discusiones aqu¨ª en Espa?a. Nova Cultura no es una pieza hist¨®rica, es una historia que estamos haciendo cada d¨ªa. En estas notas me refiero a la mitificaci¨®n de los intelectuales de la
Rep¨²blica. La mayor parte aprovecharon las libertades p¨²blicas para exaltar su propio ombligo, para a?orar el pasado y olvidar el futuro. Ve¨ªan su relaci¨®n con el pueblo de modo paternalista. No hab¨ªan comprendido que deb¨ªa ser una interacci¨®n de ense?anzas rec¨ªprocas. Pocos como Antonio Machado dijeron: Si supi¨¦ramos escribir como escribe el pueblo. Hoy se puede caer en los mismos errores de dar cultura al pueblo sin saber que al tiempo que se ense?a se aprende.
Los h¨¢bitos culturales
-?Pero el franquismo no ha supuesto una etapa de cambi¨® en la visi¨®n del intelectual?-El franquismo ha supuesto un corte y hay muchas cosas que permanecen id¨¦nticamente iguales en hibernaci¨®n, que no murieron. Existe el peligro de volver con los mismos h¨¢bitos culturales. Por eso mis notas a Nova Cultura est¨¢n siendo redactadas con esta prevenci¨®n y urgencia de seguir hacia el futuro. Recuerdo que nadie pensaba que el fascismo pudiese implatarse en Espa?a. Se dec¨ªa que era para pa¨ªses masificados y con un desarrollo industrial m¨¢s alto. Sorprendentemente, la visi¨®n m¨¢s realista la ten¨ªan los grupos m¨¢s radicalizados. Por un lado los Gim¨¦nez Caballero, los Ledesma Ramos y, por el otro, los grupos con el de Nova Cultura. La intelectualidad burguesa no comprendi¨® el momento hist¨®rico espa?ol.
-?Qu¨¦ proyectos prepara relacionados con la cultura espa?ola?
-Tengo propuestas para exponer en la Fundaci¨®n Mir¨®, en varias galer¨ªas de Madrid, en el museo de Arte Contempor¨¢neo de Villafames. Por otro lado, estoy interesado en la edici¨®n pr¨®xima de mi libro sobre La funci¨®n social del cartel, otro sobre c¨®mo se realiz¨® la conservaci¨®n del patrimonio art¨ªstico en la guerra y la edici¨®n de Nova Cultura. A finales de septiembre tengo que dar unos cursos en la Universidad de Berl¨ªn, posteriormente volver¨¦ a Espa?a para agotar mi visado y pasearme por las calles, tomar una horchata. Desde que pis¨¦ Espa?a tengo los minutos contados. Los familiares, los amigos, los antiguos compa?eros salen de todos lados.
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