James Wedge, un artesano de la fotograf¨ªa
?Pienso que la pintura ha muerto. Desde luego, siempre hay y habr¨¢ buenos pintores, pero ya se ha llegado a un l¨ªmite en la explotaci¨®n de este medio. Sin embargo, la fotograf¨ªa es un arte todav¨ªa pendiente de desarrollar ... ?. As¨ª se expresa James Wedge, 38 a?os, fot¨®grafo ingl¨¦s, disc¨ªpulo aventajado de Man Ray, uno de los indudables padres del surrealismo, de Moholy Nagy y de John Hearfield el quiz¨¢, artista m¨¢s politizado en lo que va de siglo.Wedge podr¨ªa definirse como un fot¨®grafo antiescol¨¢stico puro, autodidacta como pocos: ?Si yo hubiese aprendido fotograf¨ªa en una escuela habr¨ªa salido sabiendo c¨®mo tomar exactamente fotos perdiendo a la vez lo que me ha permitido mi ignorancia en la materia: tentar experiencias? y creo que en realidad no le ha podido ir mejor por este sendero. Su labor de modista de la imagen como le llaman algunos, resulta demasiado convincente para encuadrarlo dentro de lo que se denomina fotograf¨ªa de pegatinas, expresi¨®n peyorativa de los que practican la t¨¦cnica del fotomontaje.
Las im¨¢genes de Wedge parten directamente de su mente. El, de una forma harto original, define su fotograf¨ªa esencialmente como anti-fotogr¨¢fica: una b¨²squeda constante que trata de romper la ¨®ptica tradicional y cl¨¢sica y muy impregnada de una especie de pesimismo absoluto en lo concerniente a la vida y el futuro social. ?Creo tambi¨¦n en un c¨®digo singular de la vida y del comportamiento, m¨¢s que en la imposici¨®n colectiva?. Y es precisamente esa voluntad de hacer algo m¨¢s que el simple hecho de pulsar el disparado de la c¨¢mara lo que le ha abierto las puertas de medios gr¨¢ficos de primer orden como pueden ser Nova Harper's Bazaar-, 19, etc¨¦tera, predilectos bocados, algunos, con lo que sue?an la mayor¨ªa de los fot¨®grafos.
La mujer constituye para ¨¦l su tema favorito. Le intriga como objeto fant¨¢stico. ?Y me interesa tambi¨¦n la relaci¨®n hombre-mujer como animales humanos, sus diferencias f¨ªsicas y psicol¨®gicas?. Las mujeres de Wedge, en ocasiones desmontadas, en otras despellejadas y casi siempre sofisticadas, hacen comprender en qu¨¦ medidas una buena fotograf¨ªa necesita de la imaginaci¨®n del autor en comparaci¨®n con la t¨¦cnica, sobrevalorada ¨¦sta en demasiadas ocasiones por fot¨®grafos.
Existen muchos enemigos del fotomontaje entre los que se encuentran algunos de los considerados como maestros en nuestro pa¨ªs. Afirman que aqu¨¦l y el foto-collage comenza a practicarse cuando acaba la imaginaci¨®n del autor.. Personalmente creo que no puede haber nada m¨¢s distante de la realidad, sobre todo cuando el artista tiene aprior¨ªsticamente, y de una forma muy clara, una visi¨®n de lo que va a ser el resultado final, sin conceder ni un ¨¢pice a la casualidad. El anteriormente referido John Heartfield lo demostr¨® en gran cantidad de ocasiones. La susodicha t¨¦cnica bajo su estilo demostr¨® ser un arma publicitaria (y art¨ªstica) muy eficaz contra la ideolog¨ªa nazi. Tal es el caso de Wedge considerado en una dimensi¨®n art¨ªstica, si se quiere, m¨¢s pura. No cabe duda que en cierta medida su limpieza en la ejecuci¨®n de motivos es efecto directo de la labor desarrollada en la Walthamston Art School donde aprendi¨® durante dos a?os el oficio de modisto, oficio que equipara al de escultor: ?Todo lo que all¨ª hac¨ªamos era moldear formas?.
Despu¨¦s de ver una muestra de obras como las del autor comentado dan ganas de comenzar a trabajar. En todos los niveles. En primer lugar intentando despegar a la fotograf¨ªa del subdesarrollo en que se encuentra inmersa en pa¨ªses como el nuestro. El hecho de que sea asequible, como ya coment¨¦ en otra ocasi¨®n, a muchas o todas las esferas sociales no debe ser ¨®bice para que necesariamente deba considerarse como desaparecida su dimensi¨®n art¨ªstica.
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