En la feria de M¨¦xico hacen buen papel los espa?oles
Los toreros espa?oles hacen un buen papel en la feria que se celebra estos d¨ªas en el palacio de los deportes de M¨¦xico. Manili sufri¨® una cornada a poco de empezar a torear y ahora se empe?a en querer cumplir el con' trato que tiene para el domingo, aunque nadie cree que pueda hacerlo. El ¨²nico que ha conseguido cortar oreja, hasta la fecha, es Gabriel Puerta, por su tes¨®n, por sus deseos de agradar, .porque se arrim¨® de firme y mat¨® de una estocada inminante. El que m¨¢s clase ha demostrado, sin embargo, es Roberto Dom¨ªnguez, quien anota en su primera actuaci¨®n una vuelta al ruedo, y no fue m¨¢s porque, como siempre, mat¨® mal. Rafael Torres tuvo que enfrentarse a dos reses que pocos pases ten¨ªan y la labor de su presentaci¨®n se resumi¨® en voluntariosa. Manili result¨® cogido en la corrida del mi¨¦rcoles pasado. Una cornada en la pantorrilla, parte superior; no es grave, porque no le ha interesado ninguna arteria de importancia, pero todos piensan que no estar¨¢ restablecido antes de una semana. Se encuentra internado en la Central Quir¨²rgica y pr¨¢cticamente no se separa de su lado Jos¨¦ Lerdo de Tejada, que le apodera. Los dem¨¢s espa?oles -toreros, apoderados, cuadrillas- le visitan con frecuencia. Hay una impresi¨®n generalizada entre ¨¦stos y es que la feria tiene inter¨¦s, por la atenci¨®n que le presta el p¨²blico, pero cuenta con el gran inconveniente de la mala calidad del ganado. ?En cuanto a trap¨ªo, los toros vienen a ser como los que se lidian en Espa?a en plazas de segunda categor¨ªa. En cuanto a casta no hay comparaci¨®n posible: apenas si se les vislumbra.?
Los toros de las mejores ganader¨ªas, Vistahermosa, San Mateo, Torrecillas, Llaguno, los tienen copados las principales figuras mexicanas, para lidiarlos en los festejos de la temporada grande. Lo usual en M¨¦xico es que las figuras adquieran corridas completas para los festejos en que han de participar. Adelantan una se?al por cada corrida rese?ada y cuando se embarcan para su lidia abonan el resto. Naturalmente, en los contratos que firman con las empresas se tiene en cuenta el precio del ganado. No es, por otra parte, una pr¨¢ctica original y exclusiva. Sabemos que en Espa?a las figuras tambi¨¦n imponen hierros y reses, y cuentan con veedores para la selecci¨®n en ¨¦l campo.
Pero es el caso que como estas corridas que decimos ya est¨¢n comprometidas, a la feria del palacio de los deportes va lo malo o lo menos bueno. No est¨¢n, por supuesto, en los carteles de la feria, las primeras figuras del pa¨ªs, que son Manolo Mart¨ªnez y Eloy Cavazos, aunque s¨ª han ido Manolo Arruza y Curro Rivera, que son otros de los grandes favoritos de la afici¨®n mexicana. Se trata de diestros que dif¨ªcilmente pueden competir con ¨¦xito frente a los espa?oles, en un plano de igualdad. Los hemos visto en Espa?a y sabemos a qu¨¦ l¨ªmites de arte y de dominio pueden llegar, que realmente no son muy amplios.
De ah¨ª, quiz¨¢, la tan favorable impresi¨®n causada por Roberto Dom¨ªnguez, que en la tarde de su presentaci¨®n altern¨® con Curro Rivera y tuvo que notarse la diferencia. A Rivera le correspondi¨®, precisamente, el mejor toro de la tarde (de Mimihuap¨¢n), cuya embestida era ideal, y no fue capaz de cortarle la oreja.
La afici¨®n mexicana es sobre todo apasionada. Los toreros es pa?oles coinciden en la impresi¨®n que les causan los ol¨¦s estruendosos. ?A m¨ª, desde luego, se me pone la carne de gallina? -nos dec¨ªa Dom¨ªnguez. Hay una concepci¨®n distinta a la espa?ola de lo que es el toreo. En Espa?a la afici¨®n est¨¢ pendiente de la t¨¦cnica que se aplica a las condiciones del toro. Las faenas deben ser medidas, como corresponde a una perfecta lidia y porsupuesto adecuadas a las caracter¨ªsticas de la res. En. M¨¦xico, en cambio, gusta sobremanera que se den cantidades enormes de pa¨ªses y muy seguidos. Los toreros mexicanos, es muy l¨®gico, le tienen cogido el pulso a su p¨²blico y todos prodigan un truco que aunque se repite tarde a tarde y toro a toro, tiene resultados infalibles: Mediada la faena montan la espada como para matar. La gente prorrumpe entonces en un griter¨ªo terrible: ??Nooo, no lo mates!? Fingen entonces que acceden a la petici¨®n y contin¨²an dando muletazos, en medio de un entusiasmo creciente. Vuelven a montar la espada al poco tiempo. De nuevo el griter¨ªo. Otra vez prosigue la faena interrumpida. Y con esta argucia ingenua, que puede repetirse cuatro, cinco, seis veces, calientan el entusiasmo del p¨²blico, hasta el delirio.
Hay verdadera afici¨®n en M¨¦xico y todas las corridas se televisan en directo. Las ocho de la, feria del palacio de los deportes tambi¨¦n, por supuesto. El empresario es Jaime Haro, ganadero, promotor de boxeo y muchas cosas m¨¢s. En Espa?a acaso se le recuerde: es el que organiz¨® aquella especie celebrada en la plaza Nueva Andaluc¨ªa, que denominaron ?la corrida del siglo? y que fue transmitida por Mundovisi¨®n, cuyo desarrollo fue un esc¨¢ndalo por la invalidez del ganado y la desastrosa actuaci¨®n de los espadas -Paco Camino y Manolo Mart¨ªnez-, que contrastaba con las continuas exclamaciones triunfalistas del narrador.
Haro quisiera organizar la temporada mexicana en la plaza Monumental, que no tiene actualmente em. presa. La anterior resolvi¨® su contrato hace un a?o porque no le era rentable el coso. El Gobierno proh¨ªbe que se suban los precios que desde hace mucho tiempo est¨¢n vigentes en el mismo, y a pesar del gran aforo -cincuenta mil localidades- no se ve el negocio claro. Una barrera viene a costar 150 pesos, hay muchas entradas a cinco, y el mill¨®n de pesos que se recauda a lleno absoluto, no alcanza, al parecer, para cubrir gastos. En el palacio de los deportes, con capacidad para 25.000 espectadores, en cambio, los precios son libres -en esta feria alcanzan casi el doble que los de la Monumental- y la taquilla que se consigue, unida a los derechos de televisi¨®n, produce sustanciosos ingresos.
Que por otra parte no se traducen siempre en honorarios proporcionales a estas ganancias. Ah¨ª est¨¢ el caso de Manili, que ha ido contratado por unos 6.000 d¨®lares cada tarde, lo cual no es en absoluto compensatorio. Deber¨ªa a?adirse a esta cantidad la que corresponda por los derechos personales del torero en cada corrida televisada, mas no est¨¢ claro, de momento, que vayan a ser satisfechos.
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