Del centro a la derecha
Al cabo de 45 a?os de lucha, in¨²til contra la socialdemocracia, la derecha sueca se ha hecho al fin con el poder. Si se consideran los t¨¦rminos en que se plante¨® la campa?a electoral -econom¨ªa de libre- empresa, por un lado, y ?colectivizaci¨®n? y dirigismo. por el otro-, el triunfo del Centerpartiet (centrista), del Folpartiet (liberal) y del Afoderata Samlingspartiel (conservador), que forman el frente opositor burgu¨¦s, frente a la socialdemocracia obrera del se?or Palme, resulta a¨²n mucho m¨¢s significativo, no s¨®lo en lo que a Suecia se refiere, sino tambi¨¦n para todo el socialismon¨®rdico y alem¨¢n. No cabe duda de que la ca¨ªda de la socialdemocracia sueca, la m¨¢s avanzada del mundo, constituye un elemento propagand¨ªstico de primer orden para los amigos del se?or Strauss en Alemania Federal, que el pr¨®ximo 3 de octubre tratar¨¢ de arrebatarle el Gobierno, con iguales planteamientos que los burgueses suecos, al partido del se?or Schmidt. ?Socialismo? o ?libertad? es la opci¨®n -equ¨ªvoca, quiz¨¢, pero perfectamente orquestada y real- que se le est¨¢ ofreciendo en estos momentos a la porci¨®n m¨¢s evolucionada de la Europa democr¨¢tica. En el contexto estrat¨¦gico mundial, el simple hecho de que esta alternativa pueda presentarse con tantas posibilidades de ¨¦xito viene a revelar hasta qu¨¦ punto el se?or, Kissinger y el se?or Breznev, adaptadores y recreadores de la vieja doctrina del reparto del poder, lanzada por Metternich en el Congreso de Viena luego del interregno napole¨®nico est¨¢n consiguiendo imponer sus tesis, tanto en el Tercer Mundo como en los centros neur¨¢lgicos del ¨¢rea industrial del planeta. Los reg¨ªmenes militares de Am¨¦rica Latina, el predominio cristiano en el L¨ªbano, la p¨¦rdida de influencia del Consejo de la Revoluci¨®n en Portugal, el conserva durismo econ¨®mico que la URSS impone ahora en la zona de COMECON, la nueva ?selectividad? financiera de la CEE y los ?consejos? de Puerto Rico encajan perfectamente con el esquema bipolarista desarrollado por Sonnenfeldt y Breznev. Un¨¢ crisis econ¨®mica, en gran parte alimen tada artificialmente con eljuego de los precios del petr¨®leo, que a par tir de 1975 ha impulsado a sindicatos socialistas de pa¨ªses como B¨¦lgica a manifestarse contra las importaciones provenientes del Tercer Mundo -lo cual tiene un valor m¨¢s pol¨ªtico que econ¨®mico-, muestran, salvo en focos res?duales, una orientaci¨®n hist¨®rica hacia la derecha liberal, m¨¢s dura -que nunca, e incluso hacia lo que se podr¨ªa llamar la ?derechizaci¨®n? de la izquierda o del centro izquierda, representada por la socialdemocracia.
Pues ¨¦ste es el segundo fen¨®meno que se advierte en el proceso pol¨ªtico que viven hoy Alemania Federal y las naciones esca?dinavas: el aumento de combatividad del ?socialismo? frente al comunismo con pretensiones de ?independencia?, como el eurocomunismo una tendencia acusada a ?arreglar? directamente con la Uni¨®n Sovi¨¦ticalos problemas de ?confusionismo ? o de ?dispersi¨®n ? que pantean algunos pa¨ªses del Pacto de Varsovia o los partidos comunistas occidentales y la asimilaci¨®n de programas econ¨®micos o de elementos ideol¨®gicos nacionalistas que hasta ahora eran propios de los conservadores social-cristianos o liberales libreempresistas. Hasta el partido socialdem¨®crata del se?or Schmidt tan recatado hasta hace poco en esa materia, parece dispuesto a presionar sobre los sindicatos para que ¨¦stos, por ejemplo, no lleven hasta sus ¨²ltimas consecuencias la legislaci¨®n de cogesti¨®n obrera, recientemente promulgada o para que al menos, la acepten con las limitaciones exigidas por el capital. S¨®lo el se?or Palme en Suecia, tan acuciado por la derecha como por la izquierda de su propia socialdemokraterna, se ha pronunciado en favor del ?todo o nada? colectivista y fiscal, y esa es la raz¨®n de su derrota, en parte buscada para poder as¨ª, acaso en los pr¨®ximos a?os, ?limpiar? y cohexionar el partido y los sindicatos.
La ¨²nica inc¨®gnita que surge de este desplazamiento hacia la derecha en el mundo germ¨¢nico se refiere, necesariamente, el socialismo latino, sobre todo al franc¨¦s. ?Se escindir¨¢n a¨²n m¨¢s el ?Norte? y el ?Sur? de la Internacional Socialista, o, por el contrario, terminar¨¢ el se?or Mitterrand por seguir los pasos del se?or Schmidt? El presidente Giscard d'Estaing cree que no y por eso intenta ahora convertirse en el Mitterrand del centro-derecha de ma?ana.
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