Prohibir un error
EN ESTE pa¨ªs hace falta por encima de muchas otras cosas, sentido com¨²n. Ayer el se?or Mart¨ªn Villa, ministro de la Gobernaci¨®n. ha dado un paso adelante en el camino de la sensatez. En su visita al Pa¨ªs Vasco ha despenalizado la ikurri?a. A partir de ahora no sera preciso ya movilizar fuerzas en persecucion de los portadores de ?kurri?as o para retirarlas con peligro de los responsables del orden p¨²blico. El se?or Mart¨ªn Villa, en suma, se ha limitado a prohibir un error. Ha utilizado el sentido com¨²n. No van a terminarse aqu¨ª los problemas en profundidad que afectan al Pa¨ªs Vasco, pero s¨ª finaliza una vieja terquedad que ha costado no pocos muertos. Si la ikurri?a es bandera de todos los vascos o s¨®lo de los militantes del PNV, ya lo dir¨¢n las urnas o el cotidiano ejercicio de la democracia. Si la ?kurri?a es una bandera inventada, ?qu¨¦ m¨¢s da! Todas las banderas se inventan alguna vez. Lo que importa es si los vascos se identifican o no,con tal ense?a.
Pero todo ello poco tiene que ver con la integridad del Estado espa?ol. Acaso el actual ministro de la Gobernaci¨®n, tras su estancia como gobernador en Barcelona, ha calado en esos sentimientos genuinos, leg¨ªtimos, hondamente populares, que en Euskalerr¨ªa con o en Catalu?a se expresan, entre otras maneras. en forma de bandera.
Insistimos en que es una medida de sentido com¨²n el advertir que no se puede perseguir echando mano de la fuerza una idea o una bandera. Son aspectos de la vida del hombre que, de ser combatidos, tendr¨¢n que serlo por sus iguales: por otras ideas y otras banderas. Y siempre en la convicci¨®n de.que en este pa¨ªs caben -como cupieron anta?o- muchas banderas y muchas ideas, todas ellas en fecunda vida com¨²n.
Por otra parte, el Ministerio de la Gobernaci¨®n ha anunciado el estudio de otras decisiones complementarias de ese sentido com¨²n al que alud¨ªamos: tales como delimitar nuevamente las zonas urbanas de las rurales en las, que debe tener primac¨ªa la Guardia Civil para esvitar que esta fuerza se encuentre en la primera l¨ªnea de actuaci¨®n cara a posibles disturbios en ciudades. O bien dotar a la Guardia Civil del material antidisturbios del que ahora por reglamento y funci¨®n no precisa. Reestructurar, en definitiva, las fuerzas de orden p¨²blico con arreglo a la nueva situaci¨®n pol¨ªticay social del pa¨ªs.
Pueden los anteriores parecer datos menores. No son tal en tanto en cuanto se corresponden con un discurrir sensato y antidogm¨¢tico. Y por venir de un Ministerio en el que el orden p¨²blico parec¨ªa una materia anquilosada e imposible de ser enfocada desde puntos de vista m¨¢s, flexibles que los utilizados en los ¨²ltimos a?os. En este caso, cuando es el sentido com¨²n el que prevalece, s¨®lo podemos mostrar nuestra aprobaci¨®n.
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