Lavarse las manos
S¨®lo a una mente extraviada o a una imaginaci¨®n calenturienta puede ocurr¨ªrsele que la Dina (polic¨ªa pol¨ªtica de la Junta Militar chilena) o el Gobierno de Chile pudieran tener la m¨¢s m¨ªnima relaci¨®n con el asesinato del ex ministro socialista Orlando Letelier, en Washington, hace dos d¨ªas. Portavoces oficiales del general Pinochet han tranquilizado a la opini¨®n p¨²blica mundial al declarar que el Gobierno chileno es inocente. Todo el mundo sabe que la polic¨ªa pol¨ªtica de Pinochet no utiliza semejantes m¨¦todos ni en el interior ni en el exterior. Todo el mundo sabe tambi¨¦n que el Gobierno de Chile repudia el terronismo. La muerte del general Pr ats en Buenos Aires en precidas circunstancias que Letelier y el fallido atentado contra el ?hermano Bernardo? (Bernardo Leighton, l¨ªder democristiano) en Roma na da tienen que ver con lo sucedido el martes en Washington. Se trata de simples casualidades.Ha sido tambi¨¦n por casualidad que en esta ocasi¨®n el fallecido fuese un.l¨ªder socialista moderado al que se hab¨ªa privado recientemente de la nacionalidad chilena (lo que no impidi¨® que laembajada de Chile en USA lo haya calificado,de ?dirigente de la oposici¨®n chilena en el exilio? restituy¨¦ndole la nacionalidad post-mortem), y que hab¨ªa logrado reunir a democristianos y a ciertos dirigentes de la Unidad Popular en Nueva York, hace apenas unos d¨ªas. Letelier habla logrado poner de acuerdo a democristianos, socialistas e, izquierdistas, (las dificultades empezaron cuando se trat¨® de reconciliar a comunistas y cristinaos) y estaba a punto de constituirse un' frente com¨²n de la oposici¨®n democr¨¢tica al, r¨¦gimen de Pinochet. Adem¨¢s Letelier contaba con amigos poderosos en Estados Unidos y ten¨ªa fama de moderado. Su presencia en las Naciones Unidas durante el r¨¦gimen. de Allende y los posteriores contactos que mantuvo, incluso'con el secretario de Estado, Henry Kiss¨ªriger, lo hab¨ªa convertido en una pieza clave de la oposicion exterior.
Orlarido Letelier dirig¨ªa una divisi¨®n del Instituto de Estudios Pol¨ªticos -?Transnational Institute?- donde se llevaban a cabo trabajos serios sobre lo que pasa en Chile, es decir, lo que la gran pren-, sa mundial no publica.
Era un hombre apacible y testarudo que pese a haber sido ministro de Defensa de la Unidad Popular no hab¨ªa despertado odios ni siquiera entre los Tilitares golpistas. Eso explica que hubiera salido de Chile y que no se hubiera ?suicidado? en la cautividad como el tambi¨¦n ex ministro de Defensa y socialista, Jos¨¦ Toha.
Partidario y promotor del boicot econ¨®mico al Gobierno de Pinochet, Letelier hab¨ªa conseguido que algunos cr¨¦ditos americanos se suspendieran o simplemente fuesen rechazados. Recientemente un' cr¨¦dito holand¨¦s de 34 millones de d¨®lares-fue anulado, seg¨²n parece, por su intervenci¨®n. El Gobierno de Chile le priv¨® entonces de su nacionalidad.
Es evidente que el asesinato de
Leteller coloca a la Junta Militar
chilena ante una encrucijada. Por
supuesto no habr¨¢ pruebas sufi
cientes para acu&u- a los servicios
..ole 5 - - hecho
evwd¨¢d pc!r. semeejemplo, ~de ciertos servicios
paralelos tales como los que diri
gen los hermanos Melgoza. u orga-.
nizaciones de extrema derecha que
act¨²an por su cuenta. El Gobierno,
y la Dina se lavan las manos y dan
el p¨¦same correctamente a la fami
lia, porque el mejor enemigo, es el
enemigo muerto. El crimen echa
por tierra.los esfuerzos del Gobier
no chileno para que ?a opini¨®n p¨²
blica democr¨¢tica olvide las carac
ter¨ªsti ' cas especiales del r¨¦gimen
dictatorial. De nuevo las comisio
nes interparlamentarias, losJuris
tas A mnesty Internatio?al, la Comi
s¨ª¨®n de Derechos Humanos y otras
organizaciones de parecido cariz e
id¨¦ntica insistencia intentar¨¢n me-,
ter la nariz en los:asuntos chilenos,
olvidando'que Chile es una isla, un,
valladar contra el avance si 1 nuoso
de las ideolog¨ªas for¨¢neas, corrup
toras, liberalels y librepe¨ªnsadoras.
Todos estos se?ores har¨ªan muy
bien ocup¨¢ndose en lo que ocurre
en Checoslovaquia -Pinochet di
xit o Gorigoitia-dixit, tanto mon
ta- o en China Popular, aunque,
pens¨¢ndolo bien, la bandera~ chile,
na estuvo tres d¨ªas,a media.asta por
la muerte del padre Mao.
Se¨¢quien.sea el autor o los autores del asesinato -y nada m¨¢s lejos de mi ¨¢nimo que acusar a la polic¨ªa pol¨ªtica chilena o al Gobierno, como hacen algunos desconsiderados senadores yanquis-hay que reconocerles un m¨¦rito: nadie hasta el momento hab¨ªa sido capaz de ultimar a un exiliado extranjero -en pleno coraz¨®n del imperio. Ni siquiera el general Trujillo (alias Chapit¨¢) se hab¨ªa atrevido a tanto cuando rapt¨® en Nueva York.y
s-a4 nuestra-~-,
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