Dalton Trumbo: entre el hero¨ªsmo y la astucia
Dalton Trumbo muri¨® el pasado d¨ªa 10 a los setenta a?os de edad. Hab¨ªa nacido en Montrose. Estado norteamericano de Colorado, en diciembre de 1905. Su abuelo fue uno de los ¨²ltimos sherif de un Oeste que se mor¨ªa irremisiblemente, acosado el desarrollo industrial y las explotaciones petrol¨ªferas. A los quince a?os, su familia se traslada a Losa ?ngeles y Trumbo vivir¨¢ all¨ª un fugaz per¨ªodo universitario bruscamente interrumpido por la muerte de su padre. Por un azar se convierte en cr¨ªtico de cine, al que ya se hab¨ªa aficionado mucho como simple espectador y enseguida, gracias a un amigo, ser¨¢ lector de la R. K. O., productora de pel¨ªculas de la serie B. La misi¨®n de Trumbo consist¨ªa en leer todo lo que ca¨ªa en sus manos y hacer un resumen de cuanto fuese susceptible de convertirse en gui¨®n de cine. De aqu¨ª arranca la extraordinaria carrera de quien llegar¨ªa a ser uno de los mejores y m¨¢s cotizados guionistas del cine yanqui y... el m¨¢s famoso miembro del grupo de cine¨ªstas de izquierda a quien los periodistas apodaron Los Diez de Hollywood.
Caza de brujas
No le ped¨ªan, como a Elia Kaz¨¢n, que publicase un anuncio en el New York Times diciendo que ?el comunismo era nefasto y peligroso?. La Comisi¨®n de Actividades Anti-americanas s¨®lo quer¨ªa de ¨¦l media docena de palabras retract¨¢ndose, apenas un si. O un o. La comisi¨®n quer¨ªa saber si Trumbo estaba afiliado a la Screem Writer's Guiad, el prestigioso Sindicato de guionistas tachado de pro-comunista por la extrema derecha norteamericana.
Corr¨ªan los a?os crispados de la guerra fr¨ªa. Los primeros en pagar por el miedo de todos son los intelectuales. As¨ª empez¨® la feroz caza de brujas asediada al nombre del furibundo senador Mac Carthy. ?Los derechos de los trabajadores americanos a la inviolabilidad de afiliaci¨®n han sido ganados en este pa¨ªs a precio de sangre y con un gran costo en t¨¦rminos de hambre?, respondi¨® Trumbo ante sus juzgadores, neg¨¢ndose rotundamente a testificar al amparo de la enmienda quinta de la Constituci¨®n. Un poco despu¨¦s fue expulsado de la sala por desacato: ?Este es el comienzo de los campos de concentraci¨®n en los Estados Unidos?, grit¨® cuando trataron de averiguar si era o no miembro del Partido Comunista. No admitirlo era sin duda peligroso. Arriesgaba la c¨¢rcel, como as¨ª sucedi¨®. Pero, por otra parte, aceptar p¨²blicamente su militancia podr¨ªa haber sido a¨²n m¨¢s peligroso.
Fue condenado, junto con otros nueve compa?eros entre los que se encontraba la flor y nata de los escritores cinematogr¨¢ficos del pa¨ªs a un a?o de prisi¨®n, prohibici¨®n de por vida para ejercer su profesi¨®n, diez mil d¨®lares de multa. Pero si los actores incluidos en la lista negra por aquel fascismo rampante no pod¨ªan mostrar su rostro en la pantalla, los guionistas pod¨ªan cambiar de nombre. Eso es lo que hizo Trumbo durante sus diez a?os de exilio en el vecino M¨¦xico: componer alrededor de treinta guiones, unas veces firmados con el nombre de un amigo, otras con un seud¨®nimo, aunque los mismos que le hab¨ªan pagado antes 75.000 d¨®lares por gui¨®n se despachaban ahora con tres billetes de mil, Hasta que ocurri¨® cat¨¢strofe; un trabajo de Trumbo, bajo el seud¨®nimo de Robert Rich, obten¨ªa el Oscar al mejor gui¨®n del a?o (El bravo. The brave one). Cuando se comprob¨® que nadie se presentaba a recoger el premio, la Academia del cine, las Artes y lasas Ciencias, se dio cuenta de que hab¨ªa premiado a un blacklisted capaz de desafiar la prohibici¨®n.
Tres a?os despu¨¦s vendr¨ªa la plena rehabilitaci¨®n: un prestigioso director, Otto Preminger, anuncia valerosamente que ha contratado a Trumbo como guionista de Exodo. Despu¨¦s ser¨ªan los guiones de Espartaco, un encargo que Kirk Douglas ¡ªotro progresista¡ª le hab¨ªa hecho en 1958: El ¨²ltimo atardecer, para Aldrich; ese espl¨¦ndido canto a la libertad que fue Los valientes andan solos, quiz¨¢ el mejor gui¨®n de Trumbo, tambi¨¦n para Kirk Douglas; El hombre de Kiev, Hawai?En 1971, a los 66 a?os, aborda la realizaci¨®n sobre una novela que hab¨ªa escrito cuando ten¨ªa 33 a?os, de Johnny cogi¨® su fusil. Fue una desgracia para Trumbo que Luis Bu?uel, que una vez estuvo a punto de realizar este gui¨®n, noto hiciese, dice uno de los m¨¢s venenosos cr¨ªticos, pero Johnny es, a pesar de todo, un buen filme que sorprendi¨® a la cr¨ªtica cuando se present¨® en Cannes y que ha hecho una buena carrera en la taquilla. En ¨¦l se manifiestan las caracter¨ªsticas m¨¢s constantes de la ideolog¨ªa de Trumbo: su amor sin fisuras por la libertad, su pacifismo a uItranza su sentido pedag¨®gico del cine sin traspasar jam¨¢s los l¨ªmites del serm¨®n, su ciega con fianza en que el esp¨ªritu que podr¨ªa ser destruido por muy perverso que sea el sistema que lo oprimiese.
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