"Cumbre" de presidentes africanos sobre el futuro de Rodesia
Como, era de esperar, los dirigentes del ?Congreso Nacional Africano? (ANC), de Rodesia, encabezados por Josua Nkomo, aceptaron ?en general? el plan propuesto por Kissinger para llegar a un Gobierno de mayor¨ªa en Rodesia, aprobado tambi¨¦n el viemes por el primer ministro rodesiano lan Smith.
Sin embargo, el importarte ?Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Zimbabwe? (ZIPA), cuyos efectivos estacionados en Mozambique se calculan en 10.000 hombres, dirigido por un comit¨¦ central de 18 miembros, que controla todas las operaciones guerrilleras contra Rodesia, a¨²n no ha fijado formalmente su posici¨®n.Su actitud es sin embargo fundamental, pues precisamente la aceptaci¨®n del plan Kissinger por Rodesia est¨¢ condicionada, seg¨²n dijo taxativamente por televisi¨®n el primer ministro lan Smith, entre otras cosas, a que cese toda actividad armada de los grupos nacienalistas.
Es muy probable que la posici¨®n final del ZIPA deperda de la actitud que adopten con respecto a la nueva situaci¨®n creada los cinco jefes de Estado africanos m¨¢s afectados por la cuesti¨®n rodesiana, Julius Nyerere, de Tanzan¨ªa; Kenneth Kaunda, de Zambia; Samora AvIachel, de Mozambique; Agostinho Neto, de Angola, y sir Seretse Khama, de Botswana, que comenzaron ayer en Lusaka (Zambia) conversaciones para adoptar una posici¨®n com¨²n.
Entre estos jefes de primera linea es previsible una cierta discrepancia precisamente en cuanto a esa importarte precondici¨®n del cese de toda actividad guerrillera. Las diferencias aparecidas catre moderados y radicales del nacionalismo africano en la pasada reuni¨®n de estos cinco jefes de Estado hace un par de semanas en Dar es Salaam, no es sino un reflejo de la polarizaci¨®n ideol¨®gica de los estadistas africanos.
El que sea el m¨¢s militante de ellos, Samora Machel, el que tenga que tomar las decisiones m¨¢s importantes: poner freno a la acci¨®n del ZIPA contra Rodesia, y volver a abrir las fronteras de Mozambique con Rodesia, cerradas el pasado mes de marzo, para que pueda cumplirse igualmente la segunda promesa de Kissinger de que ?ser¨¢n levantadas las sanciones y el bloqueo internacional? contra Salisbury, complica a¨²n m¨¢s la situaci¨®n.
A mediados de esta semana el Vicepresidente de Mozambique, Marcelino dos Santos, manifest¨® que se opon¨ªa al plan Kissinger y que el Frelimo se hab¨ªa comprometido a contribuir al desarrollo de la lucha armada en Rodesia. Adem¨¢s, la URSS, que ha acusado el golpe que representa para su reci¨¦n adquirida influencia en el Africa Austral el triunfo de Kissinger, parece decidida a jugar el papel de aguafiestas.
Si ahora, menos que antes, es pensable una intervenci¨®n militar cubana en Rodesia, si es previsible que aumente su apoyo a los l¨ªderes m¨¢s radicales que siguen proponiendo la lucha armada, en contra de los moderados que antes apoyaba Mosc¨².
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