El toreo lo hizo el ne¨®fito
Tom¨® la alternativa el novillero alcarre?o Pepe Pastrana. Figuraba en el cartel como relleno, a pesar de la importancia que una alternativa comporta siempre. La fama de figuras como El Viti y Jos¨¦ Mari Manzanares dejaba reducida la dimensi¨®n del ne¨®fito pr¨¢cticamente a nada. Pero la realidad es que su actuaci¨®n fue la mejor con el peor lote y los verdaderos detalles toreros de la tarde estuvieron a su cargo. Ser¨¢ El Viti figura consagrada, veteran¨ªa con ejecutoria de diestro importante, y ser¨¢ Manzanares un estilista quiz¨¢ de los mejor dotados, pero el toreo, cartesianamente medido, lo hizo Pastrana.En el toro de la alternativa, de muy poca embestida y que se revolv¨ªa, construy¨® la faena adecuada, con el cite a distancia que se requer¨ªa. Tore¨® con Pulcritud, la pierna contraria adelante, al natural y por derechazos. Cada serie se reduc¨ªa a dos pases, porque el toro no iba m¨¢s; al tercero derrotaba. Pero esos dos pases, tanda a tanda, poseyeron enjundia, los ejecut¨® con serena valent¨ªa, y los remates de pecho fueron de estilo. Algo parecido hizo en el sobrero, de peores condiciones, pues ' se quedaba en el centro de la suerte, con peligro. La alternativa de Pastrana rebas¨® los t¨¦rminos de una actuaci¨®n decorosa y debi¨® contar con mayor calor del p¨²blico, que aunque pasan no estuvo justo con su torero.
El domingo se celebr¨® en Guadalajara la ¨²ltima corrida de feria, con tres toros de Ben¨ªtez Cubero, dos de Atanasio Fern¨¢ndez (segundo y tercero) y un sobrero de
Domecq (el sexto), para El Viti, Jos¨¦ Mari Manzanares y Pepe Pastrana, que tom¨® la alternativa.El Viti. Estocada corta trasera y rueda de peones (palmas y pitos). Estocada corta en las agujas (dos orejas, de las que rechaza una). Manzanares. Pinchazo hondo que produce v¨®mito y rueda de peones (oreja con protestas). Estocada perpendicular a paso de banderillas (algunos pitos). Pastrana. Estocada ligeramente atravesada y dos descabellos (Oreja). Pinchazo, estocada trasera, de la que sale volteado, y descabello (petici¨®n y vuelta). Los toros. Discretamente presentados. Casi todos acusaron flojedad. Los de Ben¨ªtez Cubero dieron juego, aunque el cuarto se agot¨® pronto. El segundo, de Atanasio, derrib¨® y tuvo dificultades. El tercero fue noble. Al sexto lo devolvieron al corral por falta de trap¨ªo y el sobrero tampoco tuvo fuerza.
Porque si ante la labor de Pastrana su actitud fue amable, con los otros dos espadas, a quienes debi¨® exigir por tratarse precisamente de figuras, la amabilidad se troc¨® en
Condescendencia total, incluso en los momentos de fracaso, que los hubo, y muy reveladores. El Viti, muy atento a la lid¨ªa toda la tarde, apunt¨® el toreo en el cuarto. No pod¨ªa hacer otra. cosa, ya que aquella res de espectacular salida, se vino abajo a las pocas carreras, para convertirse en un animalito moribundo, sin fuelle para recorrer,
los escasos metros de una mediana embestida. Era un borrego con el cual pudo El V¨ªti completar un par de pases de pecho muy hondos y poco m¨¢s. Pero el segundo de la tarde derrib¨® y lleg¨® al ¨²ltimo tercio con viveza y dificultades de toreo. Reserv¨®n, derrotaba en las suertes. Nadie podr¨ªa exigirle a El Viti, en estas circunstancias, que dibujase naturales y derechazos, pero si de su veteran¨ªa y de su ejecutoria de diestro importante que resolviera la papeleta con un trasteo de dominio. Y lo intent¨®, es cierto, mas sin eficacia ni habilidad; se dej¨® tropezar la muleta continuamente y sufri¨® cuatro desarmes, que es cifra exagerada para los contados pases que emple¨® en ¨¦l ali?o.
Aun fue peor lo de Manzanares, en quien qued¨® al descubierto, una vez m¨¢s, su falta absoluta de recursos ante el toro que no es de carril. Estilista, nadie lo duda, necesita sin embargo del boyante pero escasamente codicioso, de ritmo sostenido, ning¨²n genio, como aqu¨¦l de Pamplona con el que redonde¨® una faena grande. Ni siquiera el toro noble, si no se conjugan las restantes caracter¨ªsticas, y por eso el Atanasio de Guadalajara, pese a su nobleza cierta, le tore¨® siempre de costadillo y con alivio del pico. Una labor aseada, aunque de poco fuste, salvo en dos pases de pecho realmente buenos. Adem¨¢s, se pas¨® la faena, tanto, que dej¨® al toro gazap¨®n y entonces fue incapaz de resolver ese problema, que entra dentro del abec¨¦ del oficio. El quinto, sencillamente un toro de casta, le hizo correr por todo el ruedo. Ning¨²n sentido de la lidia, ninguna t¨¦cnica, ning¨²n muletazo de mando. En pleno desconcierto, como pasara el tiempo y no consiguiera sujetar a la res ni cuadrarla, la Mat¨® a paso de banderillas. Fue un fracaso estrepitoso.
Tres toros de Ben¨ªtez Cubero los echaron atr¨¢s en el reconocimiento, aunque hay quien asegura que antes hab¨ªan ordenado los matado res que los sustituyeran pues se sal¨ªan de tipo (hacia arriba). Los tres que quedaron, flojos, dieron juego en la medida de sus posibilidades f¨ªsicas. De los atanasios, uno derrib¨® y present¨® problemas; otro fue noble y al ¨²ltimo lo devolvieron al corral por falta de trap¨ªo.
El de Domecq no ten¨ªa fuerza y esa fue su principal dificultad.
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