Nacionalismo no incompatible
Le¨ª hace unas semanas con dolorida sorpresa el editorial ?Autonom¨ªas y nacionalidades? justo al d¨ªa siguiente de redactar el art¨ªculo que desde varias semanas me hab¨ªas pedido para EL PAIS. No puedo negarte que estuve tentado de romperlo, o por lo menos de enviarlo a otro peri¨®dico. Pero no lo hice y hoy mismo te lo env¨ªo.Como sabes, yo apoy¨¦, modestamente, la creaci¨®n de EL PAIS. Es obvio que entonces ya era nacionalista -lo he sido desde los diecis¨¦is a?os-, de lo cual se desprenden dos cosas: que no consideraba mi nacionalismo catal¨¢n incompatible con la incorporaci¨®n a una tarea com¨²n que bien significa tivam ente se llama EL PAIS, y que confiaba que el nuevo peri¨®dico ayudar¨ªa a la comprensi¨®n y a la soluci¨®n de los problemas de Espa?a, entre ellos ¨¦ste -quiz¨¢ el m¨¢s vidrioso- de las ?autonom¨ªas y nacionalidades?.
?Debo arrepentirme de mi decis¨ª¨®n? Pero pienso que nuestros problemas requieren todav¨ªa mucha paciencia y voluntad de entendimiento y quiero seguir esperando que EL PAIS ser¨¢ lo que esper¨¢bamos y que en buena parte -justo es decirlo- ha sido. El editorial del d¨ªa 15, luego ciertamente matizado, no fue digno de lo que muchos pensamos que quiere y debe ser EL PAIS.
Creo, por tanto, que es bueno publicar el art¨ªculo que hace tanto tiempo te promet¨ª. No es un art¨ªculo hablando de Catalunya ni de la estructura del Estado espa?ol ni de nada parecido. No es bueno que los catalanes hablemos s¨®lo de los temas que directamente nos ata?en, como si los problemas de car¨¢cter general no fueran de nuestra incumbencia, como si nos desinteres¨¢semos de ellos. Aunque en ello ten¨¦is buena parte de culpa vosotros. Me temo que fuera de Catalunya se ha llegado a creer que los catalanes s¨®lo sabemos hablar de nuestra problem¨¢tica.
Puede que ahora, despu¨¦s de cuatro semanas de la nueva propuesta de reforma que ha hecho Su¨¢rez y del aceleramiento que est¨¢ viviendo la pol¨ªtica espa?ola, este art¨ªculo quede un poco superado por los acontecimientos. De todas formas es cierto que el peligro de deslizamiento hacia situaciones de muy dif¨ªcil recuperaci¨®n sigue siendo nuestro riesgo mayor.
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