El Liceo Italiano
En nombre de la Comisi¨®n representativa de los padres de alumnos espa?oles del Liceo Italiano de Madrid me veo obligado a responder a la carta que se publica en EL PA?S del pasado d¨ªa 24 con la firma del se?or Bonezzi, presidente del Consejo de Administraci¨®n del citado centro, en la que se hacen ?algunas puntualizaciones? al art¨ªculo publicado en su peri¨®dico del d¨ªa 9 de septiembre, art¨ªculo que refleja y expone perfectamente la situaci¨®n discriminatoria existente. Ante todo, es de se?alar que el Consejo de Administraci¨®n, presidido por el se?or Bonezzi. y que los espa?oles impugnamos, es de por si una prueba clara y evidente de discriminaci¨®n, puesto que. a pesar de que deber¨ªa ser, representativo de los padres de alumnos, s¨®lo se convoc¨® a los padres italianos para elegirlo de entre ellos.
En cuanto a la carta del se?or Bonezzi, al margen de las varias inexactitudes que contiene, el punto fundamental, y que conviene subrayar, es el reconocimiento expreso que en ella se hace de que existen diferencias —es decir, discriminaci¨®n— entre alumnos espa?oles e italianos, cosa que el se?or Bonezzi pretende justificar con el argumento de que siempre las ha habido e incluso invocando nada menos que la Constituci¨®n italiana, que establece la gratuidad o semigratuidad en la ense?anza. Respecto a este punto, es conveniente precisar que en el aspecto econ¨®mico la ense?anza es en Italia exactamente igual que en Espa?a: gratuita en los centros esta tales y a cargo de las familias de los alumnos en los privados, y que en Italia, como en Espa?a o en cualquier Otro pa¨ªs civilizado, no se establecen nunca diferencias de tarifas entre los alumnos en funci¨®n de su nacionalidad.
Precisamente en ese pretendido derecho a la gratuidad o semigratuidad radica el origen del actual problema. Cuando el desfase de la contribuci¨®n del Gobierno italiano, a que alude el se?or Bonezzi, ha impedido que los alumnos italianos continuaran gozando de la gratuidad que hace pocos a?os impusieron y cuando, seg¨²n nos consta y podemos probar, el Gobierno italiano les ha negado tanto el derecho a la gratuidad como los medios para mantenerla, han pretendido obtenerla al menos parcialmente, a costa de los espa?oles, duplicando para ello las tarifas que ¨¦stos ven¨ªan pagando.
Las comparaciones que por dos veces hace el se?or Bonezzi con otros colegios extranjeros de Madrid nos parecen totalmente fuera de lugar, ya que la cuesti¨®n de fondo es la discriminaci¨®n y, como el se?or Bonezzi debe saber muy bien, las escuelas alemana, brit¨¢nica (que no inglesa), etc., no la practican ni la han practicado jam¨¢s, sean cuales sean sus tarifas.
Por ¨²ltimo, la afirmaci¨®n que hace el se?or Bonezzi de que ?en la escuela italiana no existe ning¨²n tipo de discriminaci¨®n?, despu¨¦s de haber admitido y defendido la existencia de ?diferencias entre los alumnos?, s¨®lo puede ser interpretada como un evidente desconocimiento, por su parte del significado de los t¨¦rminos que emplea.
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