Cartelera madjile?a
La cartelera teatral madrile?a se presenta interesante y movida: El adefesio, La casa de Bernarda A lba, C¨¢ndido, Los cuernos de don Friolera y el Consejo Nacional de? Movimiento.Y digo esto porque, con motivo de los debates sobre la reforma pol¨ªtica, ha habido o est¨¢ habiendo de todo en el Consejo Nacional: psicodrama, teatro furioso a lo Paco Nieva, teatro del absurdo, autos sacramentales, g¨¦nero chico y arias de zarzuela a cargo del tenor Pedrosa Latas.
Numerosas intervenciones en las sesiones dobles de la C¨¢mara. Mucho personal por la ma?ana y menos por la tarde. A sus se?or¨ªas se conoce que les gusta practicar eso que Cela llama el yoga ib¨¦rico, o sea, la sacrosanta siesta, porque si entre los nuevos derechos de los espa?oles.no va a figurar el derecho a dormir la siesta, entonces la reforma no vale la pena. Es lo que comentaba una se?or¨ªa a la salida:
-Con Franco dorm¨ªamos la siesta.El adefesio pudiera de&se- que es, directamente, el proyecto de reforma, o sea la papela en s¨ª, el paquete de folios que Su¨¢rez*les ha pasado a los del consejo de ancianos. En este adefesio, el papel de Mar¨ªa Casares lo hace do?a M¨®nica Plaza, que al final asume tambi¨¦n el de Victoria Vera y se deja crucificar ideol¨®gicamente desnuda cuando canta a la democracia org¨¢nica. Siempre he dicho que esta se?orita va para Juana de Arco del franquismo.
En cuanto a La casa de Bernarda A Iba, pudiera ser el propio Consejo Nacional, en la Plaza de la Marina Espa?ola. No digo yo que aquello sea el b¨²nker, pero el ¨¢mbito cerrado y lorquiano de la obra sItiene algo de b¨²nker sexual. Como Bernarda Alba, en el Consejo Nacional, yo veo al se?or Fueyo, que al fin y al cabo es el que tiene all¨ª el mando y la campanilla. Y no se me enfade el profesor por el travestismo pol¨ªtico, que tambi¨¦n en el teatro la Bernarda la hace ahora un hombre, el admirable actor Ismael Merlo.- Una'¨¹¨®s-a't¨¢n enr¨¢izada en la
tradici¨®n esc¨¦nica espa?ola como
el Consejo Nacional del Movi
miento, tambi¨¦n tiene algo del
C¨¢ndido,de Voltaire, pues que al
fin y al cabo Voltaire es el profeta
de la Revoluci¨®n Francesa, y lo que
se debate en la -reforma es alguna
posibilidad de democracia y dere
chos del hombre, pero poco. Don
Jes¨²s F . ueyo, sin dejar de ser Ber
narda Alba, tambi¨¦ntiene algo de
un Voltaire de derechas y con ca
misa azul.
Por lo que se refiere a Los cuernos de.d¨®n Friolera, est¨¢ claro que ninguno de los consejeros nacionales tiene nada que ver con eso, pero lo que hace don Friolera, en el genial esperpento de don Ram¨®n, es matar siendo pacifico, matar sin convicci¨®n, llevado a la violencia por la soci edad, por los po:incipios, por los grandes t¨®picos nacionales del honor y la honra. Defender a tiros unos principios que est¨¢n muertos. M¨¢s o menos, en ese sentido cada consejero nacional es un don Friolera, puesyo no dudo de su buena. voluntad pac¨ªfica, pero. me parece que la inercia franquista delabsolutismo les-ha llevado sierni.. pre, les lleva y quiz¨¢ les llevar¨¢ a hacer v¨ªctimas pol¨ªticas, viendo un traidor donde s¨®lo hay un barbero, como don Frioleya, o viendo un rojo donde s¨®lo hay un dem¨®crata.
-Cuidado, que es sanguinariodice do?a Loreta en el esperpento.
-Y yo soy alicantino- replica el barbero.
Las reuniones M Consejo Nacional en estos d¨ªas parecen un cafarna¨²m entre sanguinarios, alicantinos y barberos. Esperemos que los barberos triunfen sobre los sang uinarlos. A L¨®pez Rod¨®, le veo yo, no s¨¦ por qu¨¦, como alicantino. 0 sea mitad y mitad. Y encima Marsillach anuncia el estreno de una obra de Arrabal: El arquitecto y el emperador de A siria. Es lamentable el exilio de Fernando Arrabal, pero llega tarde ¨¢ la cartelera madrile?a. Para teatro p¨¢nico y ceremonia de la confusi¨®n ya tenemos el Consejo Nacional del Movimiento. donde Eduardo Navarro ha expuesto descaradamente la tesis de la Punci¨®n: ?Se reforma lo que se quiere conservar?.
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