Muchas patadas y victoria de los madrile?os
Los dos atl¨¦ticos ofrecieron el domingo un pobre espect¨¢culo, en partido que acabaron ganando los de casa, pero que hubiera admitido cualquier otro resultado. Al Athletic de Bilbao le perdi¨®, posiblemente, su suficiencia. El Atl¨¦tico de Madrid, por su parte, no mejor¨® nada sus ¨²ltimas actuaciones. Pero, con estar mal los dos equipos, el peor del partido fue, a mucha distancia, el ¨¢rbitro, For¨¦s.Era la tercera vez que los dos atl¨¦ticos se enfrentaban de agosto ac¨¢. El Villa de Madrid y el Carranza lo hab¨ªa enfrentado, y se puede decir que los tres partidos han sido hermanos, por lo mucho que se han parecido unos a otros. En los tres hubo m¨¢s palos que otra cosa, y en los tres se ha apuntado la victoria el equipo madrile?o muy por los pelos. Acaso ¨¦ste se haya distinguido de los otros dos en su arbitraje, especialmente malo. For¨¦s, en tarde para recordar, encaden¨® las torpezas sin descanso. Aunque fue, eso s¨ª, equitativo a la hora de repartir los disparates. S¨®lo perjudic¨® al Athletic en el reparto de tarjetas, pues los bilba¨ªnos se marcharon con cinco, en tanto que a los madrile?os s¨®lo les cayeron dos. Viene de la p¨¢gina 34
El estado de forma de los equipos hac¨ªa temer a los aficionados locales por el resultado. El ?theltic ven¨ªa con cartel de equipo lanzado, tras su reciente goleada al Ujpest Dosza, y con la amenaza de un ataque (Churruca, Dani, Rojo I) r¨¢pido, h¨¢bil para los cambios de posici¨®n y bien apoyado por unos centrocampistas de calidad. El recuerdo de su reciente victoria en Chamart¨ªn pesaba lo suyo, y para muchos el equipo de Aguirre era favorito y pronto se vio que los propios jugadores bilba¨ªnos se ten¨ªan adjudicado este papel. Su juego en los primeros minutos tuvo un aire de suficienc¨ªa, se echaron atr¨¢s, para arropar a Ir¨ªbar, y, con una excesiva fe en sus contragolpes, contraatacabn con muy pocos hombres. Faltaba, en general, en su juego, la garra y entrega precisas para ganar el partido. El Atl¨¦tico, mientras, sumaba hombres al ataque, aunque tampoco se entregaba a fondo, por miedo a esos contragolpes. Su juego no era m¨¢s brillante que otras veces, porque varios de sus hombres siguen sin dar con su mejor forma.
A poco de pasada la media hora de juego, Villar aprovechaba un despeje de la defensa Iocal para marcar con un disparo fort¨ªsimo Fue un gol de fortuna, porque el juego del Athletic no hab¨ªa merecido esa renta, ni por intensidad ni por exquisitez, pero ah¨ª quedaba. Los de casa aceptaron el gol casi sin pesta?ear y, conscientes de su falta de inspiraci¨®n, se entregaron al sacrificio de un acoso constante sobre Ir¨ªbar. Un acoso feo, de balones, bombeados y juego torpe, pero que les sirvi¨® para marcar cerca del descanso, tras falta de Leivinha, autor del gol, y que les podr¨ªa haber valido el empate mucho antes si For¨¦s hubiera concedido un penalti del que fue objeto Leivinha.
En la segunda mitad se qued¨® fuera Robi, que sigue malgastando oportunidades, y pas¨® Ayala a la media, l¨ªnea a la que ya est¨¢ plenamente adaptado, en tanto que Aguilar, de refresco, se colocaba en el ala derecha para animar el ataque. El Atl¨¦tico revivi¨® un poco y antes del cuarto de hora ya se hab¨ªa puesto por delante en el marcador.
Fue entonces cuando se lleg¨® a la fase m¨¢s intensa del partido, aunque no de mejor juego, porque esto no lo hubo nunca. El Atheltic comprendi¨® el error de su suficiencia, descubri¨® que su contraataque no era para tanto e incorpor¨® m¨¢s hombres al mismo. El Atl¨¦tico se encontraba as¨ª con una defensa un poco m¨¢s abierta y pod¨ªa jugar m¨¢s c¨®modamente. Por desgracia, para estas alturas del partido los ¨¢nimos estaban ya muy picados, y cada jugador que recib¨ªa el bal¨®n ten¨ªa que pensar, antes de en c¨®mo jugarlo, en c¨®mo evitar el patad¨®n del rival m¨¢s pr¨®ximo, (los madrile?os, sobre todo, dieron una cantidad de le?a Impresionante) y eso impidi¨® que los equipos carburasen. Pese a ello, hubo jugadas de emoci¨®n en las dos ¨¢reas, con un rebote en el larguero de Reina y dos goles anulados en el marco de Ir¨ªbar, que, dicho sea de paso, no tuvo el trabajo suficiente como para inclinar al aficionado a favor o en contra de la decisi¨®n de Kubala. El partido acab¨® sin m¨¢s goles, con mucho enfado de unos contra otros y de todos contra el ¨¢rbitro, esto ¨²ltimo con toda la raz¨®n del mundo. El Atl¨¦tico, pues, salv¨® los puntos, que ya es bastante. El buen juego ya llegar¨¢.
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