Castelli , justo campe¨®n del mundo
En una pelea que se caracteriz¨® por el exceso de precauciones por parte de ambos p¨²giles, Jos¨¦ Dur¨¢n perdi¨® anoche ante el argentino Castellini su t¨ªtulo mundial de los superwelters, versi¨®n WBA. La iniciativa correspondi¨® siempre a Castellini, y eso le permiti¨® hacerse con la victoria a los puntos, aunque por apretado margen. El p¨²blico protest¨® ruidosamente la decisi¨®n con lanzamiento de objetos al ring. Una triste pero frecuente escena.Es un viejo principio del boxeo considerar que un aspirante no tiene derecho al t¨ªtulo si no ha puesto de manifiesto una clara superioridad sobre el campe¨®n. Este argumento ser¨ªa lo ¨²nico que podr¨ªa justificar la c¨®lera del p¨²blico de Madrid, que reaccion¨® airadamente al conocer el veredicto que despose¨ªa a Dur¨¢n del t¨ªtulo. Casllini hab¨ªa sido superior, pero muy ligeramente. Nunca se entreg¨® a fondo, casi nunca pudo pelear en la distancia que ¨¦l deseaba y coloc¨® muy pocos golpes contundentes sobre el hasta anoche campe¨®n. Sin embargo, y aunque fuera solamente por iniciativa, gan¨® m¨¢s asaltos que Dur¨¢n, y eso le sirvi¨® para hacerse con el t¨ªtulo.
Castellini es un hombre de una musculaci¨®n impresionante que hace adivinar en ¨¦l un terrible pegador desde antes de verle lanzar las manos. Su palmar¨¦s, con victorias antes del l¨ªmite en casi las dos terceras partes de los combates disputados, le confirma como tal. Ante ¨¦l, Jos¨¦ Dur¨¢n no ten¨ªa otra posibilidad que pelear desde fuera de la distancia siempre. Pelear hacia atr¨¢s, evitar la proximidad del contrario Y tratar de imponerse a los puntos fuerza de colocar golpes aislados en los primeros asaltos y m¨¢s frecuentes despu¨¦s, cuando la fatiga hiciera mella en las fuerzas de Castellini. Dur¨¢n es hombre que siempre se presenta muy bien preparado, y confiaba, sin duda, en establecer su superioridad en los ¨²ltimos asaltos.
La pelea estaba bien concebida por parte de Dur¨¢n, y se puede decir que si no result¨® como ¨¦l esperaba fue, en parte, porque Castellini se present¨® casi tan bien preparado corno ¨¦l y, en parte, porque el argentino economiz¨® energ¨ªas desde el principio. Tras un primer asalto de tanteo, sin nada especial que rese?ar, Castellini comenz¨® a perseguir a Dur¨¢n, lanzando algunas andanadas, de las que el espa?ol se defend¨ªa con continuos retrocesos. S¨®lo de cuando en cuando se frenaba para detener a Castellini con directos de izquierda y amenazarle con derechas en corto. Castellini encontraba peligro en estas contras de derecha, y eso le imped¨ªa entregarse a fondo en sus ataques. En el tercer asalto, una izquierda corta de Castellini dio en tierra con Dur¨¢n, pero ¨¦ste se rehizo r¨¢pidamente y escuch¨® la cuenta de protecci¨®n con plena lucidez.
En el curso del quinto asalto, un tanto embarullado, porque fue el primero en el que Dur¨¢n ces¨® su continuo retroceso, los dos p¨²giles resultaron heridos de sendos cabezazos. Dur¨¢n en la frente, Castellini en una ceja, que tra¨ªa mal curada cuando lleg¨® a Espa?a. La herida de Castellini sangraba m¨¢s y le hizo atemorizarse, acaso sin justificaci¨®n, y disminuir un tanto su ritmo, por temor a esas derechas que Dur¨¢n siempre amenazaba con cruzar. El espa?ol consigui¨®, gracias a la cautela del argentino, un brillante sexto asalto .Despu¨¦s trat¨® de dejar que los asaltos corrieran a la espera de la fatiga de Castellini, que se presum¨ªa. Hubo algunos asaltos ligeramente igualados, pero siempre con m¨¢s agresividad por parte de Castellini, a quien pese a todo, siempre le falt¨® decisi¨®n para hacer uso de su pegada. Con peque?as variaciones fueron transcurriendo as¨ª los asaltos, siempre con la iniciativa como factor decisivo en favor de Castellini, que nunca lleg¨® a mostrarse fatigado, lo que desconcert¨® a Dur¨¢n. Al final, sus cuidadores, que presum¨ªan el triunfo, levantaron a hombros a Castellini entre la
c¨®lera del p¨²blico madrile?o, que no aceptaba a Dur¨¢n despose¨ªdo por tan poco margen de diferencia. El veredicto no se hizo p¨²blico hasta pasados varios minutos del final del combate, y termin¨® de encender las iras. Sobre el ring, como tantas veces en que el veredicto es contrario al p¨²gil local, llovieron algunas almohadillas y latas de cerveza. Protesta injusta. Castellini, por iniciativa, hab¨ªa ganado el combate, aunque el margen fuese muy corto. No se puede olvidar, es cierto, que Dur¨¢n hizo en Tokio m¨¢s, infinitamente m¨¢s, para vencer a Wajima de lo que hizo Castellini anoche para destronarle a ¨¦l. Pero el madrile?o pec¨® anoche de excesiva cautela. Confi¨® mucho en el posible agotamiento de su rival; ¨¦ste no se produjo y no pudo, en los ¨²ltimos asaltos, remontar la desventaja de puntuaci¨®n cedida en los primeros.
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