La ayuda alemana y norteamericana fortalece a Callaghan frente a la oposici¨®n
El primer ministro, Callaghan, y el titular de Hacienda, Denis Healy, defendieron ayer ante el Parlamento brit¨¢nico la estrategia econ¨®mica laborista. Fue el primer debate que se hizo en los Comunes desde que acabaron las vacaciones de los diputados.Ni el jefe del Gobierno ni su ministro de Hacienda se han visto obligados a hacer excesivas concesiones a la oposici¨®n, que ten¨ªa la esperanza de que los laboristas llegaran completamente aislados a esta discusi¨®n econ¨®mica. Al contrario: en estos momentos de crisis el gabinete de Callaghan no se ha encontrado falto de la cooperaci¨®n internacional, que ha venido de los pa¨ªses m¨¢s fuertes -Alemania Federal y los Estados Unidos-, con los que la actual administraci¨®n mantiene muy buenas conexiones.
El canciller Schmidt, de Alemania, no se ha limitado a decir que la esterlina est¨¢ infravalorada y que las medidas econ¨®micas del Gobierno eran las adecuadas para remediar la inflaci¨®n y el desempleo y defender la divisa. Helmut Schmidt ha venido a Londres para mostrar personalmente su apoyo al ministro, Callaghan. Como pretexto para su visita ha tomado su triunfo en las ¨²ltimas elecciones generales de su pa¨ªs. Oficialmente, Callaghan lo invit¨® a Londres para celebrar la victoria. En realidad, en lugar de brindis ha habido compromisos: Alemania es una pieza clave del Fondo Monetario Internacional (FMI) y ha de ser de la Rep¨²blica Federal de donde salga la mayor parte del cr¨¦dito de 3.900 millones de d¨®lares que Gran Breta?a ha pedido al FMI.
La significaci¨®n econ¨®mica de la visita de Schmidt se une al car¨¢cter pol¨ªtico de su viaje. Los conservadores brit¨¢nicos han pedido insistentemente la dimisi¨®n del Gobierno de Callaghan y han aludido y a sus esperanzas en la derrota del socialismo a la luz de lo que pas¨® en Suecia.
Tambi¨¦n Rockefeller
A la visita de Schmidt se ha unido otra mucho mas silenciosa, pero acaso igualmente efectiva: la de Nelson Rockfeller, el vicepresidente norteamericano, que vino a Londres a inaugurar una exposici¨®n de arte indio. Rockefeller lleg¨® a la capital brit¨¢nica exactamente 24 horas despu¨¦s de que Ford declarara su apoyo a la petici¨®n que Callaghan hizo al FMI.Con estas seguridades, la confrontaci¨®n parlamentaria de ayer no culmin¨® en el p¨¢nico laborista. Los conservadores cre¨ªan que el estado de la esterlina iba a obligar al gabinete actual a buscar alguna forma de coalici¨®n, pero parece que Callaghan se basta con la coalici¨®n internacional, que ha logrado establecer a su alrededor.
La oposici¨®n brit¨¢nica espera sacar partido, de todos modos, de la situaci¨®n actual. Los conservadores han puesto precio a su cooperaci¨®n parlamentaria con las medidas del Gobierno. Si ¨¦ste retira los proyectos de ley de nacionalizaci¨®n de las industrias de construcci¨®n naval y aeron¨¢utica, as¨ª como otra legislaci¨®n de parecida entidad, entonces votar¨ªan en favor de la estrategia econ¨®mica que el laborismo proponga para salvar la crisis.
Es muy dif¨ªcil que el Gobierno laborista haga esa clase de concesiones, porque una vez m¨¢s prefiere la cohesi¨®n del partido al que representa que la dudosa ayuda de la oposici¨®n. Por otro lado, Callaghan tiene la seguridad de que cualquier medida de apoyo a la esterlina que tome ahora la administraci¨®n tendr¨¢ que ser aprobada por Margaret Thatcher, quien, si fuera primer ministro, no podr¨ªa optar por soluciones diferentes.
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