Callaghan sale airoso de su primera gran prueba en el Parlamento
Con el apoyo parlamentario logrado por el Gobierno laborista el pasado lunes ya no hay motivos para que se siga manteniendo en el extranjero la tesis de que Gran Breta?a es econ¨®micamente ingobernable.En el debate de emergencia celebrado para discutir las medidas con las que Callaghan espera enfrentarse a la actual crisis, la tesis laborista obtuvo trece votos m¨¢s que la oposici¨®n, en la que aparte de los votos conservadores contaron tambi¨¦n algunos votos liberales y nacionalistas. Las abstenciones y las ausencias, lo mismo que la visita del canciller Schmidt y de Rockefeller a Londres, completaron la cuenta en favor del Gobierno, que actualmente tiene una mayor¨ªa muy exigua en los Comunes.
De todas formas, se piensa que el triunfo del Gobierno, por ahora s¨®lo provisorio, obedece a que los propios partidos, como el Conservador, que desaprueban por principio la estrategia econ¨®mica de Callaghan y Healey, deducen que no hay otra alternativa para salvar a Gran Breta?a de la inflaci¨®n, el desempleo y la depreciaci¨®n de su divisa. Por lo dem¨¢s, ahora todo depende de la actitud del Fondo Monetario Internacional, al que Londres pidi¨® un cr¨¦dito de 3.900 millones de d¨®lares.
Durante el debate de los Comunes, en el que se decidi¨® en favor de la estrategia econ¨®mica del Gobierno, la se?ora Thatcher, l¨ªder de la oposici¨®n conservadora, repiti¨® la exigencia de la dimisi¨®n del primer ministro y la consideraci¨®n de la alternativa conservadora, que supondr¨ªa el recorte masivo del gasto p¨²blico y la vuelta al tiempo en que los incentivos manten¨ªan vigorosas las industrias.
Callaghan le respondi¨® a la l¨ªder conservadora con datos del pasado, para anunciar el peligro que padecer¨ªa el pa¨ªs si esa pol¨ªtica conservadora se pusiera en pr¨¢ctica alguna vez. Se volver¨ªa, dijo, a la crisis de 1973, cuando el Gabinete de Heath se enfrent¨® abiertamente con los sindicatos, proclam¨® el estado de emergencia y puso a trabajar al pa¨ªs s¨®lo tres d¨ªas a la semana. Fundamentalmente, para Callaghan, adem¨¢s, la crisis actual de la esterlina no tiene nada que ver con las medidas ?marxistas?, como las llama la se?ora Thatcher, que ha venido adoptando el Gobierno, sino que son una herencia de aquel per¨ªodo ?tory?.
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