Un secreto menos

EL GOBIERNO espa?ol dejar¨¢ sin efecto hoy la declaraci¨®n de secreto oficial que afectaba a las informaciones relacionadas con Guinea Ecuatorial. Hay que celebrar la decisi¨®n gubernamental, que acaba con un peque?o e incomprensible tab¨² de los que pesan sobre la prensa nacional.No felicitaremos al Gobierno por la medida acordada, sino que reservaremos nuestro aplauso para el d¨ªa en que derogue la ley de Secretos Oficiales. Ley, con todos los respetos, absurda, que contradice el esp¨ªritu de otras leyes y que (como explic¨® EL PAIS en su editorial del 15 de agosto) no naci¨® sino para cerrar, hace ocho a?os, el reducido pero util¨ªsimo margen de libertad que abri¨®, contra viento y marea, la ley de Prensa de 1966.

Hoy, la ley de Secretos Oficiales s¨®lo pesa ya sobre un tema, grave por cierto, y que es de alg¨²n modo la piedra de toque de todo Estado verdaderamente democr¨¢tico: en junio ¨²ltimo se declar¨® materia reservada toda actuaci¨®n judicial en torno a supuestos malos tratos a personas detenidas por las fuerzas de orden p¨²blico.

Hay, sin embargo, vetos impl¨ªcitos e imposibilidades de hecho para entrar en otros asuntos. No nos referimos, desde luego, a aquellos que la prudencia pol¨ªtica o el simple patriotismo aconsejan manejar con excepcional delicadeza: as¨ª, los que se refieren a los pleitos de nuestra pol¨ªtica exterior o a las materias de inter¨¦s estrat¨¦gico. Pero fuera de ello, siguen funcionando los tab¨²es: sobre personas concretas -supuestamente intocables-, sobre estamentos varios -que saldr¨ªan muy beneficiados de una mayor transparencia informativa-, sobre dossiers pol¨¦micos, que arrastramos de la ¨¦poca de descontrol administrativo que caracteriz¨® los a?os de democracia org¨¢nica.

En este, como en otros frentes, estamos ante el divorcio de la realidad con la Espa?a oficial. Por eso es bueno que se levante la declaraci¨®n de materia reservada sobre una carpeta, pero ser¨ªa mejor que estas materias no existieran. Porque no tiene sentido que exista un sistema de censura previa mezclado con el sistema de libertad que la ley reconoce a los medios informativos.

En este caso concreto conviene a?adir algo m¨¢s: la actitud del Ministerio de Asuntos Exteriores, que desde 1971 aconsej¨® al de informaci¨®n la aplicaci¨®n del secreto oficial sobre Guinea, ha estado fundada en el prop¨®sito de preservar la seguridad de los ciudadanos espa?oles residentes en aquel pa¨ªs. Si ahora el secreto oficial se levanta, es presumiblemente porque el Gobierno est¨¢ dispuesto y en condiciones de garantizar toda clase de protecci¨®n a los residentes espa?oles en Guinea Ecuatorial. Por lo dem¨¢s, y por encima de toda diferencia pol¨ªtica, es preciso que el Gobierno mantenga la ayuda econ¨®mica y de cualquier otro signo que merece el ¨²nico Estado africano de habla espa?ola.