El a?o de S¨¢nchez

En su ya cl¨¢sica comparecencia de fin de a?o, Pedro S¨¢nchez fue m¨¢s all¨¢ del ejercicio que se cierra estos d¨ªas y afirm¨®: ¡°Espa?a es hoy un pa¨ªs mejor que en 2018¡±, cuando ¨¦l asumi¨® el Gobierno. Por mucho que el griter¨ªo de la oposici¨®n pregone a diario la cat¨¢strofe, resulta dif¨ªcil contradecir esa apreciaci¨®n. En el ¨¢mbito econ¨®mico los datos son incontestables, con Espa?a triplicando la tasa de crecimiento de la UE y un r¨¦cord hist¨®rico de 21,3 millones de afiliados a la Seguridad Social. En el terreno pol¨ªtico, el gran problema que aflig¨ªa al pa¨ªs, la fractura en Catalu?a, se ha visto considerablemente aliviado, m¨¢s a¨²n tras las elecciones que en mayo pusieron fin a d¨¦cadas de hegemon¨ªa independentista.

Reconocer esos logros no significa compartir el triunfalismo del presidente en todos los ¨®rdenes. S¨¢nchez dedic¨® buena parte de su discurso a glosar los resultados econ¨®micos, su punto m¨¢s fuerte, como lo prueba que el PP haya renunciado a hacer oposici¨®n en este tema. Pero las brillantes cifras macroecon¨®micas no alcanzan a todos los sectores de la poblaci¨®n y queda mucho por hacer en aspectos como la reducci¨®n de la desigualdad. Con ese prop¨®sito, el Gobierno anunci¨® para 2025 importantes aumentos de las pensiones m¨ªnimas y del ingreso m¨ªnimo vital. La imparable carest¨ªa de la vivienda es el gran desaf¨ªo pendiente, reconocido tambi¨¦n por S¨¢nchez. Por ah¨ª se escurre para muchos espa?oles el aumento del capital disponible ¡ªun 3,1% en la primera mitad de 2024¡ª del que presumi¨® el presidente. La tasa de paro ¡ªespecialmente el juvenil¡ª, los problemas de productividad o el insuficiente gasto en investigaci¨®n son otros de los d¨¦ficits estructurales apuntados por el jefe de Gobierno cuando trat¨® de evitar la ¡°autocomplacencia¡±.

S¨¢nchez hizo un balance pol¨ªtico m¨¢s breve, al t¨¦rmino de un a?o muy complicado. Habl¨® del ¡°tornado de crispaci¨®n¡± agitado por PP y Vox y evit¨® las cr¨ªticas a algunos de sus socios, que tambi¨¦n alimentan la sensaci¨®n de fragilidad de la legislatura. La capacidad de forjar acuerdos a derecha e izquierda le ha dado a Espa?a una estabilidad gubernamental ausente hoy en Francia, Alemania y buena parte del mundo occidental. Pero no oculta las estrecheces parlamentarias de estos 13 meses ni la impresi¨®n de debilidad pol¨ªtica que proyectar¨¢ si no consigue aprobar los primeros presupuestos de su nuevo mandato. Por m¨¢s que en Espa?a sea posible seguir gobernando con cuentas prorrogadas, tanto en el Gobierno central como en los auton¨®micos.

En medio de una intensa actividad judicial en su entorno m¨¢s pr¨®ximo, S¨¢nchez evit¨® esta vez las cr¨ªticas frontales a la actuaci¨®n de algunos jueces. Al Gobierno no le faltan motivos para denunciar decisiones como m¨ªnimo estrafalarias en los casos que afectan a la familia del presidente o al fiscal general del Estado. No as¨ª en el que ha llevado a la imputaci¨®n del exministro y exn¨²mero dos del PSOE, Jos¨¦ Luis ?balos, cuyo fundamento y gravedad parecen evidentes. Y sobre el que se sigue echando de menos una explicaci¨®n en profundidad del l¨ªder socialista por tratarse de alguien que fue de su m¨¢s estrecha confianza.

La mayor¨ªa parlamentaria que sustenta al Ejecutivo es inmune por ahora al ruido judicial. Pero la pinza de los extremos, Podemos y Junts, no permite descartar ni el accidente ni un brusco cambio de estrategia del expresident. Puigdemont tiene la oportunidad de redimirse de la fantas¨ªa sin salida a la que condujo a Catalu?a, pero parece decidido a seguir apostando por la amenaza de inestabilidad como m¨¦todo de supervivencia pol¨ªtica. Y S¨¢nchez dej¨® este lunes un claro mensaje para contentarlo: su disposici¨®n a reunirse con ¨¦l sin estar amnistiado, uno m¨¢s de los procesos enredados en la mara?a judicial. Es un movimiento arriesgado para los socialistas, aunque esta vez la reacci¨®n del PP estar¨ªa condicionada por sus ¨²ltimos ¡ªy chocantes¡ª gestos de acercamiento a Junts para asediar al Gobierno a cualquier precio.