La solitaria presencia de Mc Carthy perjudica a Jimmy Carter
Ignorado por los medios de comunicaci¨®n, sin subsidios que financien su campa?a y sin que se le permita siquiera registrarse como candidato independiente a la presidencia en muchos estados, el ex senador Eugene McCarthy aparece en estos momentos como un peligro para los candidatos de los dos grandes partidos y en especial para Jimmy Carter.
McCarthy, que estuvo a punto de obtener la nominaci¨®n dem¨®crata en 1968 y tras quien se aglutin¨® la oposici¨®n liberal a la guerra de Vietnam en ese mismo a?o, emprendi¨® en esta ocasi¨®n la carrera hacia la presidencia sin contar con el apoyo de ning¨²n partido. Una minor¨ªa de j¨®venes entusiastas y de intelectuales liberales, muy inferior en n¨²mero a la que le sigui¨® hace ocho a?os, es su ¨²nico respaldo.Los m¨¢s recientes sondeos de opini¨®n atribuyen a McCarthy entre un 5 y un 6 por 100 de los votos, lo que puede ser suficiente en teor¨ªa para cambiar el signo de la elecci¨®n del 2 de noviembre, al menos en algunos Estados que, por su gran n¨²mero de votos electorales, son considerados como claves en la lucha por la Casa Blanca.
La estrategia declarada de McCarthy consiste en conseguir el n¨²mero necesario de votos electorales para que ninguno de los otros dos candidatos alcance la cifra necesaria de 270,con lo que ser¨ªa el Congreso quien deber¨ªa nombrar al pr¨®ximo presidente de Estados Unidos.
McCarthy cree que con que consiga 50 votos electorales ser¨¢ suficiente para impedir a Ford y a Carter ganar las elecciones, lo que, al trasladarse la elecci¨®n a la C¨¢mara, le dar¨ªa nuevas posibilidades de llegar a la presidencia.
Aunque es pr¨¢cticamente imposible que el ex senador de Minnesota alcance esos 50 votos, la alarma comenz¨® a cundir en los cuarteles generales de los republicanos y, especialmente, de los dem¨®cratas. El alto porcentaje de abstenci¨®n electoral que se prev¨¦, unido al gran n¨²mero de votantes que permanecen a¨²n indecisos y ese 5 ¨® 6 por 100 (una revista le atribu¨ªa hace unos d¨ªas, exageradamente sin duda, un 12 por 100) de votos pueden dar al traste con las previsiones m¨¢s cuidadas.
Carter ser¨¢ el m¨¢s perjudicado por la presencia de McCarthy en la carrera electoral, ya que el candidato independiente se atraer¨¢ buena parte de los votos del ala liberal del Partido Dem¨®crata. Por otra parte, McCarthy goza de grandes simpat¨ªas entre muchos electores jud¨ªos y cat¨®licos, dos minor¨ªas que tradicionalmente han votado por el candidato dem¨®crata.
En este sentido, los republicanos se benefician de la dispersi¨®n de fuerzas que McCarthy producir¨¢ en los dem¨®cratas, pero a su vez temen que pueda restarles a ellos mismos votos, entre los 34 millones de indecisos de que hablan las encuestas de opini¨®n.
Algunos l¨ªderes del Partido Dem¨®crata han salido en defensa de Carter, pidiendo a los electores de su partido que no voten por McCarthy. Tal fue el caso de Morris Udall, uno de los aspirantes a la nominaci¨®n presidencial por el Partido Dem¨®crata, que qued¨® en segundo lugar, aunque a mucha distancia de Carter, en la votaci¨®n de la convenci¨®n nacional dem¨®crata de Nueva York, el pasado mes de julio. Udall pidi¨® a los dem¨®cratas y a los independientes que apoyaran a Carter y no votaran por McCarthy, porque una dispersi¨®n de votos podr¨ªa significar cuatro nuevos a?os de Administraci¨®n republicana.
McCarthy, que ataca con iron¨ªa a dem¨®cratas y a republicanos, se queja, y evidentemente con raz¨®n, de la escasa atenci¨®n que prestan a su campa?a los grandes medios de difusi¨®n. Sus intentos para participar en los debates televisados fueron rechazados por la comisi¨®n federal de elecciones y perdi¨® su recurso ante los tribunales.
Mientras que Ford y Carter han recibido subsidios federales para su campa?a electoral de 21,8 millones de d¨®lares cada uno, Eugene McCarthy tiene que financiar sus espor¨¢dicas y breves apariciones en televisi¨®n con los fondos que consiguen recaudar sus entusiastas partidarios, en gran parte estudiantes.
El programa del candidato independiente es, con mucho, el m¨¢s liberal de los existentes en esta campa?a. McCarthy propugna restricciones dr¨¢sticas en los presupuestos de defensa, la abolici¨®n de las fuerzas de operaciones especiales, el control constitucional de las agencias de inteligencia y critica la personalizaci¨®n de la presidencia como componente antidemocr¨¢tico del sistema norteamericano. Para McCarthy, no existen diferencias reales entre los programas de Ford y Carter, que olvidan, en su opini¨®n, temas esenciales como la integraci¨®n racial, la educaci¨®n, la sanidad, el desempleo, etc¨¦tera.
Al no estar respaldado por ning¨²n partido, McCarthy necesita que un determinado n¨²mero de electores de un estado soliciten que se incluya su nombre en la papeleta electoral. Mediante juicios, recursos y una lenta recogida de firmas, McCarthy ha conseguido estar presente en las elecciones de 30 estados y conseguir¨¢ probablemente estar en alguno m¨¢s antes del 2 de noviembre, aumentando as¨ª el peligro para Jimmy Carter.
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