"Es urgente entablar una negociaci¨®n con el Gobierno"
EL PAIS.-Como en Espa?a, aqu¨ª, en Par¨ªs algunos comentaristas, despu¨¦s de la reuni¨®n de su partido, en Miraflores, opinan que usted va a pasar por ventanilla de un momento a otro. ?Es cierto?Ruiz-Gim¨¦nez.- El Manifiesto de Miraflores es m¨¢s profundo que una resoluci¨®n para pasar o no por ventanilla. Lo acordado son las condiciones que consideramos necesarias no para pasar por ventanilla, sino para participar en las elecciones y en la restauraci¨®n de la democracia. La ventanilla es secundario. Con anterioridad, los partidos de oposici¨®n tendr¨ªan que obtener una negociaci¨®n con el Gobierno y del resultado de esta ¨²ltima depender¨ªa la inscripci¨®n en el registro de asociaciones. Y no a la inversa.
EL PAIS.-?Cu¨¢les son a su juicio los puntos m¨¢s conflictivos para la restauraci¨®n de la democracia en Espa?a?
R. G.-Son dos, a mi modo de ver. Pero yo no les llamar¨ªa puntos conflictivos, sino las dificultades que se alegan por parte de los poderes p¨²blicos para avanzar en la l¨ªnea de una democratizaci¨®n en la que participen todos los espa?oles. Se trata del problema de las nacionalidades y del que plantea el partido comunista. Lo cierto es que sin una soluci¨®n satisfactoria para ambos puntos, se corre el grave riesgo de frustrar una marcha pac¨ªfica y solidaria hacia la consulta popular y apertura del per¨ªodo constituyente. Adem¨¢s, ambos problemas son solubles en cuanto se entable una aut¨¦ntica negociaci¨®n entre el Gobierno y la oposici¨®n.
EL PAIS.- A su juicio, ?cu¨¢les ser¨ªan esas soluciones?
R. G.-Por lo que respecta a las nacionalidades, hay que pensar que una perspectiva federal del Estado, permitir¨ªa dos cosas fundamentales: primero, evitar el riesgo de disgregaci¨®n (separatismo) y, segundo, recoger¨ªa lo que hay de leg¨ªtimo en las exigencias de autonom¨ªa de las diferentes nacionalidades y regiones. Como ejemplo, ah¨ª est¨¢n la estructura federal alemana, la suiza y la que se anuncia en B¨¦lgica. Estos testimonios prueban que el federalismo es soluci¨®n pol¨ªtica a la altura de nuestros tiempos, m¨¢xime en una Europa que tendr¨¢ que estructurarse federalmente. Sentar la base de esa estructura federal, con el respaldo popular, ser¨ªa una tarea de las Cortes.
EL PAIS.-?C¨®mo solucionar¨ªa la otra dificultad, es decir, la del partido comunista?
R. G.-Ya se han dado todos los argumentos en favor de su legalizaci¨®n. Pero hay que repetirlos porque es la cuesti¨®n en la que m¨¢s se obstinan los elementos reaccionarios del sistema. En primer lugar existe una raz¨®n ¨¦tica: el derecho de asociaci¨®n, es un derecho fundamental, humano, y no puede privarse de ¨¦l a ning¨²n hombre. As¨ª lo afirman los pactos civiles que Espa?a acaba de ratificar en las Naciones Unidas, y, aqu¨ª se dice que estos derechos no pueden ser objeto de discriminaci¨®n de ninguna especie. Pero existen razones m¨¢s pol¨ªticas. Primera: La prohibici¨®n de un partido, el comunista, en este caso, colocar¨ªa en situaci¨®n muy dif¨ªcil, l¨ªmite, a los dem¨¢s partidos democr¨¢ticos que hubiesen de legalizarse. Segunda: marginar al PC, implicar¨ªa, de hecho, marginar a un sector muy importante del mundo obrero, agudizando con ello un factor de inestabilidad de la democracia futura, como ya pas¨® en la restauraci¨®n de finales de siglo con el partido socialista. Tercera: s¨ª con ese no reconocimiento se pretende anularlo o reducir su influencia, se conseguir¨ªa exactamente lo contrario, como lo prueban los a?os de despu¨¦s de la Guerra Civil. Cuarta: si el Rey y el Gobierno han repetido su voluntad y su compromiso de llevar a Espa?a a un sistema del tipo de los de Europa occidental, es un hecho indiscutible que ning¨²n pa¨ªs tiene prohibido el partido comunista. Incluso hay que pensar que el PC formar¨¢ parte del Parlamento Europeo que, en 1978, ser¨¢ elegido por sufragio universal. En fin, comprendo el deseo y la urgencia del gobierno de que se legalicen los partidos con que cuenta la vida pol¨ªtica espa?ola. Pero, para esto, no tendr¨ªan que excluir a ninguno.
EL PAIS.-Como usted sabe, el Rey llegar¨¢ a Par¨ªs, en visita oficial, el pr¨®ximo 27. Teniendo en cuenta que Giscard D'Estaing, parece revelarse, desde hace tiempo, como avalista de la restauraci¨®n de la democracia en Espa?a, le concede usted una importancia especial a esta visita, en los momentos decisivos que vive Espa?a?
R. G.-Me parece importante ese contacto con Francia, cuna de libertades, que, adem¨¢s, juega un papel considerable en la CEE. Es evidente que Giscard D'Estaing ser¨¢ fiel a esa tradici¨®n, que se refleja en su reciente libro, Democracia francesa, en el que no hay ning¨²n cap¨ªtulo que se titule: ?Sobre la exclusi¨®n del partido comunista franc¨¦s, de la democracia francesa?. Si se excluye al PCE, ?creer¨ªa Giscard que, en Espa?a, se ha establecido una democracia de corte europeo?
EL PAIS.-Ya que estamos en Francia, y en Europa: Pensando que aqu¨ª, el partido socialista est¨¢ aliado al comunista, en la llamada uni¨®n de la izquierda, si en Espa?a se excluyera al PC, ?cree usted que se radicalizar¨ªan los partidos socialistas de la CEE y, por reflejo, el PSOE?
R.G.-S¨ª, en efecto, es un grave peligro y una raz¨®n m¨¢s para que no se haga discriminaci¨®n alguna. Los partidos democr¨¢ticos, no comunistas, en Espa?a, son quienes en una noble contienda electoral, y con votos, pueden contrarrestar cualquier peligro de los que imagina la derecha antidemocr¨¢tica. Y, esto, no s¨®lo con votos, sino con medidas de cambio profundo de las estructuras econ¨®micas, para desarraigar las injusticias que son el verdadero fundamento de los extremismos revolucionarios.
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