Aparejadores y arquitectos t¨¦cnicos, a la b¨²squeda de su identidad y responsabilidades espec¨ªficas
Cualquier an¨¢lisis en profundidad de la profesi¨®n de aparejador Y arquitecto t¨¦cnico (empleados indistintamente para designar el cuerpo profesional que ejerce con uno u otro t¨ªtulo) ha de enmarcarse en el ¨¢mbito de la construcci¨®n, ya que tanto su evoluci¨®n como sus caracter¨ªsticas est¨¢n condicionadas a las exigencias y necesidades de este sector.El sector, de la construcci¨®n tiene una importancia fundamental en la econom¨ªa del pa¨ªs, ya que por una parte su nivel de actividad, es un bar¨®metro de la actividad general, y por otra, los productos que de esta industria emanan, b¨¢sicamente la vivienda, constituyen bienes fundamentales para la manutenci¨®n y sustentaci¨®n del hombre.
En cuanto a su evoluci¨®n, la historia de la urbanizaci¨®n es la historia del d¨¦ficit de viviendas y de servicios conexos. En la actual sociedad industrial, concretamente en la Espa?a de hoy, Ia construcci¨®n constituye un entretenimiento de los sistemas de trabajo en el sector industrial y act¨²a como puente entre la agricultura y la industria. En este contexto, la construci¨®n, entendida como negocio de unos empresarios y no como satisfacci¨®n de unas necesidades humanas, es una fuente de problemas sociales.
En vez, de lograr el fin esencial de la construcci¨®n, que es promover el medio id¨®neo habitable para el desarrollo de la cultura social, se han invertido los fines y, en vez de un medio habitado por y para el hombre y su liberaci¨®n, lo que se ha conseguido es un medio de esclavizaci¨®n.
La propiedad y disponibilidad del suelo se han convertido en instrumento de especulaci¨®n y r¨¢pido enriquecimiento de, unos pocos. Esto, unido a la legislaci¨®n vigente, pensada para su particular beneficio, hace que sobre el suelo incidan la mayor¨ªa de capitales especulativos de la naci¨®n y del extranjero, con lo que se consigue que la persona viva en ciudades o pueblos pensados y planificados para la obtenci¨®n del m¨¢ximo beneficio del suelo en el plazo m¨¢s breve de tiempo. Esta subversi¨®n de valores se realiza a trav¨¦s de los dos sujetos b¨¢sicos de la producci¨®n inmobiliaria: el promotor y el constructor, quienes act¨²an motivados por la l¨®gica del m¨¢ximo beneficio. De este pacto, la que m¨¢s se resiente es la calidad.
Se impone, por tanto, la adopci¨®n de medidas fiscalizadoras para convertirlas en socializadoras, a fin de controlar la excesiva incidencia del valor del suelo, la actualizaci¨®n de las leyes de la construcci¨®n, sobre todo en lo que , a arrendamientos y financiaci¨®n se refiere; la desaparici¨®n del ente promotor-constructor en beneficio de la calidad, y una adecuada Ley Fiscal que castigue la evasi¨®n de impuestos en este sector y castigue, tambi¨¦n, el fraude.
Cambio radical
Los cambios en el sector actividad empresarial, racionalizaci¨®n, introducci¨®n de t¨¦cnicos, prefabricaci¨®n- han provocado un cambio radical en el concepto primitivo en cuanto a atribuciones y formas de ejercicio de la profesi¨®n de aparejadores y arquitectos t¨¦cnicos. En la medida que la promoci¨®n se convierte en una actividad empresarial, la figura del profesional tiende a perder su car¨¢cter liberal para convertirse en un asalariado y pasa a vender a la empresa su capacidad de trabajo profesional de una forma continuada y al servicio de una actividad productiva permanente. Hoy, la dependencia del profesional de los intereses empresariales es casi completa, quedando s¨®lo algunos casos de independencia aparente en los supuestos de peque?os proyecto s y obras que indirectamente tambi¨¦n dependen de los intereses globales.Para entender la problem¨¢tica general de la profesi¨®n es conveniente tener en cuenta algunos aspectos hist¨®ricos de la misma. Las relaciones entre las diversas profesiones del ramo se han planteado m¨¢s como un reparto de privilegios y prerrogativas que como una coordinaci¨®n racional del campo del trabajo, lo que ha producido m¨²ltiples enfrentamientos interprofesionales.
La figura del aparejador se constituye dentro de una estructura corporativa r¨ªgidamente jerarquizada en la que se le asigna un papel de auxiliar del arquitecto, lo que determina que se tome a ¨¦ste como punto de referencia en sus demandas, de atribuciones, lo que ser¨¢ causa de muchas de las frustraciones profesionales.
Los planteamientos docentes de la profesi¨®n se han basado en unos supuestos excesivamente abstractos, desligados de la realidad profesional y en funci¨®n m¨¢s bien de las estructuras socioprofesionales jerarquizadas que de las actividades reales a desempe?ar dentro del proceso productivo. En definitiva, la profesi¨®n ha perdido prestigio dentro de la estructura social, por lo que se impone, entre otras cosas, aumentar la calidad de t¨¦cnicos para poder ocupar los puestos de trabajo desde los que puedan cumplir mejor la funci¨®n social que les corresponde.
Funci¨®n social
Lo que llamamos funci¨®n social de la profesi¨®n, es decir, que los profesionales asuman la defensa de los usuarios de viviendas frente a los intereses econ¨®micos de los promotores y constructores, se apoya en la definici¨®n que los decretos de atribuciones hacen de la profesi¨®n y en los especiales conocimientos que deben ser puestos al servicio de los ciudadanos.,Seg¨²n la legislacion, es el propietario quien debe nombrar al aparejador para que ¨¦ste supla su falta de conocimientos en la t¨¦cnica de la edificaci¨®n y pueda controlar la correcta realizaci¨®n por parte del constructor. Actualmente, sin embargo, quien nombra al aparejador es el promotor. De esta manera el verdadero propietario, que es el usuario que adquiere la vivienda, queda en situaci¨®n de indefensi¨®n; e igualmente el aparejador deja de cumplir la funci¨®n social que le fue encomendada.
Para hacer frente a estas degradaciones podr¨ªa, por un lado, dotarse a los Colegios de Aparejadores de medios legales que garanticen la autoridad de sus colegiados en la defensa de los-consumidores-usuarios de viviendas y de la calidad de la construcci¨®n. O lo que es lo mismo, que la defensa del propietario-usuario la asuma el Colegio como colectivo organizado.
Por otro lado habr¨ªa que realizar un estudio profundo de los principios en que se rigen los Colegios de Aparejadores y Arquitectos t¨¦cnicos, que agrupan a m¨¢s de 15.000 profesionales de toda Espa?a, los cuales deber¨ªan adaptarse a las exigencias de la nueva sociedad democr¨¢tica en que nos desenvolveremos en el futuro muy pr¨®ximo. Para ello habr¨¢ que extender entre los profesionales una concepci¨®n menos individualista y m¨¢s colectiva de la profesi¨®n, que sea capaz de defender los intereses de las personas y de la colectividad, y de proponer objetivos, no s¨®lo econ¨®micos, sino tambi¨¦n sociales democr¨¢ticos y de afirmaci¨®n de la dignidad humana.
Futuro
Coherentemente con todo lo expuesto, el futuro de la profesi¨®n se apoya en la b¨²squeda de una identidad y un ¨¢rea espec¨ªfica de responsabilidades.Diversos sectores plantean la situaci¨®n del aparejador en lo sucesivo como t¨¦cnico formado a nivel superior, lo cual comportar¨ªa la desaparici¨®n de la actual titulaci¨®n y la creaci¨®n de ciclos de formaci¨®n para los ya titulados. Este nuevo aparejador ser¨ªa el responsable total de la direcci¨®n de obra, requiri¨¦ndole, por tanto, una total dedicaci¨®n a ella. Se tratar¨ªa as¨ª de adaptar las funciones del aparejador a las actuales necesidades del proceso productivo y a la demanda profesional del sector a nivel nacional e internacional, logrando que la profesi¨®n se integre totalmente en el status mundial del ingeniero de la construcci¨®n o de la edificaci¨®n.
Entra?ar¨ªa una gran complejidad la adaptaci¨®n del t¨¦cnico actual, que act¨²a con escasas visitas a la obra y, que no conoce la t¨¦cnica de la construcci¨®n en su concepto m¨¢s pr¨¢ctico, ni generalmente en otros aspectos, como programaci¨®n de obras, control de costes, conocimiento y valoraci¨®n de unidades de obra a precios de mercado. Este conocimiento, que no se adquiere en un aula de una universidad, tal como est¨¢n estructuradas en la actualidad, sino con, el ejercicio continuado a pie de obra, lo posee hoy el aparejador que trabaja como jefe de obra, profesional que estar¨¢ en ¨®ptimas condiciones de desempe?ar las funciones que se han estimado como futuro deseable de la profesi¨®n de aparejador.
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